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TahitíAnuario de los testigos de Jehová 2005
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Una hermana tahitiana regresa a su tierra
Agnès, una joven tahitiana, partió en 1936 hacia Estados Unidos para casarse con un norteamericano llamado Earl Schenck. Con el tiempo, este matrimonio conoció a los testigos de Jehová, aceptó la verdad y en 1954 se bautizó en San Diego (California). En 1957, ellos y sus amigos Clyde y Ann Neill estaban juntos en una asamblea de distrito celebrada en Los Ángeles, cuando Nathan Knorr, de la sede mundial, mencionó varios lugares en los que había más necesidad de evangelizadores. Uno de ellos era Tahití.
El hermano Neill relata: “Agnès se levantó de un salto y comenzó a llorar emocionada. Me volví a ella y a Earl y les dije que haría cuanto estuviera en mi mano para que ellos y su hijo de 11 años pudieran ir a Tahití. Al oír aquello, Earl, que estaba discapacitado, también comenzó a llorar. Había vivido diecisiete años en el Pacífico sur, trabajando de artista y de escritor, y anhelaba regresar. Además, su esposa, Agnès, aún conservaba la ciudadanía francesa.
”Después de mucha oración, Ann y yo tomamos la decisión de irnos también a Tahití con nuestros hijos de doce, ocho y tres años de edad. Nuestros amigos David y Lynne Carano y su hijo, David, decidieron venir con nosotros. Así que después de asistir a la asamblea internacional de Nueva York en 1958, nos embarcamos rumbo a Tahití.
”La sucursal de Estados Unidos nos había dado los nombres de algunas personas interesadas, así que nada más llegar, fuimos a visitarlas. Agnès, que había llegado antes que nosotros, ya había comenzado a trabajar de firme en el ministerio. Como ni Ann ni yo hablábamos francés ni tahitiano, solíamos ir a predicar con Agnès siempre que podíamos. Cuando no íbamos con ella, nos llevábamos un ejemplar en inglés y otro en francés del libro ‘Sea Dios veraz’, la publicación con la que dirigíamos estudios bíblicos en aquellos tiempos.”
Gracias a aquella labor y al trabajo inicial del hermano Helberg y el matrimonio Evans, en solo unas cuantas semanas, diecisiete personas comenzaron a estudiar la Palabra de Dios. Clyde recuerda: “Un estudiante memorable fue el ex ministro protestante Teratua Vaitape, que había perdido su puesto por cuestionar muchas doctrinas de su iglesia. Teratua vivía con su familia en una diminuta casa de una sola habitación sin agua ni luz. Me dijo que había aprendido más de la Biblia en cuatro semanas de estudio con nosotros que en los cuatro años que fue al seminario y los siete que ejerció de clérigo”.
Clyde prosigue: “Después de llevar unas semanas en la isla, la gente empezó a oír de nosotros por ‘radio coco’ [es decir, de boca en boca]. Aquello fue muy positivo, pues los tahitianos son amigables y aman la Biblia”.
Al principio, el pequeño grupo de publicadores celebraba las reuniones en casa de los Schenck, donde solo acudían dos personas interesadas. “Pero no pasó mucho tiempo —recuerda el hermano Neill— antes de que contáramos regularmente con quince asistentes.
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TahitíAnuario de los testigos de Jehová 2005
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[Ilustraciones de la página 79]
Clyde y Ann Neill (abajo) se unieron a Agnès Schenck (derecha) para ayudar con la predicación en Tahití
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