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Suiza y LiechtensteinAnuario de los testigos de Jehová para 1987
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SE TANTEA UN BALUARTE CATÓLICO
En 1922, con ocasión de una de las visitas del hermano Rutherford, se había decidido intentar presentar un discurso público en Lucerna, fortaleza del catolicismo. Los hermanos habían conseguido un lugar capaz de acomodar a 850 personas sentadas, y se llenaron todos los asientos. Todos prestaron mucha atención y ni una sola persona abandonó la sala antes de concluir la conferencia. El auditorio había mostrado su plena conformidad por medio de reiterados y prolongados aplausos, que habían obligado al hermano Rutherford a regresar al atril del orador. Al despedirse del auditorio gritó en voz alta: “Auf Wiedersehen!”.
Él cumplió su promesa. Se hicieron preparativos para celebrar una asamblea internacional en Lucerna, del 4 al 7 de septiembre de 1936. Asistieron hermanos de prácticamente todo país europeo, algunos incluso de la Alemania nazi, a pesar de que arriesgaban su vida y su libertad al hacerlo. De hecho, agentes nazis fotografiaron en secreto a algunos asambleístas alemanes, los cuales fueron arrestados tan pronto como regresaron a sus hogares.
El título del discurso que presentaría el hermano Rutherford, discurso al que se le había dado amplia publicidad, era: “Armagedón, la batalla de Dios el Todopoderoso”. Sin embargo, en el último momento, las autoridades cantonales de Lucerna prohibieron que el público en general escuchase el discurso. Los hermanos pudieron escucharlo, pero una muchedumbre de aproximadamente dos mil personas no pudo entrar en el salón debido a que la policía se lo impidió. Sin embargo, los hermanos estaban resueltos a que el público recibiese el mensaje. Habían encontrado una imprenta que estaba dispuesta a imprimir la información en seis horas, de modo que el texto del discurso estuvo disponible para distribuirlo a todos aquellos a los cuales se les impidió la entrada en el salón. A causa de esto se dio un testimonio aún más extenso a la ciudad de Lucerna, para consternación del clero, quien estuvo detrás de la prohibición.
Cuando llegó a ser de conocimiento público que se había suprimido la libertad de reunión, muchos expresaron su indignación por medio de la prensa suiza. El National-Zeitung de Basilea formuló la siguiente pregunta al final de un extenso artículo: “¿Adónde ha ido a parar aquella libertad de la cual nos sentíamos tan orgullosos?”.
LOS ESFUERZOS DEL CLERO SE VUELVEN CONTRA ÉL
Al día siguiente, el hermano Rutherford, hombre franco y valiente, presentó una resolución a los asambleístas. En parte decía: “Les advertimos a los gobernantes de Alemania y a la jerarquía católica romana, y a todas las organizaciones similares que persiguen cruelmente a los verdaderos y fieles seguidores de Cristo Jesús, que el destino que Dios declara para tales personas es destrucción completa. (Sal. 145:20.)”. Un ejemplar de esta resolución se envió por correo certificado tanto al Papa como a Hitler.
Pero eso no fue todo. El último día de la asamblea, aproximadamente un millar de Testigos distribuyeron en Lucerna y los alrededores más de diez mil ejemplares del folleto Elegir, ¿Riquezas o Ruina? Algunos publicadores fueron arrestados y su literatura les fue confiscada. Varios periódicos criticaron las medidas adoptadas por las autoridades, pero en realidad, de esta manera se dio un testimonio más amplio. Lo que es más, se preparó una edición especial de La Edad de Oro que contenía todos los hechos acerca de esta asamblea.
Puede observarse la portada de esa revista en la que se hallaba dibujado el sombrero negro de un sacerdote en un poste y al fondo en el horizonte el contorno de Lucerna. El texto al pie del dibujo era “Der neue Gesslerhut” (“El nuevo sombrero de Gessler”). ¿Quién era este Gessler? En el poema épico de Friedrich Schiller titulado Guillermo Tell, a Gessler se le describe como un alguacil opresivo que trató de subyugar a las personas amantes de la paz que vivían en los alrededores del lago de Lucerna durante el siglo XIII. Se dice que colocó su sombrero en un poste y obligó a las personas a inclinarse ante él en señal de obediencia y sumisión. Por lo tanto, el símbolo del despotismo —el sombrero de Gessler— figuraba en la portada de este número especial de La Edad de Oro, haciendo así alusión a la supresión de la libertad de expresión inspirada en esta ocasión por el clero.
Se imprimieron 100.000 ejemplares de este número, de los cuales 20.000 se enviaron gratis por correo a todos los habitantes de Lucerna y sus alrededores. Se hizo necesaria una reimpresión de 18.000 ejemplares y estos también se agotaron en pocos días. ¡Todavía muchas personas recuerdan actualmente aquella asamblea de Lucerna en 1936!
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Suiza y LiechtensteinAnuario de los testigos de Jehová para 1987
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En el cantón de Lucerna se prohibió la publicación Luz, libro primero, debido a algunos dibujos que contenía. En otro cantón católico, Friburgo, algunos publicadores fueron acusados en los tribunales de crítica ultrajante a la iglesia católica por distribuir el libro Liberación, y perdimos el caso. El cantón de Graübunden prohibió la distribución de cualquier literatura nuestra, y el cantón católico de Zug proscribió la “actividad perturbadora de la paz” de los testigos de Jehová. Posteriormente, el gobierno cantonal de Lucerna siguió su ejemplo.
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