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TailandiaAnuario de los testigos de Jehová 1991
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Algunos años más tarde, se formó una congregación en San Kamphaeng. Kham llegó a ser el superintendente presidente y puso el cartel “Salón del Reino de los testigos de Jehová” en su casa con todo orgullo. Con el transcurso de los años, muchos miembros de las familias Chaiwan y Raskat entraron en la verdad.
Después de consideraciones largas y detalladas, Chomchai y Kaeomalun pudieron convencer a su madre de la verdad. Ella era una cristiana nominal, como lo habían sido anteriormente todos los primeros Testigos de Tailandia; sin embargo, estaba muy activa en la iglesia local de Ban Paen, a 30 kilómetros al sur de Chiang Mai. Cuando se supo que dejaba la iglesia se produjo un gran revuelo en el pueblo. Pero su resolución y valor dieron buenos resultados, pues varias personas de aquel pueblo aceptaron la verdad y con el tiempo se formó una congregación.
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TailandiaAnuario de los testigos de Jehová 1991
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En 1941, cuando la hermana Chomchai se mudó a Bangkok, esta familia la recibió amablemente en su hogar. Poco a poco, otras personas, principalmente chinos, mostraron interés y se organizó una congregación.
Edith Mungsin, que ahora tiene más de ochenta años, todavía recuerda su primer encuentro con la congregación de Bangkok: “Mi primer contacto con la Biblia fue en una escuela protestante. Nuestro padre, que era inglés, murió durante la I Guerra Mundial, y mis tres hermanas y yo fuimos enviadas a un internado protestante de Chiang Mai, donde también se enseñaba la Biblia. De modo que aprendí la historia de Jesucristo desde la infancia y llegué a tenerle gran amor y respeto. Sin embargo, tenía bastantes preguntas bíblicas que habían quedado sin respuesta porque era demasiado tímida para preguntar y los estudiantes teníamos miedo a los profesores. Más tarde, viví una temporada en Singapur, pero en 1941 volví a Tailandia. En un viaje a Chiang Mai, visité a Kham-ai Chaiwan, al que yo recordaba como líder de la comunidad presbiteriana de aquel lugar. Yo tenía prisa por tomar el tren hasta Bangkok ese mismo día y casi no pudo testificarme. No obstante, me dio tres folletos y me instó a que los leyera.
”Ya en el tren, saqué apresuradamente los folletos y los leí de principio a fin. Me emocionaron las explicaciones de las enseñanzas bíblicas y, al mismo tiempo, me quedé atónita porque esta información era muy diferente de lo que había aprendido en la escuela. Quería encontrar la verdad, así que empecé a buscar a los testigos de Jehová en Bangkok. Cuando di con su lugar de reunión, vi que estaban celebrando un estudio bíblico y me quedé. Conocía muy bien a una de las doce personas reunidas, a Chomchai, pues había sido profesora en la escuela a la que yo asistía. Fue una gran alegría volver a encontrarnos.
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