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Las sinagogas en tiempos de Jesús y sus discípulosLa Atalaya 2010 | 1 de abril
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Una modesta casa de adoración Cuando querían construir una sinagoga, los judíos buscaban, por lo general, un terreno elevado y hacían los planos de manera que la entrada de la sinagoga (1) estuviera en dirección a Jerusalén. Muchas veces, sin embargo, no era posible seguir dichas pautas, por lo que había que ser flexible.
Una vez terminada, la sinagoga se equipaba con muy pocos muebles. Uno de los elementos principales era un arca, o cofre (2), donde se guardaba la posesión más valiosa del pueblo: los rollos de las Sagradas Escrituras. El arca se llevaba a un lugar seguro (3), pero durante el servicio religioso se colocaba a la vista. Al terminar, se devolvía a su sitio.
Cerca del arca y de cara al auditorio estaban los asientos de los que presidían la sinagoga y de los invitados especiales (4) (Mateo 23:5, 6). Más al centro de la sala se levantaba una especie de plataforma, que tenía un atril y un asiento para el orador (5). En tres lados de esta plataforma había gradas para el auditorio (6).
Por lo general, cada congregación estaba a cargo del funcionamiento y el mantenimiento de su sinagoga. Todos —ricos y pobres— daban contribuciones voluntarias para conservar el edificio en buen estado.
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Las sinagogas en tiempos de Jesús y sus discípulosLa Atalaya 2010 | 1 de abril
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[Ilustración de las página 16 y 17]
Esta reconstrucción se basa en uno de los planos de la sinagoga de Gamala del siglo I
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