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¿Puede usted vencer al cáncer?¡Despertad! 1986 | 8 de octubre
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La cirugía envuelve la extirpación quirúrgica del tejido canceroso y quizás de parte del tejido circundante.
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¿Puede usted vencer al cáncer?¡Despertad! 1986 | 8 de octubre
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En el pasado, la cirugía para el cáncer de mama requería a menudo mastectomía radical... extirpación que desfigura el seno, el tejido muscular circundante y los nodos linfáticos. ¿Todavía se considera esencial eso? El Dr. Bernard Fisher, experto en este tipo de cáncer, llegó a la conclusión de que por lo general no solo no se justificaba la mastectomía radical, sino que “la mastectomía simple, la extirpación de todos los tejidos del seno, no parecía mejorar la tasa de supervivencia a mayor grado que las simples ‘lumpectomías’ [la extirpación de solo la masa] con el tratamiento de radiación o sin él”.
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“Estoy venciendo al cáncer”¡Despertad! 1986 | 8 de octubre
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“Estoy venciendo al cáncer”
ROSE MARIE es una tejana muy feliz y extrovertida de sesenta y tantos años. En 1964, cuando estaba en la menopausia, descubrió que tenía un tumor. Ella pasa a relatar su alentadora historia:
Cuando por primera vez noté que tenía una protuberancia en el seno, me preocupó qué podía ser. Así que mi esposo me llevó al hospital para que me hicieran un examen. Esa fue la parte espantosa... sentarme a esperar por el veredicto. Cuando finalmente me dijeron que podía tener cáncer de mama, recuerdo que sentí como si alguien me hubiera dado una patada en el estómago. Entonces dio comienzo un estado de indecisión... ¿qué curso deberíamos tomar? Algunos médicos querían operarme y otros recomendaban algún tratamiento diferente. ¿Cómo nos decidimos?
Mi esposo consideró el asunto con un amigo que era médico, quien dijo que aunque la mayoría de las protuberancias en el seno eran benignas, había la posibilidad de que esta fuera maligna. Así que la opción era: ¿Deberíamos corrernos el riesgo de posponer la operación, o deberíamos extirpar inmediatamente la protuberancia ofensora? Decidimos juntos aceptar la intervención quirúrgica. La masa fue extirpada y se halló que no era maligna. Suspiré de alivio.
En 1965 descubrí otra protuberancia en el mismo seno. Fue un revés, pero no una derrota. Me operaron otra vez, y esta resultó ser benigna también. Por los siguientes dos años aguanté la respiración, por decirlo así, mientras todo continuó bien. Entonces, en 1967, me apareció una tercera protuberancia en el mismo seno. Los médicos mandaron que me hicieran una biopsia cuidadosa, y la masa resultó ser maligna. Me tendrían que extirpar el seno. Por consiguiente, un mes después me hicieron una mastectomía “simple”.
Pasaron ocho años sin problemas. Empecé a creer que había vencido al cáncer. Entonces en 1975 me hallé una protuberancia en el otro seno. En vista de mi historial pasado, los médicos optaron por efectuar una mastectomía de ese seno. Para asegurarse de que el cáncer no se propagara, también recomendaron una serie de tratamientos de radiación. Tengo que admitir que tal procedimiento me dio miedo. ¿Por qué?
En cada ocasión tenía que esperar con otras personas que también estaban recibiendo tratamientos de radiación. Tenían el rostro y el cuerpo marcados con un tinte rojo que indicaba dónde se concentraría la radiación. Ese era un cuadro inquietante. Entonces tenía que ir sola a ese cuarto especial de radiación. Todo parecía tan misterioso porque sabía que aquella fuerza invisible destruía el tejido, tanto las células malignas como las buenas. De todos modos, me sometí a 30 tratamientos de radiación en el curso de unas 15 semanas. Desde entonces, solo he necesitado dos intervenciones quirúrgicas menores para extirpar un tumor benigno de la espalda y otro de la cabeza.
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