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¡Cuatro jinetes al galope!Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!
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“Y salió otro, un caballo de color de fuego; y al que iba sentado sobre él se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; y le fue dada una gran espada”. (Revelación 6:4.)
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¡Cuatro jinetes al galope!Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!
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Había habido muchas guerras antes de 1914, el año en que el Jinete del caballo blanco recibió su corona. Pero ahora al jinete del caballo rojo se le da “una gran espada”. ¿Qué implica esto? Con el estallido de la I Guerra Mundial, el guerrear humano se hace más sanguinario, más destructivo que en toda época anterior. Durante la guerra sangrienta de 1914 a 1918 se usaron por primera vez (o en escala sin precedente) tanques, gases venenosos, aviones, submarinos, cañones enormes y armas automáticas. En unas 28 naciones se movilizó para el esfuerzo bélico a poblaciones enteras, y no solo a soldados profesionales. La cantidad de bajas fue horrenda. Murieron más de nueve millones de soldados, y la cantidad de víctimas civiles fue astronómica. Ni con el fin de la guerra se volvió a verdadera paz en la Tierra. Más de 50 años después de aquella guerra, el estadista alemán Konrad Adenauer comentó: “La seguridad y la quietud han desaparecido de la vida de los hombres desde 1914”. ¡Ciertamente se le otorgó al jinete del caballo de color de fuego quitar de la Tierra la paz!
17. Después de la I Guerra Mundial, ¿cómo ha continuado el uso de la “gran espada”?
17 Entonces, avivado su deseo de sangre, el jinete del caballo rojo se precipitó en la II Guerra Mundial. Los instrumentos de dar muerte se hicieron cada vez más diabólicos, y el número de víctimas ascendió rápidamente a cuatro veces el de la I Guerra Mundial. En 1945 dos bombas atómicas estallaron sobre Japón, y cada una aniquiló —repentinamente— a decenas de miles de personas. Durante la II Guerra Mundial el jinete del caballo rojo segó una enorme cosecha de aproximadamente 55.000.000 de vidas, pero no quedó satisfecho con eso. Informes dignos de confianza indican que la “gran espada” ha segado mucho más de 20.000.000 de almas desde la II Guerra Mundial.
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