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TemploPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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El decreto de Ciro ordenaba: “Cualquiera que quede de todos los lugares donde esté residiendo como forastero, que los hombres de su lugar lo ayuden con plata y con oro y con bienes y con animales domésticos, junto con la ofrenda voluntaria para la casa del Dios verdadero, la cual estaba en Jerusalén”. (Esd 1:1-4.)
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TemploPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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El templo que el decreto de Ciro autorizó a edificar fue un edificio con las siguientes características: “La altura de ella será de sesenta codos [c. 27 m.], su anchura de sesenta codos, con tres órdenes de piedras rodadas a su lugar y un orden de maderas”, pero no se especifica la longitud. (Esd 6:3, 4.)
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