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“Tanto por tan pocos”
En el Ecuador, algo parecido les pasó a los hermanos de San Juan de Ilumán, una localidad del valle de Otavalo en la que viven muchos pueblos indígenas. En el año 2014, después de conseguir los permisos necesarios, empezaron a construir un Salón del Reino, pero un sacerdote movilizó a unas 100 personas y obligó a los hermanos a detener la construcción. Además, la comunidad ordenó a los testigos de Jehová que dejaran de tener sus reuniones.
Los departamentos de Asuntos Legales de la sucursal del Ecuador y de la central mundial trabajaron juntos para defender a la congregación de este atentado contra su libertad de culto. Se llevó el caso a los tribunales, y esto hizo que la comunidad dejara tranquilos a los hermanos y les permitiera reunirse de nuevo y terminar de construir el Salón del Reino. Pero, para proteger los derechos de los hermanos en el futuro, nuestros abogados les pidieron a los tribunales superiores que tomaran medidas para resolver una cuestión muy importante: ¿deben las comunidades indígenas respetar los derechos humanos internacionales?
El 16 de julio de 2020, la Corte Constitucional del Ecuador, el tribunal con más autoridad del país, atendió el caso. Los representantes de la congregación fueron hermanos del Ecuador que son abogados. Con ellos había otros cuatro hermanos que son abogados expertos en casos internacionales. Debido a las restricciones por la pandemia del COVID-19, esta reunión se realizó desde distintos países por videoconferencia. Esta es la primera vez que un tribunal permite que un equipo legal que representa a los testigos de Jehová presente su caso de esta forma.c El equipo de abogados hizo referencia a las autoridades legales internacionales para confirmar que una persona no deja de tener derechos humanos simplemente por formar parte de una comunidad indígena.
Un equipo internacional de abogados defendió los derechos de nuestros hermanos por videoconferencia.
Por ahora nuestros hermanos del valle de Otavalo están esperando la decisión de la Corte Constitucional y están muy agradecidos por la ayuda que han recibido. César, un anciano de la congregación Ilumán Quichua, dice: “Solo Jehová por medio de su organización es capaz de hacer tanto por tan pocos”.
Todos los abogados que representaron y asesoraron a nuestros hermanos eran testigos de Jehová y con gusto ofrecieron sus servicios sin cargo. Pero presentar estos casos, prepararse para ellos y defenderlos ante un tribunal costó tiempo y dinero.
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Por otro lado, casi 40 abogados de todo el mundo le dedicaron cientos de horas al caso del Ecuador.
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