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SurinamAnuario de los testigos de Jehová 1990
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y la esposa de Burt Simmonite, Connie, esperaba familia, de modo que pronto tendría que llegar otro misionero para relevar al hermano Simmonite como superintendente de sucursal.
Así que en noviembre de 1954 Burt dejó la superintendencia del país en manos de Dirk Stegenga, un tímido misionero holandés de solo veintidós años. Por supuesto, el hermano Stegenga necesitó un tiempo de adaptación.
Comienza la vida misional
Dirk, que hoy tiene cincuenta y siete años, recuerda: “Burt y Connie se marcharon a la obra de circuito dos días después de mi llegada, y Muriel estaba fuera del país, así que allí me hallaba yo, nervioso y solo en aquella gran casa”.
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SurinamAnuario de los testigos de Jehová 1990
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Algunos meses más tarde, Dirk y Burt dirigieron su atención a un territorio difícil donde aún no se había predicado: la selva tropical. ‘¿Lograremos establecer la obra allí?’, se preguntaban. Para descubrirlo, en septiembre de 1955 hicieron su equipaje y tomaron el tren de vapor hacia la densa selva. Comenzaba un capítulo apasionante de la predicación del Reino.
Corresponsales de ¡Despertad! en territorio hostil
Hasta entonces, ningún habitante de la selva tropical (amerindios y negros bush) había aceptado la verdad. Algunos negros bush habían escuchado el mensaje del Reino por primera vez en 1947, cuando se pronunciaron discursos en el cuartel militar donde se alojaban mientras visitaban la capital.
Además, en 1950 dos hermanos visitaron Gansé, un poblado bush de 1.300 habitantes situado a orillas del río Surinam. Ante esto, el pastor de la Iglesia morava se puso a decir: “Hay dos falsos profetas vendiendo libros”. Así que poco después de que los Testigos colocaran cuatro libros en la choza de un anciano, cientos de feligreses, instigados por el pastor, se pusieron a perseguirlos hasta el río con la intención de lincharlos. Los hermanos se metieron rápidamente en la canoa y se alejaron remando. Poco faltó para que los atraparan.
Cinco años después, mientras el tren de vapor que llevaba a Burt y Dirk entraba en la última estación, Kabel, a unas dos horas en bote de su destino final, Gansé, este suceso estaba muy vivo en su mente. ¿Cómo los tratarían esta vez? Para evitar reacciones hostiles, la Sociedad había pedido por escrito al jefe del poblado permiso para que dos corresponsales de ¡Despertad! visitaran Gansé a fin de recoger información para un artículo sobre los negros bush. La respuesta del jefe había sido que serían bien recibidos.
Cuando llegó a Gansé la embarcación de Burt y Dirk, el jefe y sus ayudantes estaban listos para la recepción. “Nos recibieron como a reyes —relata Dirk—. Tras mostrarnos dónde nos alojaríamos, una de las mejores casas del poblado, nos escoltaron hasta el río para que nos bañásemos, e incluso tuvieron la delicadeza de darse la vuelta hasta que acabamos. Luego conversamos amigablemente con ellos, en especial Burt, que hablaba sranan tongo.”
Al día siguiente, mientras les enseñaban el poblado, los hermanos testificaron con prudencia a algunos vecinos. Unos días más tarde, el domingo por la mañana temprano, partieron hacia Kabel. Allí pernoctaron en una pensión en espera del tren del día siguiente.a
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