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Prestemos constante atención a nuestra enseñanzaLa Atalaya 1999 | 15 de marzo
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Prestemos atención a nuestra enseñanza
7, 8. a) ¿Por qué pueden ser maestros quienes no tienen aptitudes especiales? b) ¿Qué indica que se necesita esfuerzo personal para ser un buen maestro?
7 Pero regresemos a nuestra comisión general de enseñar. ¿Requiere alguna capacidad, educación o habilidad especial? No necesariamente. Esta obra de enseñanza mundial la están llevando a cabo, en su mayor parte, personas comunes que no tienen aptitudes especiales (1 Corintios 1:26-29). Pablo explica: “Tenemos este tesoro [el ministerio] en vasos de barro [cuerpos imperfectos], para que el poder que es más allá de lo normal sea de Dios y no el que procede de nosotros” (2 Corintios 4:7). El enorme éxito que ha tenido la obra mundial de predicar el Reino da testimonio del poder del espíritu de Jehová.
8 Sin embargo, se requiere esfuerzo personal para ser un “trabajador que no tiene de qué avergonzarse, que maneja la palabra de la verdad correctamente” (2 Timoteo 2:15). Pablo exhortó a Timoteo: “Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan” (1 Timoteo 4:16). Pero ¿cómo prestamos atención a nuestra enseñanza, ya sea dentro o fuera de la congregación? ¿Es imperativo tener aptitudes docentes o dominar ciertas técnicas?
9. ¿Qué es más importante que las aptitudes naturales?
9 Jesús demostró, sin duda, una extraordinaria comprensión de los métodos docentes en su famoso Sermón del Monte. Cuando terminó de hablar, “las muchedumbres quedaron atónitas por su modo de enseñar” (Mateo 7:28). Por supuesto, nadie puede enseñar tan bien como lo hizo Jesús. Sin embargo, no tenemos que ser oradores elocuentes para ser maestros eficaces, pues, según Job 12:7, hasta “los animales domésticos” y “las criaturas aladas” pueden enseñar en silencio. Junto con las aptitudes naturales que podamos tener, lo que especialmente cuenta es la “clase de personas” que somos: las cualidades que poseemos y los hábitos espirituales que hemos cultivado, cualidades y hábitos que los estudiantes pueden imitar (2 Pedro 3:11; Lucas 6:40).
Estudiantes de la Palabra de Dios
10. ¿Por qué puede decirse que Jesús fue un buen ejemplo de estudiante de la Palabra de Dios?
10 Un buen maestro de las verdades bíblicas debe ser un estudiante de la Palabra de Dios (Romanos 2:21). Jesucristo dio un extraordinario ejemplo a este respecto. Durante su ministerio hizo referencia a ideas, o las expresó directamente, contenidas en pasajes de casi la mitad de los libros de las Escrituras Hebreas.a Su conocimiento de la Palabra de Dios se hizo evidente cuando, a los 12 años de edad, se le encontró “sentado en medio de los maestros, y escuchándoles e interrogándolos” (Lucas 2:46). De adulto, tenía por costumbre ir a la sinagoga, donde se leía la Palabra de Dios (Lucas 4:16).
11. ¿Qué buenos hábitos de estudio debe cultivar el maestro?
11 ¿Somos ávidos lectores de la Palabra de Dios? Ahondando en ella podremos “[entender] el temor de Jehová, y [hallar] el mismísimo conocimiento de Dios” (Proverbios 2:4, 5). De modo que desarrollemos buenos hábitos de estudio. Intentemos leer una parte de la Palabra de Dios todos los días (Salmo 1:2). Convirtamos en un hábito la lectura de todos los números de La Atalaya y ¡Despertad! tan pronto como los recibamos. Estemos muy atentos en las reuniones de la congregación. Aprendamos a buscar información. Si nos acostumbramos a ‘investigar todas las cosas con exactitud’, evitaremos las exageraciones y las inexactitudes cuando enseñamos (Lucas 1:3).
Amemos y respetemos a las personas a quienes enseñamos
12. ¿Qué actitud tenía Jesús hacia sus discípulos?
12 Otra cualidad importante es tener la actitud apropiada hacia las personas a quienes enseñamos. Los fariseos despreciaban a los que escuchaban a Jesús. “Esta muchedumbre que no conoce la Ley son unos malditos”, decían (Juan 7:49). Pero Jesús sentía profundo amor y respeto por sus discípulos. Dijo: “Ya no los llamo esclavos, porque el esclavo no sabe lo que hace su amo. Pero los he llamado amigos, porque todas las cosas que he oído de mi Padre se las he dado a conocer a ustedes” (Juan 15:15). Estas palabras indicaban cómo debían continuar efectuando la obra docente los discípulos de Jesús.
13. ¿Qué sentía Pablo por las personas a quienes enseñaba?
13 Por ejemplo, Pablo no mantuvo una relación fría y laboral con sus estudiantes. Dijo a los corintios: “Aunque ustedes tengan diez mil tutores en Cristo, ciertamente no tienen muchos padres; porque en Cristo Jesús yo he llegado a ser padre de ustedes mediante las buenas nuevas” (1 Corintios 4:15). A veces hasta derramó lágrimas cuando amonestaba a aquellos a quienes enseñaba (Hechos 20:31). También demostró una paciencia y una bondad extraordinarias. Por ello pudo decir a los tesalonicenses: “Nos hicimos amables en medio de ustedes, como cuando una madre que cría acaricia a sus propios hijos” (1 Tesalonicenses 2:7).
14. ¿Por qué es tan importante el interés personal por los estudiantes? Ilústrelo.
14 ¿Imitamos a Jesús y a Pablo? El amor sincero a los estudiantes puede compensar con creces una posible carencia de aptitudes naturales. ¿Perciben que nos interesamos por ellos sincera y personalmente? ¿Nos tomamos el tiempo para conocerlos mejor? Cuando una cristiana vio que su estudiante no progresaba en sentido espiritual, le preguntó bondadosamente: “¿Hay algo que le preocupe?”. La mujer le abrió el corazón y le contó sus preocupaciones e inquietudes. Después de aquella conversación amorosa, cambió radicalmente. En esos casos son apropiadas las ideas y las palabras bíblicas de consuelo y ánimo (Romanos 15:4). Pero cabe una palabra de precaución: puede que un estudiante de la Biblia esté progresando con rapidez, pero quizá aún deba superar ciertas características no cristianas. De modo que no sería prudente tener una relación social demasiado estrecha con la persona. Deben mantenerse las distancias cristianas apropiadas (1 Corintios 15:33).
15. ¿Cómo podemos demostrar que respetamos a nuestros estudiantes de la Biblia?
15 El respeto a nuestros estudiantes incluye no intentar controlar su vida (1 Tesalonicenses 4:11). Por ejemplo, quizá estudiemos con una mujer que vive con su pareja sin estar casados. Puede que tengan hijos. El conocimiento exacto la motiva a conformar su vida a las normas de Jehová (Hebreos 13:4). ¿Debe casarse con su pareja, o separarse? Tal vez estemos convencidos de que casarse con un hombre que tiene poco interés o ninguno en los asuntos espirituales dificultará su progreso en el futuro. Por otra parte, quizá creamos que lo mejor sería que se casara con él por el bien de los hijos. En cualquier caso, no es respetuoso ni amoroso entrometernos en la vida del estudiante ni intentar imponer nuestras propias opiniones. Al fin y al cabo, él es quien tendrá que cargar con las consecuencias de la decisión. ¿No sería mejor, entonces, preparar al estudiante para que usara sus propias “facultades perceptivas” y decidiera por sí mismo qué debería hacer? (Hebreos 5:14.)
16. ¿Cómo pueden los ancianos demostrar amor y respeto al rebaño de Dios?
16 Es particularmente importante que los ancianos de la congregación traten al rebaño con amor y respeto. Pablo escribió a Filemón: “Aunque tengo gran franqueza de expresión con relación a Cristo para ordenar que hagas lo que es propio, más bien te estoy exhortando sobre la base del amor” (Filemón 8, 9). A veces surgen en la congregación situaciones frustrantes, que tal vez requieran firmeza. Pablo exhortó a Tito a ‘seguir censurando con severidad a los que yerran, para que estén saludables en la fe’ (Tito 1:13). Aun así, los superintendentes deben tener mucho cuidado para nunca hablar de modo poco amable a la congregación. “El esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear —escribió Pablo—, sino de ser amable para con todos, capacitado para enseñar, manteniéndose reprimido bajo lo malo.” (2 Timoteo 2:24; Salmo 141:3.)
17. ¿Qué error cometió Moisés, y qué pueden aprender los ancianos de ello?
17 Los superintendentes siempre deben recordar que están tratando con “el rebaño de Dios” (1 Pedro 5:2). Pese a la humildad que lo caracterizaba, Moisés perdió de vista por un momento este hecho. Los israelitas “le amargaron el espíritu y él empezó a hablar imprudentemente con sus labios” (Salmo 106:33). A Dios le desagradó mucho que se maltratara a Su rebaño, aunque estuviera lejos de ser intachable (Números 20:2-12). Cuando los ancianos se enfrentan hoy a desafíos similares deben esforzarse por enseñar e instruir con perspicacia y bondad. Los hermanos responden mejor cuando se les trata con consideración, como personas que necesitan ayuda, y no como casos perdidos. Los ancianos deben mantener el punto de vista positivo que tuvo Pablo cuando dijo: “Nosotros tenemos confianza en el Señor, respecto a ustedes, de que hacen y seguirán haciendo las cosas que ordenamos” (2 Tesalonicenses 3:4).
Sensibles a sus necesidades
18, 19. a) ¿Cómo podemos satisfacer las necesidades de los estudiantes que están limitados? b) ¿Cómo podemos ayudar a quienes les cuesta entender algunos asuntos específicos?
18 El maestro eficiente está dispuesto a adaptarse a las habilidades y limitaciones de sus estudiantes (compárese con Juan 16:12). En la ilustración de Jesús acerca de los talentos, el amo dio privilegios “a cada uno según su propia habilidad” (Mateo 25:15). Podemos hacer lo mismo cuando dirigimos estudios bíblicos. Por supuesto, es conveniente estudiar toda la publicación bíblica en un tiempo razonable. Pero debe reconocerse que no todos saben leer bien o no pueden asimilar rápidamente nuevas ideas. Por lo tanto, se necesita buen juicio para determinar cuándo pasar de un punto a otro en el estudio si a las personas receptivas se les hace difícil mantener un ritmo acelerado. Más importante que abarcar la información a un ritmo fijo es ayudar a los estudiantes a captar el sentido de lo que aprenden (Mateo 13:51).
19 Lo mismo puede decirse de los estudiantes a quienes les cuesta entender ciertos asuntos específicos, como la Trinidad o las fiestas religiosas. Aunque por lo general no es necesario incluir en nuestros estudios otra información bíblica, podemos hacerlo de vez en cuando si juzgamos que será claramente provechoso. Debemos tener buen juicio para no retrasar sin necesidad el progreso del estudiante.
Tengamos entusiasmo
20. ¿Cómo dio Pablo el ejemplo de enseñar con entusiasmo y convicción?
20 “Fulguren con el espíritu”, dice Pablo (Romanos 12:11). En efecto, sea que estemos dirigiendo un estudio bíblico o presentando una parte de una reunión de la congregación, debemos hacerlo con celo y entusiasmo. Pablo dijo a los tesalonicenses: “Las buenas nuevas que predicamos no resultaron estar entre ustedes con habla solamente, sino también con poder y con espíritu santo y fuerte convicción” (1 Tesalonicenses 1:5). Así, Pablo y sus compañeros les impartieron “no solo las buenas nuevas de Dios, sino también [sus] propias almas” (1 Tesalonicenses 2:8).
21. ¿Cómo podemos mantener el entusiasmo en las diferentes tareas docentes?
21 El verdadero entusiasmo se deriva de una firme convicción de que los estudiantes de la Biblia necesitan oír lo que tenemos que decirles. No veamos nunca de manera rutinaria ninguna tarea docente. El escriba Esdras prestó atención a su enseñanza a este respecto. “[Preparó] su corazón para consultar la ley de Jehová y para ponerla por obra y para enseñar en Israel.” (Esdras 7:10.) Nosotros deberíamos hacer lo mismo preparándonos a conciencia y reflexionando sobre la importancia de la información. Pidamos a Jehová en oración que nos de fe y convicción (Lucas 17:5). Nuestro entusiasmo puede ayudar a los estudiantes de la Biblia a cultivar un amor verdadero por la verdad. Por supuesto, prestar atención a nuestra enseñanza puede implicar el uso de técnicas docentes específicas. El próximo artículo analizará algunas de ellas.
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Enseñemos con perspicacia y persuasiónLa Atalaya 1999 | 15 de marzo
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Enseñemos con perspicacia y persuasión
“El corazón del sabio hace que su boca muestre perspicacia, y a sus labios añade persuasiva.” (PROVERBIOS 16:23.)
1. ¿Por qué implica más que solo comunicar información la enseñanza de la Palabra de Dios?
NUESTRA meta como maestros de la Palabra de Dios no es solo iluminar la mente de nuestros estudiantes, sino también su corazón (Efesios 1:18). Por lo tanto, la enseñanza implica más que solo comunicar información. Proverbios 16:23 dice: “El corazón del sabio hace que su boca muestre perspicacia, y a sus labios añade persuasiva”.
2. a) ¿Qué significa persuadir? b) ¿Cómo es posible que todos los cristianos sean maestros persuasivos?
2 El apóstol Pablo sin duda aplicó este principio en su enseñanza. Cuando estaba en Corinto, “todos los sábados pronunciaba un discurso en la sinagoga y persuadía a judíos y a griegos” (Hechos 18:4). Según una autoridad, la palabra griega que aquí se traduce por persuadir significa ‘provocar un cambio en la manera de pensar mediante la influencia de la razón o de consideraciones morales’. Pablo se valió de argumentos convincentes para motivar a las personas a cambiar su modo de pensar. Tenía tanta persuasión que sus enemigos lo temían (Hechos 19:24-27). No obstante, su enseñanza no era una exhibición de talento humano, pues dijo a los corintios: “Mi habla y lo que prediqué no fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con una demostración de espíritu y poder, para que su fe no estuviera en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1 Corintios 2:4, 5). Como todos los cristianos reciben la ayuda del espíritu de Jehová Dios, todos pueden ser maestros persuasivos. Pero ¿cómo? Veamos algunas técnicas docentes eficaces.
Seamos buenos oyentes
3. ¿Por qué se necesita perspicacia al enseñar, y cómo podemos llegar al corazón del estudiante de la Biblia?
3 La primera técnica docente no tiene que ver con hablar, sino con escuchar. Como indica Proverbios 16:23, para ser persuasivos debemos tener perspicacia. Jesús era perspicaz con respecto a las personas a quienes enseñaba. Juan 2:25 dice: “Él mismo conocía lo que había en el hombre”. Pero ¿cómo podemos nosotros saber lo que hay en el corazón de aquellos a quienes enseñamos? Una manera es siendo buenos oyentes. Santiago 1:19 dice: “Todo hombre tiene que ser presto en cuanto a oír, lento en cuanto a hablar”. Es cierto que no todo el mundo expresa enseguida lo que piensa. Pero a medida que los estudiantes de la Biblia van convenciéndose de que nos interesamos sinceramente por ellos, puede que se sientan más inclinados a expresarnos sus verdaderos sentimientos. Las preguntas perspicaces planteadas con bondad pueden ayudarnos muchas veces a llegar al corazón y ‘sacar’ esas declaraciones (Proverbios 20:5).
4. ¿Por qué deben ser buenos oyentes los ancianos cristianos?
4 Es particularmente importante que los ancianos cristianos sean buenos oyentes. Solo así podrán verdaderamente “[saber] cómo deben dar una respuesta a cada uno” (Colosenses 4:6). Proverbios 18:13 advierte: “Cuando alguien responde a un asunto antes de oírlo, eso es tontedad de su parte y una humillación”. Una vez dos hermanos bienintencionados dieron consejo sobre la mundanalidad a una hermana que se había perdido algunas reuniones. A ella le dolió mucho que no le preguntaran por qué no había asistido. Se estaba recuperando de una reciente intervención quirúrgica. ¡Qué importante es, por lo tanto, escuchar antes de dar consejo!
5. ¿Cómo pueden los ancianos manejar las disputas entre hermanos?
5 Para los ancianos la enseñanza a menudo implica dar consejo a los demás. En ese caso también es importante ser un buen oyente. Es especialmente necesario escuchar cuando surgen disputas entre hermanos cristianos. Solo después de haber escuchado pueden imitar “al Padre que juzga imparcialmente” (1 Pedro 1:17). En estas situaciones suelen aflorar las emociones, y el anciano debe recordar el consejo de Proverbios 18:17: “El que es primero en su causa judicial es justo; su prójimo entra, y ciertamente lo escudriña completamente”. El buen maestro escucha a ambas partes, y puede ayudar a calmar los ánimos ofreciendo una oración (Santiago 3:18). Si se caldean los ánimos, puede recomendar que cada hermano le exprese directamente a él sus preocupaciones, en vez de discutir entre sí. Mediante preguntas apropiadas el anciano puede aclarar las cuestiones en disputa. En muchos casos la causa del altercado no obedece a malicia, sino a mala comunicación. Ahora bien, si se han violado principios bíblicos, el maestro amoroso puede instruir con perspicacia después de haber oído a las dos partes.
El valor de la sencillez
6. ¿Cómo dieron Pablo y Jesús el ejemplo de enseñar con sencillez?
6 Mantener la enseñanza sencilla es otra valiosa cualidad docente. Es cierto que deseamos que los estudiantes de la Biblia “sean enteramente capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura y longitud y altura y profundidad” de la verdad (Efesios 3:18). Algunos aspectos de las doctrinas bíblicas son muy interesantes y, a menudo, complejos (Romanos 11:33). No obstante, cuando Pablo predicó a los griegos, se centró en el mensaje sencillo de “[Cristo] fijado en el madero” (1 Corintios 2:1, 2). De igual modo, Jesús predicó de manera clara y atractiva. En su Sermón del Monte utilizó un vocabulario sencillo. No obstante, este contiene algunas de las verdades más profundas que jamás se han pronunciado (Mateo, caps. 5-7).
7. ¿Cómo podemos mantener sencilla la enseñanza cuando dirigimos estudios bíblicos?
7 Nosotros podemos, de igual modo, mantener sencilla la enseñanza en los estudios bíblicos. ¿Cómo? Centrándonos en “las cosas más importantes” (Filipenses 1:10). Cuando estudiemos asuntos profundos, debemos esforzarnos por expresarnos con palabras sencillas. Debemos dirigir la atención a los textos clave, en vez de intentar leer y comentar todos los textos bíblicos citados en la publicación. Esto requiere buena preparación de nuestra parte. No debemos abrumar al estudiante con detalles, ni desviarnos del tema por cuestiones de menor importancia. Si el estudiante tiene alguna pregunta que no se relaciona directamente con la lección, podemos indicarle con prudencia que se la contestaremos al finalizar el estudio.
Uso eficaz de preguntas
8. ¿Qué uso eficaz dio Jesús a las preguntas?
8 Otra técnica docente la constituyen las preguntas eficaces. Jesucristo las utilizó mucho en su enseñanza. Por ejemplo, preguntó a Pedro: “‘¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes reciben los reyes de la tierra contribuciones o la capitación? ¿De sus hijos, o de los extraños?’. Cuando él dijo: ‘De los extraños’, Jesús le dijo: ‘Entonces, realmente, los hijos están libres de impuestos[’]” (Mateo 17:24-26). Como era el Hijo unigénito de Aquel que se adoraba en el templo, Jesús no estaba en realidad obligado a pagar el impuesto del templo. Pero comunicó esta verdad mediante el uso eficaz de preguntas. De este modo ayudó a Pedro a llegar a la conclusión apropiada basándose en lo que ya sabía.
9. ¿Cómo podemos valernos de las preguntas en los estudios bíblicos?
9 Podemos valernos de las preguntas en los estudios bíblicos. Si el estudiante da una respuesta errónea, quizá nos sintamos tentados a indicarle la respuesta correcta, pero ¿retendrá así la información? Suele ser mejor ayudarle a que llegue a la conclusión correcta por sí mismo, formulándole preguntas. Por ejemplo, si le cuesta entender por qué debe utilizar el nombre divino, preguntémosle: “¿Es su nombre importante para usted? ¿Por qué? ¿Cómo se sentiría si alguien se negara a usar su nombre? ¿No es razonable que Dios quiera que usemos su nombre personal?”.
10. ¿Cómo pueden los ancianos usar preguntas al ayudar a quienes han recibido heridas emocionales?
10 Los ancianos también pueden valerse de las preguntas al pastorear el rebaño. Muchos miembros de la congregación han recibido heridas emocionales y duros golpes del mundo de Satanás, y tal vez se sientan inmundos y crean que nadie los quiere. El anciano podría razonar con la persona de esta manera: “Aunque dice que se siente indigno, ¿qué piensa Jehová de usted? Si nuestro amoroso Padre celestial permitió que su Hijo muriera por usted y lo rescatara, ¿no significa esto que Dios lo ama?” (Juan 3:16).
11. ¿Para qué sirven las preguntas retóricas, y cómo pueden usarse en la oratoria pública?
11 Otra técnica docente útil son las preguntas retóricas. No se plantean para que los oyentes las respondan en voz alta, sino para ayudarles a razonar. Los profetas de tiempos antiguos formularon con frecuencia estas preguntas para inducir a sus oyentes a la reflexión (Jeremías 18:14, 15). Jesús utilizó hábilmente las preguntas retóricas (Mateo 11:7-11). Estas son muy eficaces en la oratoria pública. En vez de decir a los oyentes que deben servir a Jehová de toda alma para agradarle, tal vez sea más eficaz preguntar: “Si no servimos a Dios de toda alma, ¿se complacerá Jehová en nosotros?”.
12. ¿Qué valor tienen las preguntas de opinión?
12 Las preguntas de opinión son útiles para determinar si el estudiante de la Biblia cree realmente lo que está aprendiendo (Mateo 16:13-16). Tal vez conteste que la fornicación es impropia. Pero, puede preguntársele luego: “¿Qué piensa usted sobre las normas morales de Dios? ¿Cree que son demasiado restrictivas? ¿Piensa que es verdaderamente importante seguir las normas de Dios?”.
Ilustraciones que llegan al corazón
13, 14. a) ¿Qué significa ilustrar algo? b) ¿Por qué son eficaces las buenas ilustraciones?
13 Otro modo de llegar al corazón de los oyentes y estudiantes de la Biblia es mediante el uso de ilustraciones eficaces. La expresión griega que se traduce por ilustración significa literalmente “colocación al lado; yuxtaposición”. Cuando ilustramos una idea, la explicamos ‘colocándola al lado’ de algo similar. Por ejemplo, Jesús preguntó: “¿A qué hemos de asemejar el reino de Dios, o en qué ilustración lo presentaremos?”. En respuesta a su pregunta, hizo mención del conocido grano de mostaza (Marcos 4:30-32).
14 Los profetas de Dios utilizaron muchas ilustraciones impactantes. Cuando los asirios, a quienes Dios había usado como instrumento para castigar a los israelitas, recurrieron a la crueldad sin sentido, Isaías expuso su presuntuosidad con esta ilustración: “¿Se dará realce a sí misma el hacha sobre el que corta con ella, o se engrandecerá la sierra sobre el que la mueve de acá para allá?” (Isaías 10:15). Jesús también utilizó muchas ilustraciones cuando enseñaba. Se dice que “sin ilustración no les hablaba” (Marcos 4:34). Las buenas ilustraciones son eficaces porque atraen tanto a la mente como al corazón. Permiten que los oyentes absorban nueva información con rapidez comparándola con algo que les resulta familiar.
15, 16. ¿Qué hace que las ilustraciones sean más eficaces? Dé ejemplos.
15 ¿Cómo podemos usar ilustraciones que en realidad lleguen al corazón? Ante todo, la correspondencia de la ilustración con lo que se explica tiene que ser clara. Si no encaja bien, en vez de iluminar a los oyentes, los distraerá. En una ocasión un discursante bienintencionado trató de ilustrar la sumisión del resto ungido a Jesucristo asemejándolo a un perro de compañía. Pero ¿es apropiada esta degradante comparación? La Biblia comunica la misma idea de un modo mucho más digno y atractivo. Compara a los 144.000 seguidores ungidos de Jesús a “una novia adornada para su esposo” (Revelación 21:2).
16 Las ilustraciones son más eficaces cuando tienen que ver con la vida de la gente. La ilustración de Natán sobre la cordera sacrificada tocó el corazón del rey David, pues de joven había sido pastor y amaba a las ovejas (1 Samuel 16:11-13; 2 Samuel 12:1-7). Si la ilustración hubiera tenido que ver con un toro, posiblemente no habría sido tan efectiva. De igual modo, las ilustraciones basadas en fenómenos científicos o incidentes históricos poco conocidos no significan mucho para nuestros oyentes. Jesús sacó sus ilustraciones de motivos de la vida cotidiana. Habló de cosas tan comunes como una lámpara, los pájaros del cielo y los lirios del campo (Mateo 5:15, 16; 6:26, 28). Los oyentes de Jesús podían identificarse fácilmente con estos conceptos.
17. a) ¿En qué podemos basar nuestras ilustraciones? b) ¿Cómo podemos adaptar las ilustraciones de las publicaciones a las circunstancias de nuestros estudiantes?
17 En nuestro ministerio tenemos muchas oportunidades de usar ilustraciones sencillas y eficaces. Seamos observadores (Hechos 17:22, 23). Quizá podamos basar la ilustración en los hijos, la casa, el empleo o la afición del oyente. O, conociendo al estudiante de la Biblia, podemos incluso presentar de manera más efectiva las ilustraciones que se incluyen en las publicaciones. Pongamos por caso la eficaz ilustración del párrafo 14 del capítulo 8 del libro El conocimiento que lleva a vida eterna. Tiene que ver con un padre amoroso a quien un vecino calumnia. Podemos pensar en cómo adaptar esa ilustración a las circunstancias del estudiante de la Biblia que es padre.
Leer bien las Escrituras
18. ¿Por qué debemos esforzarnos por leer con fluidez?
18 Pablo exhortó a Timoteo: “Continúa aplicándote a la lectura pública, a la exhortación, a la enseñanza” (1 Timoteo 4:13). Como la Biblia es el fundamento de nuestra enseñanza, es provechoso poder leerla con fluidez. Los levitas tenían el privilegio de leer la Ley mosaica al pueblo de Dios. ¿Titubeaban cuando la leían o lo hacían de manera monótona? No, la Biblia dice en Nehemías 8:8: “Continuaron leyendo en voz alta del libro, de la ley del Dios verdadero, la cual se exponía, y había el ponerle significado; y continuaron dando entendimiento en la lectura”.
19. ¿Cómo podemos mejorar la lectura de las Escrituras?
19 Algunos cristianos son oradores afluentes, pero no buenos lectores. ¿Cómo pueden mejorar? Practicando. Sí, leyendo en voz alta una y otra vez hasta que lo hagan con fluidez. Si hay casetes de la Biblia en su idioma, es útil prestar atención al énfasis y a la modulación del lector y observar cómo pronuncia los nombres y las palabras poco comunes. Con práctica, hasta pueden leerse con relativa facilidad nombres como Maher-salal-has-baz (Isaías 8:1).
20. ¿Cómo podemos ‘prestar atención a nuestra enseñanza’?
20 ¡Qué privilegio tenemos de que se nos use como maestros en el pueblo de Jehová! Así pues, que todos nos tomemos en serio esa responsabilidad. ‘Prestemos constante atención a nosotros mismos y a nuestra enseñanza.’ (1 Timoteo 4:16.) Seremos buenos maestros si somos buenos oyentes, mantenemos sencilla la enseñanza, formulamos preguntas inteligentes, usamos ilustraciones eficaces y leemos bien los textos bíblicos. Que todos nos beneficiemos de la formación que Jehová suministra mediante su organización, porque puede ayudarnos a tener “la lengua de los enseñados” (Isaías 50:4). Si aprovechamos plenamente todos los instrumentos provistos para nuestro ministerio, entre ellos los folletos, los casetes y las videocintas, aprenderemos a enseñar con perspicacia y persuasión.
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