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¿Se debe hablar de Dios a los hijos?La Atalaya 2011 | 1 de agosto
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¿Se debe hablar de Dios a los hijos?
“Tenemos el mínimo de religión suficiente para odiarnos unos a otros, pero no para amarnos.” (JONATHAN SWIFT, ESCRITOR IRLANDÉS)
AUNQUE esta idea se expresó en el siglo XVIII, refleja una opinión muy difundida en nuestro tiempo. De hecho, en ciertos países algunas personas creen que los padres no deberían tener derecho a hablar de Dios a sus hijos. Sostienen que los niños que se crían en familias religiosas están en desventaja.
¿Qué cree usted? ¿Cuál de las siguientes declaraciones le parece más razonable?
● No se debería permitir que los padres hablaran de Dios a sus hijos.
● Los padres han de esperar a que sus hijos crezcan para hablarles de religión.
● Mientras los hijos son pequeños, los padres deben transmitirles sus creencias religiosas. Pero cuando crecen, tienen que animarlos a investigarlas por su cuenta.
● Los hijos han de heredar las creencias de sus padres sin cuestionarlas.
¿Perjudica a los niños la religión?
Ningún buen padre quiere perjudicar a sus hijos. Ahora bien, ¿apoyan los hechos las afirmaciones de quienes se oponen a que los niños aprendan religión? Los investigadores llevan décadas estudiando cómo moldean a los hijos las creencias religiosas de sus padres. ¿A qué conclusiones han llegado?
Pues bien, han descubierto que la religión, lejos de ser una mala influencia, suele tener un efecto positivo en el desarrollo del niño. Según un estudio publicado en 2008 en la revista Social Science Research, “se ha comprobado que la religión refuerza los lazos entre los hijos y sus progenitores, tanto el padre como la madre”.a El informe agregó: “La religión y la espiritualidad parecen ser muy importantes en la vida de muchos niños, y son esenciales para las relaciones familiares”. Observe la similitud entre estos comentarios y lo que dijo Jesucristo: “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual” (Mateo 5:3).
¿Y qué hay de la idea de esperar a que los hijos crezcan para hablarles de Dios y de religión? Sus partidarios pasan por alto el hecho de que la mente de un niño es como una página en blanco. Así pues, los padres tienen dos opciones: o “escriben” en esa página principios morales y creencias que consideran apropiados, o dejan que una avalancha de ideas ajenas inunde la mente y el corazón de sus hijos.
¿Cuál es el secreto?
La historia demuestra que la religión es capaz de alimentar las llamas del prejuicio y el odio. Entonces, ¿cómo pueden los padres impedir que las palabras de Jonathan Swift, citadas arriba, se cumplan en sus hijos? ¿Cómo enseñarles creencias que los motiven a amar al prójimo?
El secreto estriba en las respuestas a estas tres preguntas: 1) ¿qué se les debe enseñar?; 2) ¿quién debe hacerlo?, y 3) ¿cuáles son los mejores métodos para enseñarles?
[Nota]
a En el estudio se recopilaron datos de más de veintiún mil niños de Estados Unidos, así como de sus padres y profesores.
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¿Qué se les debe enseñar?La Atalaya 2011 | 1 de agosto
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¿Qué se les debe enseñar?
“Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia.” (2 TIMOTEO 3:16)
LOS hijos tienen que saber la verdad en cuanto a Dios. ¿Y dónde pueden aprenderla? En el libro religioso más respetado del mundo, la Biblia.
La Biblia es como una carta que Dios nos ha escrito, en la que revela su personalidad y proporciona pautas morales a todos sus hijos, tanto jóvenes como adultos. He aquí algunas de sus enseñanzas y las lecciones que estas transmiten incluso a niños pequeños.
¿Qué quiere Dios que sepamos de él?
◼ Lo que enseña la Biblia: “Tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra” (Salmo 83:18).
Lección: Dios no es una fuerza abstracta, sino un ser real con un nombre exclusivo.
◼ Lo que enseña la Biblia: “Todos los corazones Jehová los está escudriñando, y toda inclinación de los pensamientos la está discerniendo. Si tú lo buscas, él se dejará hallar de ti” (1 Crónicas 28:9).
Lección: Jehová se interesa por todos nosotros, sin olvidar a los niños pequeños (Salmo 10:14; 146:9). Él desea que lo conozcamos.
◼ Lo que enseña la Biblia: “No deben afligir [...] a un huérfano de padre. Si de manera alguna lo afligieras, entonces si él [...] clama a mí, sin falta oiré su clamor” (Éxodo 22:22-24).
Lección: Jehová escucha las oraciones de todos, hasta de los más pequeños. Podemos expresarle nuestros pensamientos y sentimientos más íntimos.
◼ Lo que enseña la Biblia: “Vez tras vez ponían a Dios a prueba, y causaban dolor aun al Santo de Israel” (Salmo 78:41).
Lección: Lo que decimos y hacemos puede alegrar o entristecer a Jehová, de modo que debemos pensar antes de hablar y actuar.
¿Cómo debemos tratar a quienes son distintos a nosotros?
◼ Lo que enseña la Biblia: “Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto” (Hechos 10:34, 35).
Lección: Si Dios acepta a personas de toda clase, no está bien que nosotros discriminemos a quienes tienen un color de piel o rasgos faciales distintos a los nuestros.
◼ Lo que enseña la Biblia: “Siempre [estén] listos para presentar una defensa ante todo el que les exija razón de la esperanza que hay en ustedes, pero haciéndolo junto con genio apacible y profundo respeto” (1 Pedro 3:15).
Lección: Debemos exponer nuestras creencias religiosas con convicción, pero sin ser agresivos. Asimismo hay que respetar a quienes no creen lo mismo que nosotros.
¿Cómo debemos tratar a los demás miembros de la familia?
◼ Lo que enseña la Biblia: “Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es muy agradable en el Señor” (Colosenses 3:20).
Lección: Los hijos que son obedientes no solo demuestran que aman a sus padres, sino también que desean agradar a Dios.
◼ Lo que enseña la Biblia: “Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová los perdonó liberalmente a ustedes, así también háganlo ustedes” (Colosenses 3:13).
Lección: Los miembros de nuestra familia y las demás personas nos herirán a veces. Pero debemos aprender a perdonar si deseamos que Dios perdone nuestros errores (Mateo 6:14, 15).
¿Por qué ser honrados y amables?
◼ Lo que enseña la Biblia: “Ahora que han desechado la falsedad, hable verdad cada uno de ustedes con su prójimo” (Efesios 4:25).
Lección: Cuando decimos la verdad, imitamos a Dios y alegramos su corazón. Por otra parte, si nos acostumbramos a mentir, imitamos al enemigo de Dios, el Diablo, quien es “el padre de la mentira” (Juan 8:44; Tito 1:2).
◼ Lo que enseña la Biblia: “Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti” (Mateo 7:12, Nueva Traducción Viviente).
Lección: Hemos de tener en cuenta los sentimientos, las opiniones y las necesidades de nuestros familiares y de quienes nos rodean. Si nos esforzamos por comprenderlos y los tratamos con bondad, será más probable que los demás nos traten igual (1 Pedro 3:8; Lucas 6:38).
Como muestra esta selección de principios, la Biblia transmite lecciones que ayudan a los niños a convertirse en adultos respetuosos y comprensivos. Pero ¿quién debe enseñárselas?
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¿Quién debe hablarles de Dios?La Atalaya 2011 | 1 de agosto
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¿Quién debe hablarles de Dios?
“El alumno no es superior a su maestro, pero todo el que esté perfectamente instruido será como su maestro.” (LUCAS 6:40)
ALGUNOS padres no se sienten capacitados para hablar de Dios a sus hijos. Tal vez les parezca que les falta preparación académica o que no saben lo suficiente de religión. Como resultado, tienden a dejar esta tarea tan importante en manos de algún pariente o de un ministro religioso.
Pero ¿quién está en mejor situación para enseñar verdades religiosas y principios morales a los hijos? Veamos lo que dice la Biblia y comparemos sus consejos con las conclusiones de los expertos.
El importante papel del padre
Lo que enseña la Biblia: “Padres, no hagan enojar a sus hijos con la forma en que los tratan. Más bien, críenlos con la disciplina e instrucción que proviene del Señor” (Efesios 6:4, Nueva Traducción Viviente).
Conclusiones de los expertos: ¿Cómo beneficia al padre tener profundas convicciones religiosas? Cierto estudio publicado en 2009 afirmó: “La pertenencia a una comunidad religiosa puede hacer que un hombre sea mejor padre. La religión le proporciona apoyo y normas sociales, así como un conjunto de enseñanzas y pautas para dirigir su vida” (Fathers’ Religious Involvement and Early Childhood Behavior [Religiosidad paterna y comportamiento infantil]).
La Biblia concede mucha importancia al papel del padre en la crianza y educación del niño (Proverbios 4:1; Colosenses 3:21; Hebreos 12:9). Pero ¿es válida esta postura hoy en día? En 2009, la Universidad de Florida publicó un artículo sobre la influencia del padre en sus hijos. Los especialistas descubrieron que cuando el padre se implicaba en la educación de sus pequeños, estos manifestaban mayor autoestima e interés en los demás. Los chicos se comportaban mejor, y las chicas tenían mejor salud mental. Sin duda, la orientación que ofrece la Biblia sigue siendo válida.
El importante papel de la madre
Lo que enseña la Biblia: “No abandones la ley de tu madre” (Proverbios 1:8).
Conclusiones de los expertos: Una publicación especializada en psicología infantil declaró en el año 2006: “Como promedio, las madres pasan entre un 65 y un 80% más de tiempo que los padres con cada uno de sus hijos, y esa proporción es parecida en muchos países” (Handbook of Child Psychology). Con esa interacción tan estrecha, las palabras, las acciones y las actitudes de la madre tienen un profundo efecto en el desarrollo del niño.
Cuando el padre y la madre colaboran en enseñar a sus hijos la verdad sobre Dios, les hacen al menos dos valiosos regalos. El primero es la oportunidad de ganarse la amistad de su Padre celestial, la cual los beneficiará toda la vida. Y el segundo es ver el ejemplo de un esposo y una esposa que cooperan para alcanzar objetivos importantes (Colosenses 3:18-20). Aunque otras personas tal vez puedan ayudar a los padres, son ellos quienes tienen la responsabilidad de hablar a sus hijos de Dios y de sus consejos para disfrutar de una vida de familia feliz.
Así pues, ¿cómo deben enseñarles? ¿Cuáles son los mejores métodos?
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¿Cómo enseñarles? Los mejores métodosLa Atalaya 2011 | 1 de agosto
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¿Cómo enseñarles? Los mejores métodos
“Estas palabras que te estoy mandando hoy tienen que resultar estar sobre tu corazón; y tienes que inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes.” (DEUTERONOMIO 6:6, 7)
LOS padres quizás se sientan abrumados por la responsabilidad de enseñar a sus hijos. Y cuando buscan orientación, la enorme cantidad de consejos sobre el tema puede confundirlos todavía más. Parientes y amigos no dudan en dar sus recomendaciones, y libros, revistas y sitios de Internet ofrecen un continuo torrente de consejos, a veces contradictorios.
En contraste, la Biblia no solo da buenos consejos sobre qué enseñar a los hijos, sino que también dice cómo hacerlo. De los versículos citados arriba se desprende que los padres tienen que ingeniárselas para hablarles de Dios todos los días. En este artículo veremos cuatro sugerencias fundadas en la Biblia que han ayudado a miles de padres.
1. Utilicen la creación. El apóstol Pablo escribió: “Las cualidades invisibles de [Dios] se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad” (Romanos 1:20). Los padres pueden ayudar a sus hijos a ver a Dios como un ser real observando con ellos las cosas creadas y animándolos a pensar en las cualidades divinas que estas revelan.
Jesús empleó esta técnica para enseñar a sus discípulos. Por ejemplo, les dijo: “Observen atentamente las aves del cielo, porque ellas no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; no obstante, su Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas?” (Mateo 6:26). De esta manera, Jesús les resaltó a sus discípulos el amor y la compasión de Jehová, y además los hizo pensar en la forma en que Dios manifiesta estas cualidades con sus hijos.
El rey Salomón enseñó una valiosa lección refiriéndose a la sabiduría instintiva que Dios dio a las hormigas. “Vete donde la hormiga, oh perezoso —escribió—; mira sus caminos y hazte sabio. Aunque no tiene comandante, oficial ni gobernante, prepara su alimento aun en el verano; ha recogido su abastecimiento de alimento aun en la siega.” (Proverbios 6:6-8.) De este modo tan sencillo, aquel sabio monarca subrayó la importancia de fijarse metas que valgan la pena y esforzarnos por alcanzarlas.
¿Cómo pueden ustedes, los padres, imitar a Jesús y a Salomón a la hora de enseñar a sus hijos? Primero, pregúntenles qué plantas y animales les llaman la atención. Segundo, busquen información sobre tales creaciones. Y tercero, conversen con ellos sobre lo que estas les enseñan de Dios.
2. Imiten la actitud que Jesús tenía hacia sus oyentes. De toda la gente que ha vivido, nadie ha tenido cosas más importantes que decir que Jesús. Sin embargo, él dedicó gran parte de su tiempo a hacer preguntas, pues le interesaba profundamente lo que pensaban y sentían sus oyentes (Mateo 17:24, 25; Marcos 8:27-29). De igual modo, los padres tienen muchas lecciones valiosas que enseñar a sus hijos, pero para lograr buenos resultados deben imitar a Jesús y animarlos a expresarse con toda libertad.
Ahora bien, ¿y si los hijos se ponen un tanto rebeldes o les cuesta aprender alguna de esas lecciones? Fíjense en cómo trató Jesús a los apóstoles. A veces discutían entre sí y no entendían por qué debían ser humildes. Pero Jesús no perdió la paciencia, y una y otra vez los animó a conducirse con humildad (Marcos 9:33, 34; Lucas 9:46-48; 22:24, 25). Los padres que imitan a Jesús corrigen con paciencia a sus hijos y, si es preciso, les repiten la misma lección hasta que ellos captan toda su importancia.a
3. Enseñen con el ejemplo. Los padres hacen bien en notar lo que el apóstol Pablo escribió a los cristianos que vivían en Roma: “Tú, [...] el que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú, el que predicas: ‘No hurtes’, ¿hurtas?” (Romanos 2:21).
Esta reflexión es muy oportuna, pues los hijos se fijan más en lo que hacen los padres que en lo que dicen. De hecho, quienes predican con el ejemplo tienen más probabilidades de que sus hijos les hagan caso.
4. Comiencen mientras todavía son pequeños. Timoteo, quien fue compañero misionero del apóstol Pablo, tenía muy buena reputación entre quienes lo conocían (Hechos 16:1, 2). Una razón es que “desde la infancia” se le habían enseñado “los santos escritos”. Su madre y su abuela no solo le leían las Escrituras, sino que lo ayudaban a entender las verdades bíblicas (2 Timoteo 1:5; 3:14, 15).
Dónde encontrar ayuda
Los testigos de Jehová han editado varias publicaciones especialmente concebidas para enseñar a los hijos la verdad sobre Dios. Algunas se han redactado pensando en los niños pequeños, y otras promueven la comunicación entre los adolescentes y sus padres.b
Claro está, para hablar de Dios a los hijos, hay que conocer las respuestas a algunas preguntas difíciles que ellos pudieran plantear. Por ejemplo, ¿qué contestaría usted si le preguntaran por qué permite Dios el sufrimiento, qué piensa hacer él con la Tierra o dónde están los muertos? Los testigos de Jehová le enseñarán con mucho gusto las respuestas a estas y otras preguntas, de modo que tanto usted como su familia puedan acercarse a Dios (Santiago 4:8).
[Notas]
a La palabra hebrea que se traduce “inculcar” en Deuteronomio 6:7 conlleva la idea de decir una y otra vez.
b Para los más pequeños, los padres pueden utilizar el libro Aprendamos del Gran Maestro, que se centra en las enseñanzas de Jesucristo, o Mi libro de historias bíblicas, que explica de manera sencilla importantes lecciones de la Palabra de Dios. Con los jóvenes pueden emplear los volúmenes 1 y 2 de la obra Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas.
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