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“Si deben impuestos, paguen los impuestos”La Atalaya 1994 | 15 de noviembre
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Sea irreprensible. Los superintendentes cristianos deben ser ‘irreprensibles’ para servir como tales. De igual modo, toda la congregación ha de ser irreprensible a la vista de Dios. (1 Timoteo 3:2; compárese con Efesios 5:27.) Debe esforzarse por mantener una buena reputación en la comunidad, incluso en lo que respecta al pago de impuestos. Jesucristo mismo dio el ejemplo. En una ocasión preguntaron a Pedro, discípulo de Jesús, si este pagaba el impuesto del templo, una cantidad ínfima de dos dracmas. En realidad, Jesús estaba exento de ese impuesto, pues el templo era la casa de su Padre y ningún rey impone tributo a su propio hijo. Jesús lo explicó, pero de todos modos pagó el impuesto. Incluso se valió de un milagro para conseguir el dinero necesario. ¿Por qué pagar un impuesto del que estaba exento? Como Jesús mismo dijo, “para que no los hagamos tropezar”. (Mateo 17:24-27.)b
Mantengamos una reputación que honra a Dios
A los testigos de Jehová de hoy en día también les preocupa hacer tropezar a otros. No sorprende, entonces, que en conjunto gocen en todo el mundo de una reputación de ciudadanos honrados que pagan sus impuestos. Por ejemplo, el periódico español El Diario Vasco comentó sobre la extensa evasión de impuestos en España, pero observó: “La única excepción son los testigos de Jehová. Cuando compran o venden, el valor [de la propiedad] que declaran es la verdad absoluta”. De igual manera, el periódico estadounidense San Francisco Examiner observó hace algunos años: “Puede considerar [a los testigos de Jehová] ciudadanos modélicos. Pagan los impuestos diligentemente, atienden a los enfermos, combaten el analfabetismo”.
Ningún cristiano verdadero querría hacer nada que manchara esta reputación ganada a pulso. Cuando tenga que tomar una decisión, ¿se arriesgará a que se le conozca como evasor de impuestos por ahorrar algún dinero? No. Seguramente preferirá perder dinero a manchar su buen nombre y crear una impresión desfavorable de sus valores e incluso de su adoración a Jehová.
Es verdad que mantener una reputación de persona honrada y justa puede costarle dinero a veces. Como dijo el antiguo filósofo griego Platón hace unos veinticuatro siglos: “Cuando hay algunas contribuciones, el justo con los mismos bienes contribuye más; el [injusto] menos”. Pudo haber añadido que el justo nunca se arrepiente de pagar el precio de serlo. Esa reputación bien vale la pena sin importar el costo. Así piensan los cristianos. Su buena reputación es preciosa para ellos porque honra a su Padre celestial y puede atraer a otras personas a su modo de vivir y a su Dios, Jehová. (Proverbios 11:30; 1 Pedro 3:1.)
No obstante, los cristianos verdaderos valoran por encima de todo su relación con Jehová. Dios ve todo lo que hacen, y ellos desean agradarle. (Hebreos 4:13.) Por lo tanto, rechazan la tentación de engañar al gobierno. Reconocen que Dios se deleita en la conducta honrada, recta. (Salmo 15:1-3.) Y como desean regocijar el corazón de Jehová, pagan todos los impuestos que deben. (Proverbios 27:11; Romanos 13:7.)
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“Si deben impuestos, paguen los impuestos”La Atalaya 1994 | 15 de noviembre
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b Es digno de mención que Mateo es el único evangelista que habla de este suceso de la vida terrestre de Jesús. Como fue recaudador de impuestos, debió impresionarle la actitud de Jesús a este respecto.
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