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Un tiempo de pruebas y zarandeosLa Atalaya 1987 | 15 de junio
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Súbitamente, Jehová, como “el Señor verdadero”, vino a su templo espiritual. ¿Cuándo? El patrón o modelo se fijó en el cumplimiento que hubo en el primer siglo. En aquel tiempo Jesús vino y limpió el templo tres años y medio después de haber sido ungido como Rey en el Jordán. Siguiendo ese patrón, puesto que Jesús fue entronizado como Rey en el otoño de 1914, parece razonable que tres años y medio después hubiera de acompañar al “Señor verdadero” Jehová al templo espiritual.
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Pruebas y zarandeos en nuestros tiemposLa Atalaya 1987 | 15 de junio
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1. Cuando Jehová vino al templo espiritual en nuestros tiempos, ¿qué halló, y, por eso, qué pregunta surge?
CUANDO “el Señor verdadero” vino al templo espiritual acompañado por su “mensajero del pacto”, poco después de haberse establecido el Reino en el cielo en 1914, ¿qué halló Jehová? Su pueblo necesitaba refinación y limpieza. ¿Se someterían a esto y aguantarían cualquier limpieza necesaria de su organización, actividad, doctrina y conducta? Como lo presentó Malaquías: “¿Quién estará soportando el día de su venida, y quién será el que se mantendrá en pie cuando él aparezca?”. (Malaquías 3:1, 2.)
2. En nuestros tiempos, ¿quiénes son “los hijos de Leví ” de Malaquías 3:3?
2 Jehová acepta la responsabilidad por la limpieza y refinación de “los hijos de Leví”. (Malaquías 3:3.) En el antiguo Israel la tribu de Leví suministraba los sacerdotes y los auxiliares que trabajaban en el templo. Aquellos “hijos de Leví” corresponden al cuerpo colectivo de los ungidos que sirven hoy día como sacerdotes bajo Jesús, el Sumo Sacerdote. (1 Pedro 2:7-9; Hebreos 3:1.) Ellos fueron los primeros que experimentaron pruebas cuando Jehová vino al templo espiritual con su “mensajero del pacto”. Pues bien, ¿qué evidencia hay de que esta refinación aconteció desde los días finales de la I Guerra Mundial en adelante?
Un tiempo de pruebas ardientes
3. Para la primavera de 1918, ¿en qué condición se hallaban los testigos de Jehová?
3 Cuando Jehová acompañó a su “mensajero del pacto” al templo espiritual, halló que el resto necesitaba refinación y limpieza.
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Pruebas y zarandeos en nuestros tiemposLa Atalaya 1987 | 15 de junio
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Según la profecía, Jehová, en compañía de su mensajero, vendría y ‘se sentaría como refinador y limpiador’. (Malaquías 3:3.) Sí, el proceso de refinación y limpieza continuaría, y él ‘se sentaría’ y vigilaría cuidadosamente lo que pasara. El hecho de que el resto leal pasó por un tiempo de pruebas ardientes a principios de este siglo no significó que el Gran Refinador había terminado de limpiarlos. Las pruebas y los zarandeos han continuado hasta nuestro tiempo. Jehová todavía está en su templo, sentado para juzgar. No ha estado purificando solamente a “los hijos de Leví ”, el resto ungido. La profecía de Malaquías indicaba Su interés en el “residente forastero”, que corresponde a “la gran muchedumbre”, los que esperan vivir en la Tierra. (Malaquías 3:5; Revelación 7:9, 10.)
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