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El terrorismo... ¿qué lo causa, y por qué?¡Despertad! 1987 | 8 de enero
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¿POR QUÉ recurren al terrorismo ciertas personas y ciertos grupos? ¿Quiénes son el blanco principal? ¿Qué logra el terrorismo?
Un punto de vista es que el terrorismo es un síntoma que puede indicar una variedad de injusticias raciales, sociales y políticas. James T. Burtchaell, sacerdote y teólogo católico, declaró: “Parte del terrorismo se debe a una minoría étnica y/o religiosa (y muchas veces económica) que exige autonomía: Los vascos en España, los católicos en Ulster, los huks en las Filipinas. [...] Parte se debe a gobiernos amenazados por una mayoría que disiente [...] Parte es la empresa de una minoría nacional que aspira tener dominio del gobierno”.
Pero ¿son solo grupos minoritarios los que recurren al terrorismo? Burtchaell continúa su comentario: “Parte del terrorismo tiene el auspicio de gobiernos que procuran desacreditar, desestabilizar y reemplazar el gobierno de otra nación que no coopera con ellos”. (Fighting Back.)
De acuerdo con otros comentaristas, los motivos tras el terrorismo se pueden interpretar de modos diversos, según las simpatías políticas del observador. Algunos dicen que cuando se cometen injusticias y el pueblo no tiene manera legal de corregirlas, el terror se convierte en su única respuesta. Para otros, el terrorismo es una estrategia contra las democracias occidentales, inspirado y manipulado por la ideología política contraria.
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El terrorismo... ¿qué lo causa, y por qué?¡Despertad! 1987 | 8 de enero
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Los motivos tras el terrorismo
La mayoría de los grupos terroristas árabes señalan como justificación para sus acciones la difícil situación de los refugiados palestinos que perdieron su país, Palestina, al formarse la nación de Israel en 1948. A través de las décadas los rencores han aumentado tanto que ahora el objetivo de los terroristas árabes no es solo tener un país separado, sino algo más siniestro para los judíos: la aniquilación de Israel. ¿Cómo se sabe esto?
La siguiente cita se toma de la “Carta abierta” de Hizballah (“Partido de Dios”), un grupo chiíta que opera en el Oriente Medio.
“Ahora nuestros hijos se hallan en un estado de confrontación cada vez mayor contra estos enemigos [Israel, los Estados Unidos, Francia y la Falange (libanesa)] hasta que se logren los siguientes objetivos:
”La salida final de Israel del Líbano como un hecho que precederá a su destrucción final y la liberación de la venerable Jerusalén de debajo de los talones de la ocupación.” (Hydra of Carnage.)
Por otra parte, muchos actos de terrorismo han sido perpetrados por “mártires” bajo la influencia del Ayatollah Khomeini de Irán y su filosofía, expresada en estas palabras que se citan del libro Sacred Rage: “Los gobiernos del mundo deben saber que no se puede derrotar al islam. El islam resultará victorioso en todos los países del mundo, el islam y las enseñanzas del Corán prevalecerán por todo el mundo”.
Esta perspectiva lleva a esta otra conclusión suya: “Por eso, en realidad no tenemos más alternativa que destruir los sistemas gubernamentales que son corruptos en sí mismos [...] y derribar todos los regímenes traidores, corruptos, opresivos y criminales. Este es el deber que todos los musulmanes deben cumplir”.
Lo que mueve a otros terroristas es el socialismo revolucionario y el deseo de derribar el capitalismo. El escritor Jan Schreiber declara en su libro The Ultimate Weapon—Terrorists and World Order: “Por lo general, la capacidad para explotar a otros se considera idéntico al capitalismo, y el capitalismo, sea que esté o no atemperado por la democracia, se considera idéntico al fascismo”. Como lo expresó un japonés que apoya el terrorismo: “Lo que nunca aceptaremos en este mundo es el hecho —que es producto del capitalismo— de que unas personas exploten a otras. Y esto es lo que nos mueve a estar dispuestos a pelear”.
Sin embargo, otros ven a los terroristas desde un punto de vista diferente. Benjamin Netanyahu, embajador israelí, escribe: “El terrorismo no resulta automáticamente de nada. Es una selección, una selección maligna”. Netanyahu razona así: “La raíz y causa del terrorismo no está en los agravios, sino en una disposición que conduce a violencia desenfrenada. El origen de esto se puede hallar en un punto de vista mundial que asegura que ciertas metas ideológicas y religiosas justifican, y en realidad exigen, el que uno se desprenda de toda inhibición moral”. (Terrorism—How the West Can Win.)
Pero ¿qué ha hecho que nuestra sociedad moderna haya llegado a ser de repente la víctima del terrorismo?
Una sociedad vulnerable
Neil Livingstone, perito estadounidense sobre el terrorismo, escribe: “A medida que nuestro mundo se ha ido urbanizando y se ha hecho más complejo, hemos quedado correspondientemente más expuestos a los planes de grupos pequeños, o hasta de individuos por sí solos, que se proponen perturbar la vida de la mayoría, o imponer su voluntad”. ¿Qué hace que nuestra sociedad sea tan vulnerable a la actividad terrorista? “Nuestros vitales, pero vulnerables, sistemas de agua potable, energía, transportación, comunicación y sanidad se hallan a merced de terroristas y saboteadores expertos.” (Hydra of Carnage.)
Por lo frágiles que son nuestros sistemas para el sostén de la vida, un solo terrorista puede ejercer el poder de un ejército de tiempos antiguos. Livingstone añade: “Como resultado de los adelantos técnicos [...] un solo hombre puede dominar ahora más tecnología mortífera que en cualquier tiempo anterior. Un solo individuo en la era de la tecnología puede llegar a ser el equivalente de un ejército [de la era] en que las principales armas de guerra eran la espada, el arco y la lanza. Esta es una de las razones principales por las que los terroristas son una amenaza tan grande al mundo contemporáneo”.
Otro punto vulnerable de la sociedad moderna es el efecto instantáneo de los sucesos noticiosos. La televisión multiplica el poder del terrorismo. El terrorista desea publicidad internacional para su causa... y gracias a los medios de información, ¡la consigue!
Tan solo un siglo atrás se necesitaban días para que las noticias viajaran alrededor del mundo. Ahora las noticias se comunican instantáneamente. En algunos casos el terrorista de hecho puede verse a sí mismo desempeñando su papel en la televisión. A menudo sabe lo que el otro lado hace mientras él continúa su cuidadosa “jugada”. Jan Schreiber llega al grado de decir que “el impulso de apoderarse de la atención del público” ha sido “el medio terrorista de más consecuente éxito”.
Pero ¿habrá otras razones por las cuales continúa prosperando el terrorismo?
El terrorismo y dos ideologías en oposición
Dos peritos sobre el terrorismo que no ofrecen ninguna esperanza para el futuro escriben: “El terrorismo no desaparecerá. Los estados pequeños y débiles han descubierto que pueden aumentar en gran manera su poder político, y plagados como están por escasez de recursos, no es probable que abandonen el terrorismo como instrumento político y militar”. Al mismo tiempo, añaden, algunas potencias principales ven ventajas en llevar a cabo una guerra sustitutiva mediante el terrorismo. “Por contraste, estados mayores y más fuertes han descubierto que los instrumentos terroristas pueden ayudarles a alcanzar sus objetivos nacionales sin el riesgo que acompañaría a otras formas de guerra.” (Fighting Back.)
Si los estados más fuertes han descubierto que el terrorismo puede ayudarles a conseguir sus objetivos, ¿pudiera esto fomentar parte, o gran parte, del terrorismo del mundo? Jan Schreiber escribe: “Revelaciones hechas a mediados de los años setenta confirmaron lo que observadores imparciales habían sabido por mucho tiempo sin que tuvieran prueba para ello; que las dos ideologías dominantes del mundo habían empleado, y probablemente continuarían empleando, toda clase de medio, imparcial y engañoso, para confundir a sus enemigos y obtener, o retener, la supremacía”.
Este choque de ideologías está implícito en un discurso del líder soviético Gorbachev, cuando dijo: “Tiene que quedar muy claro que solo si los imperialistas abandonan sus intentos de resolver el argumento histórico entre los dos sistemas sociales por medios militares, es que se pueden encaminar las relaciones internacionales hacia la cooperación normal”. (A Time for Peace.)
Otros también reconocen este “juego” internacional en que están implicadas las dos potencias principales. Por ejemplo, Robin Wright declara en su libro Sacred Rage: “Militantes musulmanes también creen que los Estados Unidos han visto el Oriente Medio principalmente como una zona de rivalidad con la Unión Soviética, casi pasando por alto las poderosas fuerzas que han estado en juego localmente. En un mundo dividido en dos polos, los Estados Unidos no han mostrado estar alerta a las frustradas peticiones de reconocimiento por el emergente Tercer Mundo”. Parece que algunas naciones pequeñas se ven como peones usados en el choque de ideologías.
Peritos occidentales consideran gran parte del terrorismo como otra arma que se usa para desestabilizar al sistema capitalista. El embajador Robert B. Oakley, perito estadounidense sobre el contraterrorismo, declaró: “Si no se le presenta resistencia, la escalada del terrorismo socavará el sistema de relaciones políticas, económicas y militares en que han llegado a confiar los Estados Unidos y sus aliados para conservar, proteger y promover sus intereses nacionales y mutuos [...] Durante los años del futuro tenemos que prepararnos para enfrentarnos a otras serias amenazas procedentes del terrorismo internacional [...] gran parte de ello apoyado o estimulado por un puñado de gobiernos despiadados”.
El embajador estadounidense Robert M. Sayre expresó su opinión más directamente: “El terrorismo tiene motivos políticos y es planeado y organizado. [...] La mayor parte del terrorismo es la obra de estados y grupos marxistas-leninistas, y la Unión Soviética y sus socios del bloque oriental los apoyan y confortan”. (Department of State Bulletin.)
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