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    Anuario de los testigos de Jehová 1991
    • En diciembre de 1939, Kurt Gruber y Willy Unglaube viajaron en dirección norte hasta Chiang Mai, donde encontraron el traductor por el que tanto habían orado: Chomchai Inthaphan, la directora de una escuela presbiteriana para niñas. Esta mujer había estudiado en la universidad de Manila (Filipinas) y dominaba bien el tai y el inglés. Además, tenía un profundo amor a Dios y estaba deseosa de servirle, por lo que en seguida se dio cuenta de que los precursores predicaban la verdad.

      A pesar de la oposición de los misioneros presbiterianos y de las ofertas tentadoras de la escuela, Chomchaia presentó su dimisión y notificó su renuncia a su iglesia. Siguió trabajando hasta el final del curso escolar y, mientras tanto, empezó a traducir el libro Salvación. Posteriormente, cuando se abrió la sucursal en Bangkok, Chomchai llegó a ser uno de los primeros miembros de la familia Betel. Durante muchos años, realizó todo el trabajo de traducción. Le gustaban mucho los felinos, así que se llevó su gato siamés a Betel. Aunque padeció varias enfermedades que la incapacitaron durante sus últimos diez años de vida, Chomchai continuó fiel en su servicio dedicado hasta su muerte en 1981, a la edad de setenta y tres años.

      Primeros publicadores locales

      Parece ser que antes de llegar a Chiang Mai en diciembre de 1939, los hermanos Gruber y Unglaube trabajaron las ciudades norteñas de Phrae y Nan. En Phrae, una enfermera se quedó con los folletos Hogar y felicidad y Protección, se los dio a su amiga Buakhieo Nantha, que era enfermera en Nan, y le dijo que los dos extranjeros llegarían a Nan en breve. Aunque había sido criada en el budismo, Buakhieo se había hecho presbiteriana dos años antes, tras haber estudiado en un internado presbiteriano y haberse graduado como enfermera en un hospital, de la Iglesia presbiteriana también, en Chiang Mai. Buakhieo leyó los folletos con gran interés y cuando los dos precursores llegaron a Nan, aceptó de buena gana un estudio de la Biblia.

      Cuando Buakhieo tuvo que volver a Chiang Mai para proseguir sus estudios, se encontró de nuevo con Kurt y Willy, que ya celebraban reuniones regulares en esa ciudad con un grupo de personas interesadas. Chomchai presentó a los precursores al director del seminario presbiteriano, Kham-ai Chaiwan. Tras considerar los temas de la Trinidad, el infierno y el alma, este hombre se dio cuenta de que los testigos de Jehová enseñaban la verdad que había estado buscando. Se compadeció de Kurt y Willy por las condiciones en que estaban viviendo en un hotel chino y les invitó a que se trasladaran a su casa. Progresó rápidamente en la verdad. Cuando su patrono le presionó para que transigiera en sus principios bíblicos, no cambió de idea, aunque esto significaba perder su trabajo y la prometida pensión.

      Después de cuatro años de duro trabajo, los esfuerzos de los cuatro precursores extranjeros empezaron a dar fruto. En 1940, Buakhieo Nantah, Chomchai Inthaphan, la hermana carnal de esta, Kaeomalun, y Kham-ai Chaiwan y su esposa, Buakhieo, se bautizaron, convirtiéndose así en los primeros testigos de Jehová tailandeses.

      De pariente a pariente

      Estos nuevos discípulos empezaron a predicar las buenas nuevas a sus familias y amigos con el mismo celo con que los primeros seguidores de Jesús contaban a sus parientes que habían encontrado al Mesías. (Compárese con Juan 1:41.) El hermano Kham-ai tenía un pariente, Kham Raksat, que era anciano de una iglesia presbiteriana en San Kamphaeng, no muy lejos de Chiang Mai; de hecho, era el que había construido el edificio de la iglesia. Kham, al igual que Kham-ai, era un hombre sincero, que buscaba la verdad, de modo que invitó a Kurt, Chomchai y su hermana Kaeomalun a su iglesia para que predicaran y explicaran la Biblia. Los misioneros presbiterianos, irritados, intentaron que algunos maestros echaran a los Testigos. Sin embargo, esa conducta tan impropia de cristianos hizo que Kham quedara más resuelto que nunca a seguir estudiando la Biblia con los Testigos. Algunos años más tarde, se formó una congregación en San Kamphaeng. Kham llegó a ser el superintendente presidente y puso el cartel “Salón del Reino de los testigos de Jehová” en su casa con todo orgullo. Con el transcurso de los años, muchos miembros de las familias Chaiwan y Raskat entraron en la verdad.

      Después de consideraciones largas y detalladas, Chomchai y Kaeomalun pudieron convencer a su madre de la verdad. Ella era una cristiana nominal, como lo habían sido anteriormente todos los primeros Testigos de Tailandia; sin embargo, estaba muy activa en la iglesia local de Ban Paen, a 30 kilómetros al sur de Chiang Mai. Cuando se supo que dejaba la iglesia se produjo un gran revuelo en el pueblo. Pero su resolución y valor dieron buenos resultados, pues varias personas de aquel pueblo aceptaron la verdad y con el tiempo se formó una congregación.

      La madre de Chomchai transmitió la verdad a la familia de su sobrino en Chom Thong, un distrito de la provincia de Chiang Mai, donde se formó otro grupo de Testigos más tarde.

      Así pues, los primeros en responder favorablemente a la predicación de las buenas nuevas en Tailandia, especialmente en la parte norte del país, donde había grupos protestantes en varios pueblos y ciudades, fueron personas que habían pertenecido a iglesias de la cristiandad. Pero, tendría que pasar todavía algún tiempo para que los primeros budistas abrazaran la verdad bíblica.

      La obra continúa durante la II Guerra Mundial

      Tailandia se mantuvo neutral durante las primeras etapas de la II Guerra Mundial, por lo que precursores extranjeros y publicadores locales pudieron continuar su predicación sin interrupciones. Mientras Kurt Gruber y Willy Unglaube vivían experiencias emocionantes en las provincias del norte, Ted Sewell continuaba en la capital, donde una familia interesada de Sri Lanka empezó a acompañarle en la predicación. En 1941, cuando la hermana Chomchai se mudó a Bangkok, esta familia la recibió amablemente en su hogar. Poco a poco, otras personas, principalmente chinos, mostraron interés y se organizó una congregación.

      Edith Mungsin, que ahora tiene más de ochenta años, todavía recuerda su primer encuentro con la congregación de Bangkok: “Mi primer contacto con la Biblia fue en una escuela protestante. Nuestro padre, que era inglés, murió durante la I Guerra Mundial, y mis tres hermanas y yo fuimos enviadas a un internado protestante de Chiang Mai, donde también se enseñaba la Biblia. De modo que aprendí la historia de Jesucristo desde la infancia y llegué a tenerle gran amor y respeto. Sin embargo, tenía bastantes preguntas bíblicas que habían quedado sin respuesta porque era demasiado tímida para preguntar y los estudiantes teníamos miedo a los profesores. Más tarde, viví una temporada en Singapur, pero en 1941 volví a Tailandia. En un viaje a Chiang Mai, visité a Kham-ai Chaiwan, al que yo recordaba como líder de la comunidad presbiteriana de aquel lugar. Yo tenía prisa por tomar el tren hasta Bangkok ese mismo día y casi no pudo testificarme. No obstante, me dio tres folletos y me instó a que los leyera.

      ”Ya en el tren, saqué apresuradamente los folletos y los leí de principio a fin. Me emocionaron las explicaciones de las enseñanzas bíblicas y, al mismo tiempo, me quedé atónita porque esta información era muy diferente de lo que había aprendido en la escuela. Quería encontrar la verdad, así que empecé a buscar a los testigos de Jehová en Bangkok. Cuando di con su lugar de reunión, vi que estaban celebrando un estudio bíblico y me quedé. Conocía muy bien a una de las doce personas reunidas, a Chomchai, pues había sido profesora en la escuela a la que yo asistía. Fue una gran alegría volver a encontrarnos.

      ”Al aumentar mi conocimiento y entendimiento de la Biblia, dejé de ir a la iglesia. Además, me quité la cruz que llevaba al cuello. Dos ancianos de la iglesia vinieron a visitarme e intentaron hacerme cambiar de opinión, diciendo: ‘¡No crea lo que dicen esos falsos Testigos!’. Yo contesté: ‘Primero voy a estudiar la Biblia y asegurarme. Si los testigos de Jehová están equivocados, volveré a la iglesia’. Nunca regresaron.”

      La invasión japonesa causa dificultades

      La II Guerra Mundial continuaba y crecía la influencia de Japón sobre la región asiática y la del Pacífico, por lo que Tailandia también sufrió finalmente las consecuencias de la guerra. George Powell, un australiano que se había encargado del almacén de literatura de la Sociedad en Singapur antes de que se proscribiera allí la obra, y después se había trasladado a Tailandia, recuerda ahora una mañana de diciembre de 1941 cuando la hermana Chomchai bajó corriendo las escaleras mientras gritaba: “¡Nos invaden!”. Sí, la radio acababa de anunciar que los japoneses habían iniciado su ocupación de Tailandia.

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    Anuario de los testigos de Jehová 1991
    • [Fotografía en la página 197]

      ChomchaiInthaphan empezó a traducir en 1941 y permaneció en el servicio de Betel desde 1947 hasta su muerte en 1981

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