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“¿Qué será la señal de tu presencia?”La Atalaya 1994 | 15 de febrero
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Los apóstoles deseaban saber
7. ¿Respecto a qué acontecimientos en particular preguntaron los apóstoles, pero qué alcance tuvo la respuesta de Jesús?
7 Solo unos días antes de que lo mataran, Jesús dijo que Dios había rechazado a Jerusalén, la capital de los judíos. La ciudad y su imponente templo serían destruidos. Entonces, algunos de los apóstoles pidieron una ‘señal de la presencia de Jesús’ y de la conclusión del sistema de cosas. (Mateo 23:37–24:3.) Sin duda estaban pensando principalmente en el sistema judío y en Jerusalén, pues no comprendían el alcance de lo que vendría más adelante. No obstante, al responderles, Jesús miró mucho más allá de lo que ocurrió en 70 E.C., cuando los romanos destruyeron Jerusalén. (Lucas 19:11; Hechos 1:6, 7.)
8. ¿Cuáles fueron algunos de los sucesos que predijo Jesús?
8 Como puede notar al leer los tres Evangelios, Jesús dijo que se alzaría nación contra nación y reino contra reino, que habría escaseces de alimento, terremotos, escenas espantosas y señales en el cielo. En el intervalo comprendido entre el momento en que Jesús dio la señal (33 E.C.) y la desolación de Jerusalén (66-70 E.C.), también aparecerían falsos profetas y falsos Cristos. Los judíos perseguirían a los cristianos, que estarían predicando el mensaje de Jesús.
9. ¿Cómo se cumplió la profecía de Jesús en el siglo primero?
9 Estas facetas de la señal se cumplieron realmente, como lo confirma el historiador Flavio Josefo. Este relata que los seudomesías fomentaron la rebelión antes de la invasión romana. Se produjeron horribles terremotos en Judea y en otros lugares. Estallaron guerras en diversas partes del Imperio romano. ¿Hubo grandes hambres? Claro que sí. (Compárese con Hechos 11:27-30.) ¿Qué pasó con la predicación del Reino? Pues bien, para el año 60 ó 61 E.C., cuando se escribió el libro de Colosenses, “la esperanza de esas buenas nuevas” del Reino de Dios se había oído en todas partes: en África, Asia y Europa.b (Colosenses 1:23.)
“ENTONCES” el fin
10. ¿Por qué debería interesarnos la palabra griega tó·te, y qué significa?
10 En algunos aspectos los acontecimientos que Jesús profetizó siguen una secuencia. Él dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán [...] y entonces vendrá el fin”. En Mateo 24:14, la palabra “entonces” es una traducción del adverbio griego tó·te.c Los especialistas en lengua griega explican que tó·te es un “adverbio demostrativo de tiempo” empleado “para introducir aquello que sigue en tiempo” o para “introducir un evento posterior”. De modo que Jesús predijo que se predicaría el Reino y entonces (‘a continuación’ o ‘inmediatamente después’) vendría “el fin”. ¿Qué fin?
11. ¿Cómo concentró Jesús la atención en los sucesos relacionados directamente con la destrucción de Jerusalén?
11 La predicción de Jesús tuvo un cumplimiento en los sucesos que llevaron al fin del sistema judío. Las guerras, los terremotos, las escaseces de alimento y otros acontecimientos predichos por Jesús ocurrieron durante un período de tres décadas. Sin embargo, a partir de Mateo 24:15, Marcos 13:14 y Lucas 21:20, leemos acerca de ciertos sucesos que estaban relacionados directamente con una destrucción inminente, cuando el fin estuviera a las puertas. (Obsérvense las líneas de puntos en la tabla.)
12. ¿Qué papel desempeñaron los ejércitos romanos en el cumplimiento de Mateo 24:15?
12 Como reacción a la rebelión de los judíos de 66 E.C., los romanos, comandados por Cestio Galo, marcharon contra Jerusalén y sitiaron la ciudad que los judíos estimaban sagrada. (Mateo 5:35.) Pese a los contraataques judíos, los romanos irrumpieron en la ciudad. De esa manera se pusieron “de pie en un lugar santo”, tal como Jesús había predicho en Mateo 24:15 y Marcos 13:14. Después sucedió algo sorprendente. Aunque tenían rodeada la ciudad, los romanos se retiraron de manera inesperada. Los cristianos reconocieron de inmediato el cumplimiento de la profecía de Jesús, y esa retirada les permitió huir de Judea y refugiarse en las montañas al otro lado del Jordán. La historia muestra que eso fue lo que hicieron.
13. ¿Por qué pudieron prestar atención los cristianos a la advertencia de huir que les dio Jesús?
13 Pero si los romanos se retiraron de Jerusalén, ¿por qué huir? Porque las palabras de Jesús mostraron que lo ocurrido indicaba ‘que la desolación de Jerusalén se había acercado’. (Lucas 21:20.) Así es, desolación. Predijo ‘una tribulación como la cual no había sucedido una desde el principio ni volvería a suceder’. Como tres años y medio más tarde, en 70 E.C., los ejércitos romanos, al mando del general Tito, verdaderamente sometieron a Jerusalén a una “gran tribulación”. (Mateo 24:21; Marcos 13:19.) Sin embargo, ¿por qué dijo Jesús que esta tribulación sería mayor que cualquier otra, pasada o futura?
14. ¿Por qué podemos decir que lo que le ocurrió a Jerusalén en 70 E.C. fue una “gran tribulación” como la cual no había ocurrido antes ni ha sucedido desde entonces?
14 Los babilonios arrasaron Jerusalén en 607 a.E.C., y la ciudad ha presenciado batallas horrendas en nuestro siglo. Sin embargo, lo que aconteció en 70 E.C. fue una tribulación realmente singular. Los guerreros comandados por Tito derrotaron a los judíos en una campaña que duró alrededor de cinco meses. Mataron a cerca de un millón cien mil judíos y se llevaron cautivos a unos cien mil. Además, demolieron Jerusalén. Todo esto demostró que el sistema de culto judío que anteriormente tenía la aprobación de Dios y que giraba en torno al templo había llegado a su fin. (Hebreos 1:2.) En efecto, lo que ocurrió en 70 E.C. podía calificarse apropiadamente de ‘tribulación como la cual no había sucedido una [en aquella ciudad, nación y sistema] desde el principio del mundo hasta entonces, no, ni volvería a suceder’. (Mateo 24:21.)d
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“¿Qué será la señal de tu presencia?”La Atalaya 1994 | 15 de febrero
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c Tó·te aparece más de ochenta veces en Mateo (nueve de ellas en el Mt capítulo 24) y quince veces en el libro de Lucas. Marcos empleó tó·te solo en seis ocasiones, pero cuatro de ellas tenían que ver con “la señal”.
d El autor inglés Matthew Henry comentó lo siguiente: “La destrucción de Jerusalén por los caldeos fue terrible, pero esta fue peor. Pudo convertirse en un genocidio de todos [...] los judíos”.
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