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El consejo edificaGuía para la Escuela del Ministerio Teocrático
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En el primer discurso, el superintendente de la escuela (u otro consejero, si hubiese muchos matriculados) solo encomiará al estudiante, destacando aquellos puntos en los que ha trabajado bien. Posteriormente, y de manera progresiva, se centrará en el punto de la hoja que más atención necesite a fin de que el estudiante mejore su presentación, y le asignará a trabajar específicamente en ese punto en su próximo discurso. En su momento, le indicará cuándo puede pasar a otros puntos de la hoja de consejo.
5 Algunos discursantes estudiantiles quizás adelanten con relativa rapidez, mientras que otros posiblemente tengan que trabajar en un solo punto a la vez más bien que tratar de encargarse de los puntos que se consideran en un Estudio completo. De hecho, a algunos estudiantes bien se les pudiera aconsejar que pronunciaran varios discursos mientras trabajan en un solo punto difícil, de modo que verdaderamente dominen la cualidad de la oratoria en que trabajan antes de pasar a otra.
6, 7. ¿Sobre qué puntos dará consejo el superintendente de la escuela?
6 El consejo que se da después de los discursos estudiantiles debe ser bondadoso, pensado de tal modo que ayude al estudiante a seguir mejorando como discursante. Sin embargo, todo consejo que se dé al discursante que presenta el discurso de instrucción o los puntos sobresalientes se ofrece privadamente después de la escuela. Particularmente se aconsejaría a este orador si se pasara del tiempo asignado. El que presenta el discurso de instrucción debe esforzarse por pronunciar un discurso modelo en todo respecto, y quizás no se necesite consejo privado.
7 Los puntos sobre los cuales se ofrecerá consejo, serán por lo general aquellos sobre los cuales se le haya notificado de antemano al estudiante que trabaje. Por supuesto, si algún otro aspecto del discurso es particularmente bueno, el consejero ciertamente podría incluirlo en sus palabras de encomio, pero no marcará la hoja de consejo en cuanto a ese punto. Las marcas que se usarán serán las siguientes: “T” (Trabaje en este punto) cuando sería ventajoso seguir trabajando en esa cualidad particular de la oratoria; “M” (Mejorado) cuando un estudiante ya ha trabajado en un punto por lo menos una vez antes y da evidencia de mejoramiento pero le sería ventajoso trabajar en ese punto en otra ocasión; “B” (Bien) cuando la cualidad que se considera ha sido demostrada lo suficientemente bien como para permitir el seguir adelante a un estudio de otras cualidades de la oratoria al preparar la siguiente asignación de la escuela. Si el estudiante recibe una asignación de lectura, se le aconsejará sobre aquellos puntos que mejor encajen con este tipo de asignaciones.
8-10. Al marcar la hoja de consejo, ¿qué debe tener presente el superintendente de la escuela para dar estímulo que lleve a progresar?
8 El superintendente de la escuela debe ejercer considerable discernimiento para efectuar el mayor bien por medio del consejo que dé. Si un discursante es muy nuevo, más que cualquier otra cosa lo que necesita es estímulo. Otros estudiantes, que han estado por más tiempo en la escuela, quizás sean diligentes al preparar sus discursos, y den atención a las cualidades de la oratoria que se les han asignado para trabajar en ellas, pero pueden ser de habilidad limitada. En esos casos, si ha evidenciado cierta cualidad de la oratoria a un grado limitado, el superintendente de la escuela puede ponerle “B” en la hoja de consejo y dejar que pase a otra cualidad que necesite atención.
9 Por otra parte, otro discursante quizás tenga mayor experiencia o más habilidad natural, pero, posiblemente debido a la urgencia de otro trabajo, quizás no se haya tomado el tiempo necesario para hacer un estudio de las cualidades de la oratoria asignadas y como resultado quizás no haya hecho tan buena labor como podría. En un caso como éste realmente estorbará el progreso del estudiante el que el superintendente de la escuela marque “B” en la hoja de consejo y le diga que siga adelante a otro punto. Si el discurso era del tipo en que la cualidad asignada pudo haberse manifestado, el consejero marcará la hoja “T” (Trabaje en esto) y bondadosamente ofrecerá alguna ayuda personal al estudiante como auxilio en su progreso. De esta manera los estudiantes recibirán estímulo que los llevará a hacer de cada discurso, no simplemente el cumplimiento de una asignación, sino un paso de adelanto en su progreso como discursantes.
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Consejero. El superintendente de la escuela debe hacer un estudio cuidadoso de la información que se estudia cada semana para que pueda determinar si se considera bien y corregir cualesquier inexactitudes. Sin embargo, nunca debe llegar al extremo de no disfrutar de los discursos por adoptar una actitud demasiado crítica en cuanto a la manera en que se presenta la información. Él también debe obtener beneficio de las excelentes verdades que se expresan.
12 Al aconsejar, él por lo general comienza con una expresión de encomio por el esfuerzo que ha hecho el estudiante. Entonces pasa a comentar sobre los puntos de la hoja de consejo en los cuales trabaja el discursante. Si un punto necesita más atención, el énfasis no se debe colocar tanto en la debilidad del discursante, sino en cómo pudiera lograrse mejora. Así, el consejo edificará tanto al discursante como a otros del auditorio.
13 No basta con meramente decirle a un discursante que hizo buena labor y que tiene que trabajar de nuevo en cierta cualidad particular de la oratoria. Sería útil para todos los presentes el que el consejero explicara por qué fue buena labor o por qué se necesita mejora y cómo mejorar. Además, será provechoso para él el que se llame atención a las razones por las cuales es tan necesaria en el ministerio del campo o en las reuniones de congregación la cualidad de la oratoria que se considera. Esto infundirá en toda la congregación aprecio por el punto que se trata y animará al estudiante a continuar dándole atención.
14 No es deber del consejero hacer un repaso del discurso estudiantil. Debe ser breve e ir al grano en su consejo, limitándolo cuidadosamente a dos minutos por cada discurso estudiantil. De este modo el consejo y las sugerencias no serán oscurecidos por demasiadas palabras. Además, es apropiado llamar la atención del estudiante a las páginas de este libro en las cuales puede hallar más información sobre el punto que se haya considerado.
15 Errores menores en pronunciación o gramática no son las cosas grandes que hay que vigilar. Más bien, el consejero debe estar interesado en el efecto general de la presentación del discursante. ¿Vale la pena y es informativo el material? ¿Está bien organizado y es fácil de seguir? ¿Se ha pronunciado el discurso de manera sincera, solícita, convincente? ¿Muestran su expresión facial y sus ademanes que él cree lo que está diciendo y que está más interesado en comunicar las excelentes verdades a sus oyentes que en la impresión que esté dejando? Si estos asuntos vitales se atienden bien, unas cuantas malas pronunciaciones o errores gramaticales pasarán casi sin ser notados por el auditorio.
16 El consejo que se dé en la escuela del ministerio siempre debe suministrarse de manera bondadosa y útil. Debe haber un deseo intenso de ayudar al estudiante. Considere la personalidad del individuo a quien se ha de aconsejar. ¿Es una persona sensitiva? ¿Es limitada su educación académica? ¿Hay razones para ser indulgente con sus debilidades? El consejo debe hacer que la persona que lo ha recibido se sienta ayudada, no criticada. Asegúrese de que el estudiante entienda el consejo y lo razonable que es.
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