Los jóvenes preguntan...
¿Cómo puedo progresar en sentido espiritual?
“Cuando iba a la iglesia, me sentía muy confundida. No comprendía lo que trataban de decir, y dejé de ir. No creo que tengamos que pertenecer a ninguna religión en particular para tener fe en Dios.”—Carrie, de diecisiete años.
¿POR QUÉ tienen tan poco interés en la Iglesia muchos jóvenes? En un sondeo de opinión dirigido por el estadístico George Gallup, los jóvenes dieron las siguientes razones: “Los sermones son aburridos”; “no instruyen acerca de Dios y la Biblia”; “siempre están pidiendo dinero”; “las religiones y los que las practican no cumplen con lo que profesan”. Está claro que las iglesias no han conseguido fomentar la espiritualidad de los jóvenes.
Pero, ¿quieres tú “asirte firmemente de la vida eterna”? (1 Timoteo 6:12.) ¿Quieres que te respeten como cristiano maduro, alguien a quien se pueden confiar responsabilidades? ¿Quieres tener el privilegio de ser uno de los “colaboradores de Dios” en la obra de ayudar a otros a conseguir vida eterna? (1 Corintios 3:9.) Entonces, tienes que adelantar en sentido espiritual. Hay que reconocer que el compañerismo con los testigos de Jehová te da ventajas que los jóvenes de la cristiandad no tienen. Asistes a las reuniones que se celebran en el Salón del Reino y que imparten sólida instrucción bíblica. Recibes atención personal de tus padres por medio de un estudio bíblico de familia. Disfrutas del compañerismo de personas que se esfuerzan de verdad en aplicar la Biblia en su vida. Sin embargo, para adelantar en sentido espiritual se requiere mucho más. Como lo expresó el apóstol Pedro, tienes que hacer “todo esfuerzo solícito”. (2 Pedro 1:5.) Veamos lo que implica.
Cultiva anhelo por lo espiritual
Jesús dijo: “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual”. (Mateo 5:3.) En el griego original, esta frase se refería literalmente a “los que son mendigos del espíritu”. Tal como un mendigo necesitado sabe muy bien que necesita alimento físico, tú debes tener conciencia de tu necesidad de alimento espiritual. Además, Jesús dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de [...] Jesucristo”. (Juan 17:3.)
La mayoría de los jóvenes no hacen mucho por satisfacer su necesidad espiritual. Respecto al joven de término medio, el libro The Psychology of Adolescence dice: “El conocimiento que tiene de su fe religiosa suele ser escaso, aunque la curiosidad e interés que siente por la religión es bastante grande”. En un estudio que se realizó, se formularon a un grupo de jóvenes cien preguntas sobre la Biblia, y el joven de término medio solo supo responder diecisiete. En otro sondeo, siete de cada diez adolescentes no sabían decir cuáles eran los cuatro evangelios.
¿Y tú? ¿Hasta qué grado te has aplicado a un estudio serio de la Biblia? ¿Eres capaz de refutar enseñanzas falsas como la Trinidad y la inmortalidad del alma? ¿Puedes demostrar con la Biblia que existe la esperanza de vida eterna tanto en el cielo como en la Tierra? ¿Puedes probar que desde 1914 estamos viviendo en “los últimos días”? (2 Timoteo 3:1-5.) ¿O ‘necesitas que alguien te enseñe desde el principio las cosas elementales de las sagradas declaraciones formales de Dios’? (Hebreos 5:12.)
En ese caso, necesitas desarrollar “el anhelo por la leche no adulterada que pertenece a la palabra, para que mediante ella [crezcas] a la salvación”. (1 Pedro 2:2.) Puede que al principio tengas que hacer un gran esfuerzo, pero cuanto más te apliques al estudio de la Palabra de Dios, más aumentará tu anhelo por los asuntos espirituales.
Dudas persistentes
Un joven de diecinueve años llamado Kevin dice: “La verdad es que no sé en qué situación me encuentro respecto a la religión. Estoy muy confundido”. En la cristiandad hay muchos jóvenes que se sienten así. ¿Te pasa a ti lo mismo? ¿Pudiera ser que dudas persistentes estén frenando tu progreso espiritual?
Por ejemplo, ¿estás absolutamente convencido de que regir tu vida según las normas morales de la Biblia es la mejor forma de vivir? ¿O reconoces que ‘tienes envidia de los inicuos’? (Salmo 73:3.) ¿Estás plenamente convencido de que vivimos en los últimos días? ¿O estás haciendo planes para seguir una carrera en este sistema de cosas? ¿Estás seguro de que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios? ¿O a veces te preguntas si las teorías científicas la refutan? Si tienes dudas que te preocupan, recuerda lo que dice la Biblia en Santiago 1:6: “Pero que siga pidiendo con fe, sin dudar nada, porque el que duda es semejante a una ola del mar impelida por el viento y aventada de una parte a otra”. Las dudas relacionadas con la fe de una persona también pueden compararse a vías de agua en el casco de un barco. Cuanto mayores son los agujeros, más probabilidades hay de que el barco se hunda.
¿Quiere decir que tu fe está a punto de “hundirse” si de vez en cuando te surgen preguntas que no puedes contestar? No necesariamente. Pero si las dudas persisten, has de esforzarte al máximo por aclararlas. Por ejemplo, si dudaras en cuanto a comprarte cierta prenda de vestir, ¿verdad que antes de tomar una decisión la examinarías bien, mirando cómo ha sido confeccionada, de qué fibras está hecha y su precio? De manera similar, la mayoría de las dudas genuinas pueden resolverse con un examen minucioso de la Biblia o hablando del asunto con un cristiano maduro y de bastante conocimiento.a Proverbios 15:14 dice: “El corazón entendido es el que busca el conocimiento”.
Fíjate metas espirituales
El apóstol Pablo dijo al joven Timoteo: “Reflexiona sobre estas cosas; hállate intensamente ocupado en ellas, para que tu adelantamiento sea manifiesto a todos”. Pero observa que Pablo no puso ante Timoteo una meta que fuera demasiado alta, poco realista o inconcreta, sino que más bien las metas que le propuso para trabajar eran específicas y realistas: “Hazte ejemplo para los fieles en el hablar, en conducta, en amor, en fe, en castidad”. (1 Timoteo 4:12-15.)
Al igual que Timoteo, necesitas proponerte metas espirituales que sean realistas y que estén a tu alcance. Imagínate, por ejemplo, que decidieses aprender a cocinar. Sería pueril que quisieses convertirte de la noche a la mañana en un chef de primera. Sin embargo, paso a paso, sí puedes ir dominando las artes culinarias. Quizás primero aprendas a preparar verduras y luego pases a las carnes, panes, platos al horno o deliciosos postres. De manera similar, la madurez espiritual es una meta a largo plazo que podrás alcanzar más fácilmente si la abordas mediante metas o pasos intermedios que te irán indicando tu progreso espiritual. Cada vez que logras terminar un paso, la confianza que tienes en ti mismo aumenta, lo cual puede estimularte a emprender el siguiente paso.
Cómo alcanzar tus metas
Veamos ahora algunas de las metas que te podrías poner. Por ejemplo, ¿has leído la Biblia de principio a fin? Es cierto que la Biblia es un libro muy extenso, pero, ¿por qué no divides la lectura en pequeñas porciones? (En Estados Unidos, una persona de término medio ingiere más de 640 kilogramos de alimento cada año. Pero, ¿quién trataría de comérselo en una sola vez?) Los habitantes de Berea, de quienes se dijo que eran de ‘disposición noble’, “examinaban con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas eran así”. (Hechos 17:11.) Si tomas la costumbre de leer aunque tan solo sean quince minutos al día —aproximadamente el tiempo que toma escuchar cinco canciones de moda por la radio— podrías terminar la lectura de toda la Biblia en un año.
Otra meta que te podrías poner sería leer todos los números de las revistas La Atalaya y ¡Despertad! La excelente información que contienen seguro que acelerará tu progreso espiritual. Y si todavía no lo eres, también podrías fijarte la meta de representar a una congregación de los testigos de Jehová como publicador no bautizado. Esto implicaría participar con regularidad en la obra de predicar de casa en casa e informar tu actividad cada mes. Puedes preguntar a tus padres o a los ancianos de tu congregación lo que debes hacer para calificar para este privilegio.
¿Qué otras metas espirituales podrías ponerte? Llegar a ser discreto y maduro en tu forma de pensar. (Hebreos 5:14.) Cultivar cada uno de los frutos del espíritu. (Gálatas 5:22, 23.) Mejorar la calidad de tus oraciones. (Filipenses 4:6.) Mostrar más respeto a la jefatura de tus padres. (Efesios 6:1.) Hacerte más experto en defender tu fe. (1 Pedro 3:15.) Tales metas son prácticas y están a tu alcance.
Pero recuerda que ponerse metas no es suficiente, sino que debes seguir tras ellas. Como lo expresó Benjamín Disraeli, primer ministro británico, “el secreto del éxito estriba en seguir con constancia tras lo que nos proponemos”. Por eso, cultiva el anhelo por los asuntos espirituales. Fíjate metas razonables, y sigue tras ellas con constancia. Si lo haces, seguro que adelantarás en sentido espiritual.b
[Notas a pie de página]
a Los libros La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre? y La vida... ¿cómo se presentó aquí? ¿Por evolución, o por creación? (publicados por la Sociedad Watchtower Bible and Tract de Nueva York, Inc.) pueden ayudarte a resolver las preguntas que tengas respecto a la inspiración de la Biblia.
b En artículos futuros se desarrollarán otros aspectos de este tema.
[Fotografía en la página 23]
Una manera de fomentar tu progreso espiritual es programando unos minutos diarios para la lectura de la Biblia