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El estrés, grave amenaza para la salud¡Despertad! 2010 | junio
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El estrés, grave amenaza para la salud
“Trabajo muchas horas y en jornadas muy variables, de día y de noche. A menudo tengo que practicar una operación quirúrgica en un hospital y, al terminar, apenas dispongo de unos minutos para llegar a otro hospital esquivando el tráfico y practicar la siguiente operación.” (Doctor Peter Stuart, de Sudáfrica)
QUIZÁS pueda imaginarse cómo se siente este médico, aun cuando su estrés se deba a razones muy distintas a las de él. Ahora bien, independientemente de lo que a usted le estrese —sea el intenso tráfico, las relaciones tensas en el hogar o el trabajo, o cualquier otra cosa—, lo cierto es que el estrés no nació ayer.
Hace más de treinta siglos, un aguerrido soldado admitió con toda franqueza: “El temblor mismo entra en mí, y me cubre estremecimiento” (Salmo 55:5). Aquel hombre sabía por experiencia lo que era el estrés. De muy joven, cuando era pastor, se había enfrentado a un león, después a un oso y más tarde a un temible soldado que lo amenazó de muerte (1 Samuel 17:4-10, 23, 24, 34-36, 41-51).
Con todo, el estrés en sí mismo no es malo. Por ejemplo, puede prepararnos para afrontar una dificultad. Así, en situaciones de vida o muerte, ha hecho posible que algunas personas realicen proezas que jamás se hubieran imaginado. Y al tener alguna tarea urgente, el estrés ocasiona una descarga de adrenalina que nos permite terminarla a tiempo.a
Sin embargo, cuando el estrés llega a ser constante y el cuerpo no se relaja, surgen problemas. Según una especialista, “el estrés es la amenaza número uno para la salud y el bienestar”. Si usted siente que ya no aguanta más o quiere evitar llegar a ese punto, tal vez se pregunte: “¿Hay algo que pueda hacer para aliviar la tensión?”.
Afortunadamente sí. Puede seguir unos consejos que han ayudado a muchos, están al alcance de todos y provienen de una fuente que tal vez usted no se imaginaba: la Palabra de Dios, la Biblia. Aunque no es un libro de medicina ni de autoayuda, la Biblia imparte sabiduría práctica que es de gran utilidad. En ella se explica por qué hay tanto estrés en nuestros días e identifica los factores que lo causan o lo propician. Además, contiene buenas sugerencias que contribuyen a reducir y controlar el estrés.
[Nota]
a La adrenalina es una hormona liberada por las glándulas suprarrenales que ayuda a actuar en situaciones de emergencia.
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Cómo nos afecta el estrés¡Despertad! 2010 | junio
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Cómo nos afecta el estrés
¿Qué pasa cuando usted corre para subir al autobús? ¿Verdad que su cuerpo reacciona inmediatamente? Así es, la tensión arterial aumenta y el corazón le palpita más deprisa. Pero aun si no alcanza el autobús, se espera que su frecuencia cardíaca y su respiración vuelvan a la normalidad.
AHORA BIEN, no sucede lo mismo si tiene que lidiar con una situación estresante prolongada. En ese caso, puede que la tensión muscular, los problemas digestivos y la tensión arterial alta tarden en desaparecer. Cada vez son más las personas que viven estresadas. Por ejemplo, muchos se sienten así al verse atrapados en un trabajo sin porvenir. ¿Cómo repercute el estrés en el cuerpo y en la salud?
Sus efectos en el organismo
La doctora Arien van der Merwe, experta en la materia, explica los efectos que produce el estrés en el organismo. Este reacciona al instante y da origen a una compleja “cascada de estrés, constituida por hormonas y sustancias neuroquímicas que corren por todo el cuerpo preparando cada órgano y sistema para pasar al estado de alerta roja”.
Cuando eso sucede, el cuerpo está listo para entrar en acción de una manera excepcional. Todos los sentidos —especialmente la vista, el oído y el tacto— entran en juego. El cerebro reacciona enseguida, y las glándulas suprarrenales liberan al instante potentes hormonas que aceleran el corazón y activan los músculos, los pulmones y otros órganos para hacer lo que sea necesario a fin de manejar la situación estresante.
Así que, en caso de emergencia, la respuesta del organismo al estrés puede salvarnos la vida, por ejemplo, haciendo que nos apartemos de un salto al ver venir un auto a toda velocidad. Pero la situación es muy distinta si el estrés es constante.
Cuando se convierte en un enemigo
¿Y si el organismo está siempre acelerado? Los músculos permanecen tensos, el pulso y la tensión arterial siguen altos, y los elevados niveles de colesterol, grasas, azúcares, hormonas y otras sustancias químicas se quedan en la sangre. Lo normal es que esos niveles se eleven para producir breves e infrecuentes estallidos de actividad intensa. Pero cuando se mantienen elevados por un buen tiempo, acaban afectando algunos órganos importantes. ¿De qué manera?
Tal vez comience a padecer dolores de espalda o de cabeza, tensión muscular y espasmos en el cuello. Los médicos opinan que estos síntomas suelen estar relacionados con el estrés crónico. Este puede disminuir la creatividad y la productividad, así como apagar el entusiasmo y deteriorar las relaciones personales. Además, es posible que cause el síndrome de colon irritable, diarrea y espasmos esofágicos. Incluso a veces tiene consecuencias más graves. Por ejemplo, podría provocar daños como un ataque cardíaco, apoplejía, insuficiencia renal, problemas cardiovasculares y diabetes, o empeorar algunos de estos.
La doctora Van der Merwe señala que, “debido a la secreción de cortisol producida por el estrés prolongado, se tiende a acumular grasa en el abdomen y la espalda”. El estrés origina o agrava enfermedades de la piel, como el eccema y la psoriasis. También se ha vinculado el estrés grave a la depresión, la agresividad y el agotamiento nervioso. Se sabe, además, que puede causar una pérdida permanente de memoria y concentración. Y cuando el sistema inmunológico se debilita gravemente por el estrés prolongado, uno es vulnerable a padecer desde un resfriado común hasta cáncer y cualquier enfermedad autoinmune.
Como el estrés repercute tanto en nuestro bienestar físico, mental, emocional y espiritual tenemos que aprender a controlarlo. Sin embargo, no nos conviene eliminar por completo nuestra respuesta al estrés. ¿Por qué?
Pues bien, podríamos comparar el estrés con un caballo lleno de brío. Por lo regular, un paseo en un caballo así resulta placentero y al mismo tiempo emocionante; pero si este se desboca, puede poner en peligro nuestra vida. Del mismo modo, el estrés en niveles controlables puede hacer la vida placentera y al mismo tiempo emocionante: contribuye a nuestra creatividad, productividad, entusiasmo y salud.
Pero ¿cómo mantenerlo en niveles controlables? En el siguiente artículo se presentan algunas maneras eficaces de controlar el estrés y de responder a este.
[Recuadro de la página 5]
MARAVILLOSAMENTE HECHOS POR UN SABIO Y AMOROSO CREADOR
Contrario a lo que muchos afirman, nuestra reacción ante el estrés no es un vestigio de la respuesta del hombre prehistórico a la amenaza de un mamut o un tigre dientes de sable. En vez de eso, nuestros complejos sistemas fisiológicos han sido hábilmente formados por un Creador magistral. Por ejemplo, el intrincado proceso de coagulación, la extraordinaria capacidad de la sangre para combatir infecciones y curar heridas, así como la elaborada respuesta del organismo al estrés son un claro testimonio de que existe un sabio y amoroso Diseñador.
Estos sistemas confirman que ‘de manera que inspira temor estamos maravillosamente hechos’ (Salmo 139:13-16). El cuidado físico y espiritual que Dios nos dispensa con tanto amor, así como la manera en que él nos creó para disfrutar de la vida, nos convence de que en el venidero Paraíso terrestre no habrá causa alguna de lamento ni dolor ni muerte (Revelación [Apocalipsis] 21:3-5).
[Ilustración de la página 5]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
EFECTOS PERJUDICIALES DEL ESTRÉS PROLONGADO
Dolor de cabeza
Rechinamiento de dientes
Dolor en el cuello
Enfermedades cardíacas
Úlceras
Dolor de espalda
Espasmos musculares
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Cómo controlar el estrés¡Despertad! 2010 | junio
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Cómo controlar el estrés
La Biblia predijo que habría “tiempos críticos, difíciles de manejar”, y no hay duda de que nuestros tiempos son realmente críticos y estresantes (2 Timoteo 3:1).
COMO todo el mundo sabe, es más fácil apagar un fuego pequeño que uno de grandes proporciones. De igual modo, resulta más fácil controlar el estrés cuando es poco que cuando es intenso y se ha hecho crónico. Una doctora dice que “el control diario del estrés debe ser una prioridad en nuestra ajetreada vida”.a
El control diario del estrés cumple dos propósitos. Primero, nos ayuda a reducir las situaciones desencadenantes que puedan evitarse. Y segundo, nos ayuda a controlar nuestra respuesta a las situaciones estresantes que sean inevitables.
Ahora bien, ¿nos da la Biblia la orientación necesaria para combatir el estrés?
Las verdades bíblicas son esenciales
Cuando asimilamos las verdades que contiene la Biblia, logramos captar los pensamientos reconfortantes y fortalecedores de nuestro Creador. Además, la Palabra de Dios brinda un sinfín de consejos muy valiosos para aliviar el estrés. Si los ponemos en práctica, evitaremos ‘sufrir sobresaltos y aterrorizarnos’ y sabremos afrontar las tensiones cotidianas (Josué 1:7-9).
La Biblia nos asegura que nuestro Padre celestial, Jehová, “es muy tierno en cariño, y misericordioso”, lo cual contribuye a reducir de un modo excepcional el estrés (Santiago 5:11). Patricia, que fue profesora de universidad en California, reconoce: “Algo que me ha ayudado mucho es pensar en la voluntad de Dios y en las cosas maravillosas que está realizando”.
Cuánto debió reconfortar a la gente oprimida y estresada la ternura que Jesús manifestaba en sus palabras y tratos. Él mismo hizo esta exhortación: “Vengan a mí, los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré” (Mateo 11:28-30, La Biblia de Nuestro Pueblo).
En consonancia con sus palabras, Jesús nunca fue insensible. Al contrario, siempre tuvo en cuenta las necesidades emocionales y físicas de sus discípulos, y hasta se encargaba de que descansaran cuando habían estado muy atareados en la predicación (Marcos 6:30-32). Podemos tener la certeza de que Jesús, quien ahora es Rey en los cielos, nos ve con empatía y ternura cuando experimentamos los efectos debilitantes del estrés. Él, en su misericordia, acude a nuestro auxilio brindándonos “ayuda al tiempo apropiado” (Hebreos 2:17, 18; 4:16).
El valor de la buena comunicación
La buena comunicación es uno de los medios más importantes para controlar eficazmente el estrés. La Biblia declara: “Resultan frustrados los planes donde no hay habla confidencial, pero en la multitud de consejeros hay logro” (Proverbios 15:22). Con razón muchos han comprobado que hablar con su cónyuge, un amigo o un compañero de trabajo es una gran ayuda para reducir el estrés.
La manera más importante, provechosa y accesible de “habla confidencial”, o franca, es la oración. En efecto, orar a Dios con regularidad contribuye a que las personas que acuden a él “no se inquieten por cosa alguna”. Muchos dan fe de que al apoyarse en la oración les embarga “la paz de Dios que supera a todo pensamiento”. Y tal como promete la Biblia, esta protege “sus corazones y sus facultades mentales” (Filipenses 4:6, 7; Proverbios 14:30).
Según cierto libro sobre el estrés, “las personas que cuentan con redes de apoyo social suelen tener mejor salud mental y sobrellevar más eficazmente el estrés que quienes tratan de hacerlo todo por sí mismos”. Y no hay mejor grupo de apoyo que el integrado por los siervos del único Dios verdadero, Jehová. Estos, en obediencia al mandato bíblico, se reúnen con regularidad y se animan unos a otros (Hebreos 10:24, 25). Uno de ellos comenta: “A veces, mi día de trabajo es muy largo y estresante. Pero cuando voy a la reunión noto que, al momento de la oración final, el estrés ha desaparecido y me siento reconfortado”.
Y no debe pasarse por alto la importancia del sentido del humor. Eclesiastés 3:4 dice que hay “tiempo de llorar y tiempo de reír”. La risa es una buena medicina, pues como explica un doctor, “cuando reímos, el organismo libera endorfinas e inhibe la producción de adrenalina”, lo cual tiene efectos beneficiosos para la salud y el bienestar. Una mujer cuenta: “Mi esposo siempre sale con alguna cosa graciosa en las situaciones más estresantes, y eso ayuda mucho”.
Cualidades que reducen el estrés
La Biblia promueve cualidades que reducen el estrés. Entre ellas figuran “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad [y] autodominio”, las cuales constituyen “el fruto del espíritu [de Dios]”. Además, la Biblia nos insta a evitar cosas como “amargura maliciosa y cólera e ira y gritería y habla injuriosa”. Y luego añade: “Háganse bondadosos unos con otros, tiernamente compasivos, y perdónense liberalmente unos a otros” (Gálatas 5:22, 23; Efesios 4:31, 32).
Un médico confirma la importancia de aplicar dichos consejos bíblicos, especialmente en estos tiempos. “Tratar con respeto a los demás —comenta— alivia mucho el estrés.” La Biblia también nos ayuda a ser modestos, es decir, a no sobrestimar nuestras habilidades (Miqueas 6:8).
Dios espera que reconozcamos humildemente nuestras limitaciones físicas, mentales y emocionales, así como el hecho de que no podemos hacer todo lo que quisiéramos. Por mucho que nos cueste, necesitamos aprender a decir que no cuando nos pidan hacer cosas que, siendo realistas, no podamos realizar.
Desde luego, esto no quiere decir que si aplicamos los consejos bíblicos mencionados, desaparecerá por completo nuestro estrés. Lo cierto es que Satanás, el Diablo, ha centrado sus ataques en los siervos de Dios para demostrar que dejarán de adorar a Dios si se ven bajo mucho estrés (Revelación 12:17). No obstante, como hemos visto, nuestro Creador nos ofrece ayuda de muchas maneras para reducir y combatir el estrés.b
[Notas]
a Cuando el estrés es tan prolongado o grave que pudiera causar problemas de salud, se recomienda acudir a un profesional de la salud para recibir tratamiento médico.
b Para más información, consulte las series “Cómo reducir el estrés” y “¿Cómo soportar el ritmo frenético de hoy?”, publicadas en ¡Despertad! del 8 de febrero de 2005 y del 8 de febrero de 2001, respectivamente.
[Ilustración y recuadro de la página 9]
ALGUNAS MANERAS DE REDUCIR EL ESTRÉS
● No espere perfección ni de usted ni de los demás (Eclesiastés 7:16).
● Fíjese prioridades adecuadas (Filipenses 1:10, 11).
● Disfrute de la creación de Jehová (Salmo 92:4, 5).
● Acostumbre tener momentos de tranquilidad (Mateo 14:23).
● Sea equilibrado: haga ejercicio con regularidad, pero también descanse y duerma lo suficiente (Eclesiastés 4:6).
[Ilustración de la página 7]
La buena comunicación es fundamental para reducir el estrés
[Ilustración de la página 7]
Desarrollar cualidades cristianas contribuye a reducir el estrés
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