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“Pon tu corazón sobre” el templo de DiosLa Atalaya 1999 | 1 de marzo
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6. ¿Qué significó la medición del templo?
6 ¿Cuál fue el significado de esta parte de la visión? Garantizó a los desterrados la restauración total de la adoración pura en el templo de Dios. Además, el que se midiera el templo suministró la garantía divina de que el cumplimiento de la visión era totalmente seguro (compárese con Jeremías 31:39, 40; Zacarías 2:2-8). Se limpiaría de allí todo rastro de idolatría. Jehová bendeciría una vez más su casa.
El sacerdocio y el principal
7. ¿Qué información se da sobre los levitas y los sacerdotes?
7 Al sacerdocio también se le iba a limpiar, a refinar. Se iba a reprender a los levitas por haber sucumbido a la idolatría, mientras que a los hijos sacerdotales de Sadoc se les encomiaría y recompensaría por haber permanecido limpios.a No obstante, tanto los sacerdotes como los levitas tendrían puestos de servicio en la casa restaurada de Dios, dependiendo, por supuesto, de su fidelidad personal. Además, Jehová decretó: “Deben instruir a mi pueblo en cuanto a la diferencia entre una cosa santa y una cosa profana; y deben hacer que sepan la diferencia entre lo que es inmundo y lo que es limpio” (Ezequiel 44:10-16, 23). De modo que se restablecería el sacerdocio y se recompensaría el aguante fiel de los sacerdotes.
8. a) ¿Quiénes eran los principales del Israel antiguo? b) ¿Cómo apoyaba la adoración pura el principal de la visión de Ezequiel?
8 La visión también presenta a alguien llamado el principal. La nación había tenido principales desde la época de Moisés. La palabra hebrea para principal, na·sí, podía referirse al cabeza de una casa paterna, una tribu o incluso una nación. En la visión de Ezequiel, a los gobernantes de Israel en conjunto se les reprende por oprimir al pueblo y se les insta a ser imparciales y justos. Si bien el principal no pertenece a la clase sacerdotal, desempeña un papel destacado en la adoración pura. Entra y sale del patio exterior con las tribus no sacerdotales, se sienta en el pórtico de la Puerta del Este y suministra al pueblo algunos sacrificios para que los ofrezca (Ezequiel 44:2, 3; 45:8-12, 17). De este modo, la visión garantiza al pueblo de Ezequiel que a la nación restaurada se la bendeciría con caudillos ejemplares, hombres que apoyarían al sacerdocio en organizar al pueblo de Dios y que serían muy buenos ejemplos en los asuntos de naturaleza espiritual.
La tierra
9. a) ¿Cómo se dividiría la tierra, pero quiénes no recibirían ninguna herencia? b) ¿Qué era la contribución santa, y qué contenía?
9 Finalmente, la visión de Ezequiel incluye una perspectiva general de la tierra de Israel. Esta debía dividirse de tal modo que a cada tribu correspondiera una porción de terreno. El principal también tendría una herencia. Pero los sacerdotes no, pues Jehová dijo: “Yo soy su herencia” (Ezequiel 44:10, 28; Números 18:20). La visión indica que la porción de terreno del principal estaría a ambos lados de una zona especial denominada la contribución santa. Se trataba de un terreno cuadrado dividido en tres franjas: la superior, para los levitas arrepentidos; la del centro, para los sacerdotes, y la inferior, para la ciudad y su tierra productiva. El templo de Jehová estaría ubicado en la franja de tierra de los sacerdotes, en el centro de la contribución cuadrada (Ezequiel 45:1-7).
10. ¿Qué significó la profecía sobre la división de la tierra para los desterrados fieles de Judá?
10 ¡Cómo debió levantar el ánimo de los desterrados esta visión! Se aseguraba a todas las familias una herencia en la tierra (compárese con Miqueas 4:4). La adoración pura ocuparía una posición central y ensalzada. Y fijémonos que en la visión de Ezequiel, el principal, igual que los sacerdotes, viviría en la tierra aportada por el pueblo (Ezequiel 45:16). De modo que en la tierra restaurada, el pueblo habría de contribuir al trabajo de las personas nombradas por Jehová para llevar la delantera, y las apoyaría cooperando con su dirección. Esta tierra era el arquetipo de la organización, la colaboración y la seguridad.
11, 12. a) ¿Cómo aseguró Jehová proféticamente a su pueblo que bendeciría su tierra restaurada? b) ¿Qué representaron los árboles de las riberas del río?
11 ¿Bendeciría Jehová su tierra? La profecía responde a esta pregunta con una conmovedora descripción. Del templo fluye una corriente que aumenta según avanza, hasta convertirse en un torrente cuando desemboca en el mar Muerto. Allí da vida a las aguas que estaban muertas, y una industria pesquera florece en un trecho de la costa. A lo largo de las riberas hay muchos árboles que producen fruto durante todo el año y dan alimento y curación (Ezequiel 47:1-12).
12 Para los desterrados, esta promesa repetía y confirmaba anteriores profecías de restauración que les eran muy preciadas. Los profetas inspirados de Jehová habían descrito más de una vez en términos paradisíacos una tierra de Israel restaurada y repoblada. Un tema profético recurrente había sido el de regiones desérticas que cobraban vida (Isaías 35:1, 6, 7; 51:3; Ezequiel 36:35; 37:1-14). Así que el pueblo podía esperar que las vivificadoras bendiciones de Jehová fluyeran como un río desde el templo restaurado e hicieran revivir a una nación que estaba espiritualmente muerta. Al pueblo restaurado se le bendeciría con hombres espirituales sobresalientes, hombres justos y firmes como los árboles que había en las riberas de la visión, hombres que tomarían la iniciativa en la reconstrucción de una tierra arruinada. Isaías también había escrito sobre “árboles grandes de justicia” que “[reedificarían] los lugares que [habían] estado devastados por largo tiempo” (Isaías 61:3, 4).
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“Pon tu corazón sobre” el templo de DiosLa Atalaya 1999 | 1 de marzo
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12 Para los desterrados, esta promesa repetía y confirmaba anteriores profecías de restauración que les eran muy preciadas. Los profetas inspirados de Jehová habían descrito más de una vez en términos paradisíacos una tierra de Israel restaurada y repoblada. Un tema profético recurrente había sido el de regiones desérticas que cobraban vida (Isaías 35:1, 6, 7; 51:3; Ezequiel 36:35; 37:1-14). Así que el pueblo podía esperar que las vivificadoras bendiciones de Jehová fluyeran como un río desde el templo restaurado e hicieran revivir a una nación que estaba espiritualmente muerta. Al pueblo restaurado se le bendeciría con hombres espirituales sobresalientes, hombres justos y firmes como los árboles que había en las riberas de la visión, hombres que tomarían la iniciativa en la reconstrucción de una tierra arruinada. Isaías también había escrito sobre “árboles grandes de justicia” que “[reedificarían] los lugares que [habían] estado devastados por largo tiempo” (Isaías 61:3, 4).
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