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  • Un hijo amado y fiel
    La Atalaya 2015 | 1 de noviembre
    • Los hombres que dirigían las congregaciones vieron el progreso de Timoteo. Sin duda, les conmovió ver cómo aquel joven animaba a quienes lo rodeaban. Y más importante aún es que Jehová también vio ese progreso espiritual. Dios inspiró algunas profecías sobre Timoteo, quizás sobre la futura labor que llevaría a cabo en muchas congregaciones. Cuando Pablo visitó Listra, se dio cuenta de que podría serle de mucha ayuda en sus viajes misionales. Los hermanos que conocían al joven estaban de acuerdo con el apóstol. Impusieron las manos sobre Timoteo, un gesto que demostraba que había sido elegido para llevar a cabo una misión especial para Dios (1 Timoteo 1:18; 4:14).

      Seguramente, Timoteo no se lo esperaba y se sorprendió de que sus hermanos tuvieran tanta confianza en él. Estaba listo para ir con Pablo.b ¿Cómo habrá reaccionado el padre de Timoteo, que no era cristiano, al enterarse de que su hijo tendría que estar viajando para cumplir con la comisión que había recibido? Lo más probable es que tuviera otros planes para él. ¿Y qué pensarían la madre y la abuela de Timoteo? Sin duda, estaban muy orgullosas de él, pero intentaban disimular los temores que tenían sobre su bienestar.

      Al principio del artículo hablamos de la mañana en la que Timoteo inició una nueva vida que lo llevaría a muchos lugares junto con Pablo. A medida que se alejaba de Listra, cada sonido de las piedras y de la hierba bajo sus pies significaba un paso hacia un mundo desconocido lejos de los suyos. Al final del día, después de mucho caminar, Pablo, Silas y Timoteo llegaron a Iconio. El joven observó a Pablo y Silas informar de las últimas decisiones tomadas por los apóstoles y ancianos de Jerusalén. También vio cómo edificaron la fe de los creyentes de aquella ciudad (Hechos 16:4, 5). Pero esto era tan solo el comienzo.

      Después de visitar las congregaciones de Galacia, dejaron atrás las amplias calzadas romanas y caminaron cientos de kilómetros a través de las extensas llanuras de Frigia, dirigiéndose primero al norte y luego al oeste. Siguiendo la dirección del espíritu santo de Dios, llegaron a Troas y se embarcaron rumbo a Macedonia (Hechos 16:6-12). Para ese momento, Pablo ya se había dado cuenta de lo útil que le era Timoteo. Lo dejó en Berea con Silas (Hechos 17:14). Incluso permitió que fuera solo a Tesalónica. Timoteo imitó con mucho cuidado los ejemplos que había observado, y fortaleció la fe de los cristianos fieles de allí (1 Tesalonicenses 3:1-3).

  • Un hijo amado y fiel
    La Atalaya 2015 | 1 de noviembre
    • El apóstol Pablo y Timoteo caminando juntos

      Desde joven, Timoteo se dedicó a servir a Dios

      En el transcurso de catorce años, Timoteo pasó mucho tiempo trabajando al lado del apóstol Pablo, su amigo. Junto a él disfrutó de muchas alegrías, aunque también se enfrentó a muchos peligros (2 Corintios 11:24-27). En cierta ocasión, hasta estuvo preso por causa de su ministerio (Hebreos 13:23). Como Pablo, Timoteo sentía mucho cariño por los hermanos y se preocupaba por ellos. El apóstol le escribió: “Recuerdo tus lágrimas” (2 Timoteo 1:4). Timoteo también lloraba con los que lloraban, pues se ponía en el lugar de los demás, y les daba ánimo y consuelo (Romanos 12:15). Todos deberíamos aprender a hacer lo mismo.

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