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“Sigue hablando y no calles”Demos “un testimonio completo sobre el Reino de Dios”
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Obviamente necesita alojamiento, pero no quiere ser una carga económica para nadie. Tampoco quiere dar la impresión de que, con la excusa de que predica la Palabra de Dios, vive a costa de los demás. ¿Qué va a hacer?
2 Él había aprendido un oficio: fabricar tiendas de campaña. Era un trabajo duro y se hacía a mano, pero está dispuesto a hacerlo para ganarse la vida.
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“Sigue hablando y no calles”Demos “un testimonio completo sobre el Reino de Dios”
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“Su oficio era hacer tiendas de campaña” (Hechos 18:1-4)
4, 5. a) ¿Dónde se quedó el apóstol Pablo mientras estuvo en Corinto, y cómo se ganó la vida? b) ¿Cómo es que Pablo sabía hacer tiendas de campaña?
4 Poco después de llegar a Corinto, Pablo conoció a un matrimonio muy cariñoso y hospitalario: Áquila, que era judío, y Priscila, también llamada Prisca. Vivían en Roma, pero se mudaron a Corinto porque el emperador Claudio “había ordenado que todos los judíos se fueran de Roma” (Hech. 18:1, 2). Gracias a ellos, Pablo consiguió casa y trabajo. El relato dice: “Como tenía el mismo oficio, se quedó en su casa y trabajó con ellos. Su oficio era hacer tiendas de campaña” (Hech. 18:3). Durante todo el tiempo que predicó en Corinto, Pablo estuvo en la casa de esta pareja, y es probable que desde allí escribiera algunas cartas que llegaron a formar parte de la Biblia.b
5 ¿Cómo es posible que alguien que había tenido el honor de estudiar “a los pies de Gamaliel” se pusiera a hacer tiendas de campaña? (Hech. 22:3). Por lo visto, para los judíos del siglo primero no era degradante enseñarles a sus hijos a hacer trabajos manuales aunque también les dieran una educación superior. Recordemos que Pablo era de Tarso, que estaba en Cilicia. Esta región era famosa por un tejido que se llamaba cilicium y que se usaba para hacer tiendas de campaña. Así que puede que Pablo aprendiera el oficio de joven. Hacer tiendas de campaña no era nada fácil. Puede que implicara cortar y coser esta tela tan dura y áspera, o incluso fabricarla.
6, 7. a) ¿Cómo veía Pablo su trabajo, y cómo sabemos que Áquila y Priscila pensaban igual? b) ¿En qué sentido somos los siervos de Dios como Pablo, Áquila y Priscila?
6 Pero para Pablo su trabajo no era lo más importante. Tan solo era un medio para mantenerse y poder enseñar “sin costo las buenas noticias” (2 Cor. 11:7). Y, como Áquila y Priscila eran buenos cristianos, seguro que tenían el mismo punto de vista que Pablo sobre el trabajo. De hecho, cuando él se fue de Corinto en el año 52, lo dejaron todo y se mudaron con él a Éfeso. Allí usaron su casa para que la congregación se reuniera (1 Cor. 16:19). Más tarde, volvieron a Roma y después se fueron otra vez a Éfeso. Para ellos, el Reino siempre fue lo primero, y pusieron las necesidades de los demás por encima de las suyas. Con razón “todas las congregaciones de las naciones” los apreciaban tanto (Rom. 16:3-5; 2 Tim. 4:19).
7 Hoy, los siervos de Jehová imitan a Pablo, Áquila y Priscila. Aunque están muy ocupados en el ministerio, trabajan duro “a fin de no ser una carga económica” para nadie (1 Tes. 2:9). Por ejemplo, muchos precursores trabajan a tiempo parcial o por temporadas para poder mantenerse y dedicarse a lo más importante para ellos: la predicación.
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