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¿Cuál es el propósito de Dios?¡Despertad! 1999 | 8 de febrero
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MUCHAS personas que cuestionan la existencia de un Dios omnipotente y amoroso preguntan: Si existe, ¿por qué ha consentido en el transcurso de la historia tanto sufrimiento y tanta maldad? ¿Por qué tolera la deplorable situación actual? ¿Por qué no elimina la guerra, la injusticia, la pobreza y otras lacras que se hallan en alarmante auge en muchísimos países?
Hay quienes dicen que Dios creó el universo, colocó a los seres humanos en la Tierra y luego dejó que se las arreglaran por sí solos. Según este parecer, él no sería culpable de las desgracias y amarguras que se acarrea la gente por su codicia o su mala gestión.
Otras personas, en cambio, desestiman esta teoría. Por ejemplo, Conyers Herring, profesor de Física y creyente en Dios, dice: “Rechazo el concepto de un Dios que en tiempos remotos puso en marcha un enorme mecanismo y luego se quedó sentado observando mientras el hombre se debate con sus enigmas. Una razón por la que lo descarto es porque en mi experiencia científica no hallo motivos para creer en un modelo de ‘mecanismo’ celeste que no precise nunca rectificaciones. Nuestras teorías científicas [...] siempre serán susceptibles de mejoras, pero estoy seguro de que jamás resultarán perfectas. Me parece menos arriesgado tener fe en la fuerza viviente que permite tal perfeccionamiento”.
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¿Cuál es el propósito de Dios?¡Despertad! 1999 | 8 de febrero
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Pero el Todopoderoso no “se quedó sentado observando mientras el hombre se debate con sus enigmas”. Tiene buenas razones para permitir que pasen estos milenios sin intervenir directamente en la vida de la mayoría de las personas.
Logra un buen fin
Los pasados seis mil años de historia tal vez parezcan una etapa muy larga en comparación con la esperanza de vida del hombre, inferior a cien años. Pero según el horario de Dios y su forma de ver el tiempo, estos milenios son como seis días: ni una semana. El apóstol Pedro indicó: “No vayan a dejar que este hecho en particular se les escape, amados, que un día es para con Jehová como mil años, y mil años como un día” (2 Pedro 3:8).
Pedro refuta a continuación las acusaciones de negligencia o tardanza dirigidas contra Dios: “Jehová no es lento respecto a su promesa, como algunas personas consideran la lentitud, pero es paciente para con ustedes porque no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).
Así pues, cuando concluyan los años que ha fijado, el Creador pondrá fin a la mala administración del planeta. Habrá dejado un tiempo más que suficiente para que el hombre demuestre que es incapaz de gobernarse y de eliminar la guerra, la violencia, la pobreza, la enfermedad y otras causas de sufrimiento. La experiencia probará lo que Dios señaló a los seres humanos en el principio: que para tener éxito deben acatar la guía divina (Génesis 2:15-17).
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