Se salvó de perder el dinero

Mientras viajaba en taxi de una ciudad a otra en Nigeria (África occidental), un hombre analizó con uno de los viajeros la lección “Prácticas que Dios odia”, del folleto ¿Qué exige Dios de nosotros? Cuando el vehículo se detuvo en un restaurante, el viajero que había mostrado tanto interés en el folleto dijo, señalando a un paquete que llevaba: “Es dinero. [...] Lo sustraje de una de las maletas de la parte trasera del taxi”.

Sin embargo, al viajero ahora le remordía lo que había hecho y quería devolver el dinero a su dueño. El paquete, que contenía 150.000 nairas (1.700 dólares, aproximadamente), pertenecía a un joven comerciante que también viajaba en el taxi. El ladrón, que había seguido a su víctima unos 500 kilómetros, le dijo que diera gracias al hombre que le había explicado la información del folleto, pues esa era la causa por la que le devolvía el dinero.

Cuando el conductor y los demás pasajeros se enteraron de lo ocurrido, se quedaron atónitos y pidieron el folleto. El comerciante, que nunca había permitido que los Testigos le hablaran, quiso estudiar la Biblia.

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