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  • Hablar en lenguas: ¿es un don de Dios?
    La Atalaya 2010 | 1 de octubre
    • Hablar en lenguas: ¿es un don de Dios?

      “SENCILLAMENTE no logro entenderlo —comenta Devon—. Todas las semanas en mi iglesia, muchas personas parecen recibir el espíritu santo y milagrosamente hablan en lenguas. Algunas de ellas llevan vidas inmorales, mientras que yo trato de vivir con rectitud. Aun así, por más que oro pidiendo este don del espíritu, no lo recibo. ¿Cómo es posible?”

      Gabriel también acude a servicios religiosos en donde sucede algo similar. “Lo que más me incomoda —explica él— es que, cuando estoy orando, algunos de los asistentes me interrumpen gritando cosas que ni ellos mismos entienden. Me parece que todo esto que hacen es inútil. Si fuera un don de Dios, ¿no debería tener algún beneficio práctico?”

      Casos como estos hacen que nos preguntemos si será verdad que Dios concede hoy día este don milagroso. Para hallar la respuesta, examinemos el propósito que cumplía el don de lenguas en el siglo primero.

  • Hablar en lenguas: ¿es un don de Dios?
    La Atalaya 2010 | 1 de octubre
    • El don de lenguas hoy: ¿una señal del respaldo divino?

      Si usted tuviera un cartel con un mensaje muy importante y quisiera que lo leyera todo el mundo, ¿dónde lo colgaría? De seguro no lo metería en algún edificio pequeño. Más bien, lo fijaría en un lugar público, a la vista de todos. Según el relato bíblico, una gran multitud vio a los discípulos hablando en lenguas en Pentecostés. Y gracias a ello, “aquel día unas tres mil almas fueron añadidas” a la congregación cristiana (Hechos 2:5, 6, 41). En contraste, muchas personas que hoy aseguran hablar en lenguas solo manifiestan este don dentro del edificio de su iglesia. ¿Cómo puede esto servir de señal para que todo el mundo sepa cuál es la religión verdadera?

      Por otra parte, la Biblia enseña que las relaciones sexuales ilícitas y otras “obras de la carne” entorpecen el libre funcionamiento del espíritu santo. Además, explica que “los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:17-21). No es de extrañar, entonces, que a numerosas personas les perturbe que muchos que afirman hablar en lenguas sean gente de conducta muy dudosa. ¿Cómo va a conceder Dios su espíritu santo a quienes practican actos que su Palabra condena? ¡Eso sería como poner una señal que dirigiera el tránsito en una dirección equivocada!

      El don de lenguas hoy: ¿un medio para difundir las buenas nuevas?

      Ya vimos que el don de lenguas del siglo primero también fue un medio para difundir las buenas nuevas a personas que hablaban otros idiomas. ¿Cumplirá ese mismo objetivo hoy? No olvidemos que los que visitaban Jerusalén en la fiesta de Pentecostés venían de diferentes países. Y cuando los discípulos les hablaron por obra del espíritu santo a cada uno en su idioma, ellos les comprendieron a la perfección. En cambio, quienes en la actualidad hablan en lenguas suelen articular sonidos totalmente incomprensibles.

      Es evidente, por tanto, que la práctica moderna de hablar en lenguas difiere por completo del don del espíritu santo que recibieron los cristianos del siglo primero. Es más, no existen pruebas confiables de que nadie recibiera esta habilidad sobrenatural tras la muerte de los apóstoles. Esto no sorprende a quienes leen la Biblia, pues hablando de los dones del espíritu, el apóstol Pablo predijo: “Sea que haya lenguas, cesarán” (1 Corintios 13:8).

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