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Hallamos la “perla de gran valor”La Atalaya (estudio) 2019 | abril
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Winston, a ti te interesa mucho el trabajo de traducción. ¿Cómo surgió ese interés?
En una escuela de ancianos en Samoa.
Por aquel entonces, los hermanos de Tonga solo tenían unos pocos tratados y folletos en tongano, un idioma polinesio. Para estudiar la Biblia con la gente, usaban el libro La verdad que lleva a vida eterna en inglés. Así que, durante las cuatro semanas que duró una escuela de ancianos, tres ancianos que sabían algo de inglés decidieron traducir este libro al tongano. Pam se encargó de pasar a máquina el texto traducido, y luego lo enviamos a la sucursal de Estados Unidos para que lo imprimieran. El proyecto se completó en unas ocho semanas. Aunque la traducción no era muy buena, ayudó a muchas personas de habla tongana a conocer la verdad. Pam y yo no somos traductores, pero esa experiencia despertó nuestro interés en la traducción.
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