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¿Quién moldea nuestro modo de pensar?La Atalaya (estudio) 2018 | noviembre
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9, 10. ¿Por qué decimos que el modo de pensar de Dios es superior al del mundo?
9 Otro motivo por el que los cristianos queremos aprender a pensar como Dios es que su manera de ver las cosas es muy superior a la del mundo. Este ofrece consejos sobre aspectos de la vida como la conducta, las relaciones familiares y la satisfacción en el trabajo. Muchos de ellos chocan con la forma de pensar de Jehová. Por ejemplo, el mundo a menudo fomenta la autopromoción y considera aceptable la inmoralidad sexual. A veces, se les dice a las parejas que la separación o el divorcio por motivos de poco peso es una vía para ser más felices. ¿Es posible que algunos de estos consejos sean más útiles para nuestros tiempos que los de la Biblia?
10 Jesús dijo: “La sabiduría queda probada justa por sus obras” (Mat. 11:19). Aunque el mundo ha hecho enormes avances tecnológicos, ha sido incapaz de resolver los grandes problemas que nos impiden ser felices, como la guerra, el racismo o la delincuencia. Además, es muy permisivo con la inmoralidad sexual. ¿Ha contribuido esto a eliminar los conflictos familiares, las enfermedades y otros problemas? Al contrario, como reconocen muchas personas, los ha acentuado. Por otro lado, los cristianos que piensan igual que Dios tienen familias más felices, se libran de las enfermedades relacionadas con la vida inmoral y disfrutan de paz con sus hermanos de todo el mundo (Is. 2:4; Hech. 10:34, 35; 1 Cor. 6:9-11). ¿No es obvio que el modo de pensar de Dios es superior al del mundo?
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¿Quién moldea nuestro modo de pensar?La Atalaya (estudio) 2018 | noviembre
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15 Fijémonos en que para rehacer la mente tenemos que dejar de permitir que el mundo la moldee. En otras palabras, debemos cerrarla a las ideas y opiniones opuestas a las de Dios. Este primer paso es muy importante. Para entender por qué, pongamos un ejemplo. Supongamos que una persona que quiere mejorar su salud empieza a tomar alimentos saludables. ¿De qué le servirá si sigue comiendo de manera regular alimentos contaminados? Del mismo modo, alimentar la mente con lo que Dios piensa no nos servirá de mucho si seguimos contaminándola con las ideas del mundo.
16. ¿De qué debemos protegernos?
16 Es imposible evitar todo contacto con las ideas del mundo porque no podemos salirnos de él (1 Cor. 5:9, 10). La misma predicación nos expone a escuchar creencias falsas. Ahora bien, cuando no podamos evitar exponernos a las ideas del mundo, lo que sí podremos hacer es dejar de recrearnos en ellas y despedirlas de la mente. Igual que Jesús, debemos rechazar de inmediato los pensamientos que Satanás quiere que tengamos. Es más, podemos protegernos del contacto innecesario con el modo de pensar del mundo. Veamos cómo (lea Proverbios 4:23).
17. ¿Qué podemos hacer para evitar el contacto innecesario con el modo de pensar del mundo?
17 Por ejemplo, debemos tener cuidado al elegir a nuestros amigos. La Biblia nos advierte que, si nos juntamos con quienes no sirven a Jehová, acabaremos pensando como ellos (Prov. 13:20; 1 Cor. 15:12, 32, 33). También debemos escoger bien el entretenimiento. Al rechazar el que fomenta la evolución, la violencia o la inmoralidad, evitamos envenenar la mente con ideas que están en contra del “conocimiento de Dios” (2 Cor. 10:5).
¿Ayudamos a nuestros hijos a rechazar el entretenimiento perjudicial? (Vea los párrafos 18 y 19).
18, 19. a) ¿Por qué debemos tener cuidado con algunas ideas del mundo? b) ¿Qué preguntas debemos hacernos, y por qué?
18 También debemos identificar y rechazar las ideas del mundo cuando se presentan de maneras más sutiles. Por ejemplo, una noticia puede estar redactada de forma que favorezca una determinada inclinación política. Un reportaje de interés humano que cuente la vida de una persona tal vez promueva las opiniones del mundo sobre las metas y los logros personales. En algunas películas y libros, se presenta como razonable y atractiva la idea de que nada es más importante que uno mismo o su familia. Pero este punto de vista pasa por alto que la Biblia enseña que la felicidad personal y familiar depende de que amemos a Jehová por encima de todo (Mat. 22:36-39). Y algunas historias para niños, aunque en principio no tengan nada de malo, quizás introduzcan con sutileza en la mente de los pequeños la semilla que los lleve a aceptar conductas inmorales.
19 Esto no significa que sea malo disfrutar de las diversiones sanas. Pero conviene que nos preguntemos: “¿Soy capaz de identificar las ideas del mundo aunque se presenten de forma sutil? ¿Pongo límites a lo que ven y leen mis hijos? ¿Me los pongo yo mismo? ¿Enseño a mis hijos lo que piensa Jehová a fin de contrarrestar las ideas del mundo?”. Si diferenciamos bien el modo de pensar de Jehová del que tiene el mundo, impediremos que “este sistema de cosas” nos moldee.
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