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Jesús establece “la justicia en la tierra”Acerquémonos a Jehová
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1, 2. ¿En qué ocasión se indignó Jesús, y por qué?
ERA obvio que Jesús estaba enojado, y con razón. Cuesta trabajo imaginárselo así, pues él era apacible por naturaleza (Mateo 21:5). Por supuesto, su furia estaba justificada y no perdió los estribos.a ¿Y qué hizo que un hombre tan pacífico se pusiera así? Una terrible injusticia.
2 Jesús le tenía cariño al templo de Jerusalén. Era el único lugar sagrado del mundo donde se adoraba a su Padre. Muchos judíos que vivían en otros países viajaban largas distancias para ir allí. Y quienes no eran judíos podían adorar a Dios en cierta parte del templo. Pero un día, al principio de su ministerio, Jesús llegó al templo y se topó con todo un espectáculo: había vendedores y cambistas por todas partes. Parecía más un mercado que un centro religioso. ¿Y por qué era eso tan malo? Porque para ellos el templo de Dios era solo un lugar donde se aprovechaban de las personas. ¿Qué hacían exactamente? (Juan 2:14).
3, 4. ¿Qué abusos se cometían en la casa de Jehová, y qué hizo Jesús para corregir la situación?
3 Los líderes religiosos mandaban que el impuesto del templo se pagara con cierto tipo de moneda. Por eso, para conseguirla, los visitantes tenían que cambiar su dinero. Los cambistas se ponían dentro del templo y cobraban una comisión por cada cambio. Otro negocio muy lucrativo era la venta de animales. Los visitantes que querían sacrificar un animal podían comprarlo en cualquier parte de la ciudad, pero los que supervisaban los sacrificios podían decirles que no era válido. En cambio, si lo compraban directamente allí, se lo aceptaban. Los comerciantes cobraban un dineral porque la gente no tenía más remedio que acudir a ellos.b No solo era un negocio; era un robo.
4 Jesús no podía tolerar esa corrupción. ¡Era la casa de su Padre! Así que se hizo un látigo de cuerdas y echó fuera las vacas, los toros y las ovejas. Luego fue adonde estaban los cambistas y volcó sus mesas. ¡Imagínese todas las monedas esparciéndose por el suelo de mármol! Además, les ordenó seriamente a los vendedores de palomas: “¡Quiten todo esto de aquí!” (Juan 2:15, 16). Al parecer, nadie se atrevió a llevarle la contraria a este hombre tan valiente.
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b Según la Misná, más tarde hubo una protesta por el altísimo precio de las palomas en el templo. Y el precio bajó enseguida casi un 99 %. ¿Quiénes se beneficiaban más de este negocio? Según los historiadores, los mercados del templo eran de la familia del sumo sacerdote Anás. Esto habría enriquecido más a esa familia (Juan 18:13).
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