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  • Una lección de la historia de Roma
    La Atalaya 2002 | 15 de junio
    • El placer que reportaban los espectáculos “no [está] de acuerdo con la verdadera religión ni con las verdaderas obligaciones que tenemos para con el verdadero Dios”, afirmó Tertuliano, escritor del siglo III. Para él, los espectadores eran cómplices de los asesinos.

  • Una lección de la historia de Roma
    La Atalaya 2002 | 15 de junio
    • [Recuadro de la página 28]

      Combates para “apaciguar a los muertos”

      Tertuliano, escritor del siglo III, dijo respecto al origen de los torneos de gladiadores: “Los antiguos creían que ofrecían un servicio a los muertos con este tipo de espectáculos, cuya violencia habían atemperado humanizando la crueldad. Creyendo que podían apaciguar con sangre humana las almas de los difuntos, solían sacrificar en los funerales cautivos o esclavos de ínfimo rango que habían comprado para la ocasión. Posteriormente decidieron encubrir su impiedad convirtiéndola en una diversión. Y así, una vez que los elegidos habían sido adiestrados lo mejor posible con las armas de que disponían (su adiestramiento consistía en aprender a matarse), les daban muerte junto a las tumbas el día fijado para el funeral. De ese modo, mitigaban el dolor de la muerte asesinando. Este es el origen del munus. Pero, poco a poco, los espectáculos alcanzaron el mismo nivel de refinamiento que de crueldad; la diversión de estas fiestas no era completa a menos que bestias salvajes despedazaran también víctimas humanas. La ofrenda para apaciguar a los muertos se consideraba una ceremonia fúnebre”.

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