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  • Prestemos constante atención a nuestra enseñanza
    La Atalaya 1999 | 15 de marzo
    • Amemos y respetemos a las personas a quienes enseñamos

      12. ¿Qué actitud tenía Jesús hacia sus discípulos?

      12 Otra cualidad importante es tener la actitud apropiada hacia las personas a quienes enseñamos. Los fariseos despreciaban a los que escuchaban a Jesús. “Esta muchedumbre que no conoce la Ley son unos malditos”, decían (Juan 7:49). Pero Jesús sentía profundo amor y respeto por sus discípulos. Dijo: “Ya no los llamo esclavos, porque el esclavo no sabe lo que hace su amo. Pero los he llamado amigos, porque todas las cosas que he oído de mi Padre se las he dado a conocer a ustedes” (Juan 15:15). Estas palabras indicaban cómo debían continuar efectuando la obra docente los discípulos de Jesús.

      13. ¿Qué sentía Pablo por las personas a quienes enseñaba?

      13 Por ejemplo, Pablo no mantuvo una relación fría y laboral con sus estudiantes. Dijo a los corintios: “Aunque ustedes tengan diez mil tutores en Cristo, ciertamente no tienen muchos padres; porque en Cristo Jesús yo he llegado a ser padre de ustedes mediante las buenas nuevas” (1 Corintios 4:15). A veces hasta derramó lágrimas cuando amonestaba a aquellos a quienes enseñaba (Hechos 20:31). También demostró una paciencia y una bondad extraordinarias. Por ello pudo decir a los tesalonicenses: “Nos hicimos amables en medio de ustedes, como cuando una madre que cría acaricia a sus propios hijos” (1 Tesalonicenses 2:7).

      14. ¿Por qué es tan importante el interés personal por los estudiantes? Ilústrelo.

      14 ¿Imitamos a Jesús y a Pablo? El amor sincero a los estudiantes puede compensar con creces una posible carencia de aptitudes naturales. ¿Perciben que nos interesamos por ellos sincera y personalmente? ¿Nos tomamos el tiempo para conocerlos mejor? Cuando una cristiana vio que su estudiante no progresaba en sentido espiritual, le preguntó bondadosamente: “¿Hay algo que le preocupe?”. La mujer le abrió el corazón y le contó sus preocupaciones e inquietudes. Después de aquella conversación amorosa, cambió radicalmente. En esos casos son apropiadas las ideas y las palabras bíblicas de consuelo y ánimo (Romanos 15:4). Pero cabe una palabra de precaución: puede que un estudiante de la Biblia esté progresando con rapidez, pero quizá aún deba superar ciertas características no cristianas. De modo que no sería prudente tener una relación social demasiado estrecha con la persona. Deben mantenerse las distancias cristianas apropiadas (1 Corintios 15:33).

      15. ¿Cómo podemos demostrar que respetamos a nuestros estudiantes de la Biblia?

      15 El respeto a nuestros estudiantes incluye no intentar controlar su vida (1 Tesalonicenses 4:11). Por ejemplo, quizá estudiemos con una mujer que vive con su pareja sin estar casados. Puede que tengan hijos. El conocimiento exacto la motiva a conformar su vida a las normas de Jehová (Hebreos 13:4). ¿Debe casarse con su pareja, o separarse? Tal vez estemos convencidos de que casarse con un hombre que tiene poco interés o ninguno en los asuntos espirituales dificultará su progreso en el futuro. Por otra parte, quizá creamos que lo mejor sería que se casara con él por el bien de los hijos. En cualquier caso, no es respetuoso ni amoroso entrometernos en la vida del estudiante ni intentar imponer nuestras propias opiniones. Al fin y al cabo, él es quien tendrá que cargar con las consecuencias de la decisión. ¿No sería mejor, entonces, preparar al estudiante para que usara sus propias “facultades perceptivas” y decidiera por sí mismo qué debería hacer? (Hebreos 5:14.)

  • Prestemos constante atención a nuestra enseñanza
    La Atalaya 1999 | 15 de marzo
    • Sensibles a sus necesidades

      18, 19. a) ¿Cómo podemos satisfacer las necesidades de los estudiantes que están limitados? b) ¿Cómo podemos ayudar a quienes les cuesta entender algunos asuntos específicos?

      18 El maestro eficiente está dispuesto a adaptarse a las habilidades y limitaciones de sus estudiantes (compárese con Juan 16:12). En la ilustración de Jesús acerca de los talentos, el amo dio privilegios “a cada uno según su propia habilidad” (Mateo 25:15). Podemos hacer lo mismo cuando dirigimos estudios bíblicos. Por supuesto, es conveniente estudiar toda la publicación bíblica en un tiempo razonable. Pero debe reconocerse que no todos saben leer bien o no pueden asimilar rápidamente nuevas ideas. Por lo tanto, se necesita buen juicio para determinar cuándo pasar de un punto a otro en el estudio si a las personas receptivas se les hace difícil mantener un ritmo acelerado. Más importante que abarcar la información a un ritmo fijo es ayudar a los estudiantes a captar el sentido de lo que aprenden (Mateo 13:51).

      19 Lo mismo puede decirse de los estudiantes a quienes les cuesta entender ciertos asuntos específicos, como la Trinidad o las fiestas religiosas. Aunque por lo general no es necesario incluir en nuestros estudios otra información bíblica, podemos hacerlo de vez en cuando si juzgamos que será claramente provechoso. Debemos tener buen juicio para no retrasar sin necesidad el progreso del estudiante.

      Tengamos entusiasmo

      20. ¿Cómo dio Pablo el ejemplo de enseñar con entusiasmo y convicción?

      20 “Fulguren con el espíritu”, dice Pablo (Romanos 12:11). En efecto, sea que estemos dirigiendo un estudio bíblico o presentando una parte de una reunión de la congregación, debemos hacerlo con celo y entusiasmo. Pablo dijo a los tesalonicenses: “Las buenas nuevas que predicamos no resultaron estar entre ustedes con habla solamente, sino también con poder y con espíritu santo y fuerte convicción” (1 Tesalonicenses 1:5). Así, Pablo y sus compañeros les impartieron “no solo las buenas nuevas de Dios, sino también [sus] propias almas” (1 Tesalonicenses 2:8).

      21. ¿Cómo podemos mantener el entusiasmo en las diferentes tareas docentes?

      21 El verdadero entusiasmo se deriva de una firme convicción de que los estudiantes de la Biblia necesitan oír lo que tenemos que decirles. No veamos nunca de manera rutinaria ninguna tarea docente. El escriba Esdras prestó atención a su enseñanza a este respecto. “[Preparó] su corazón para consultar la ley de Jehová y para ponerla por obra y para enseñar en Israel.” (Esdras 7:10.) Nosotros deberíamos hacer lo mismo preparándonos a conciencia y reflexionando sobre la importancia de la información. Pidamos a Jehová en oración que nos de fe y convicción (Lucas 17:5). Nuestro entusiasmo puede ayudar a los estudiantes de la Biblia a cultivar un amor verdadero por la verdad. Por supuesto, prestar atención a nuestra enseñanza puede implicar el uso de técnicas docentes específicas. El próximo artículo analizará algunas de ellas.

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