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¿Ha inspirado Dios la Biblia?¿Habrá algún día un mundo sin guerra?
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¿Tiene fundamento bíblico la Torá oral?
16, 17. a) ¿Qué creencia en cuanto a una ley oral tienen algunos? b) ¿Qué indica la Biblia respecto a una ley oral?
16 Algunas personas creen que Moisés recibió la “Torá oral” además de la “Torá escrita”. Conforme a esta creencia, Dios ordenó que no se escribieran ciertos mandatos, sino que se transmitieran verbalmente de generación en generación, de modo que se conservasen solo por tradición oral. (Véase el recuadro de la página 10.) No obstante, la Biblia deja bien claro que Dios nunca mandó a Moisés que transmitiera una ley oral. Éxodo 24:3, 4 nos dice: “Moisés contó al pueblo lo que le había dicho el Eterno y enumeró todas Sus leyes, y respondió el pueblo al unísono: ‘Todo lo que mandó el Eterno haremos’”. Luego “escribió Moisés todas las palabras del Eterno”. Posteriormente, en Éxodo 34:27 se nos dice: “Y le dijo también el Eterno a Moisés: ‘Escribe estas palabras, por las cuales establezco el Pacto contigo y con Israel’”. Una ley oral que no se escribiera no tenía cabida en el pacto que Dios hizo con Israel. (Véase el recuadro de la página 8.) Ningún pasaje bíblico menciona una ley oral.d Más importante aún es que sus enseñanzas contradicen las Escrituras y fomentan la impresión falsa de que la Biblia se contradice. (Véase el recuadro de la página 22.) No obstante, el culpable de esta confusión no es Dios, sino el hombre. (Isaías 29:13.) (Véanse los recuadros de las páginas 20 y 21.)
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[Recuadro en la página 8]
¿DÓNDE ESTABA LA LEY ORAL...
...cuando Moisés repitió todos los mandamientos de Dios a la nación de Israel en pleno? Una vez que esta concordó en acatar lo que había repetido, “escribió Moisés todas las palabras del Eterno”. (Éxodo 24:3, 4, cursivas nuestras.)
...cuando Josué reunió a la nación de Israel después de entrar en la tierra prometida y les leyó de nuevo todas las palabras que se habían comprometido a cumplir? “No hubo palabra de todo lo que Moisés ordenara que Josué no leyese ante toda la asamblea de Israel”. (Josué 8:35, cursivas nuestras.)
...durante la restauración del templo realizada en tiempos del rey Josías, cuando se halló el ‘libro de la Ley de Moisés’, que se había extraviado? Al oír su lectura, Josías se rasgó las vestiduras en señal de duelo, pues percibió que por generaciones no habían cumplido la Ley conforme a lo escrito. Luego organizó la celebración de la fiesta de la Pascua, que no siempre se había realizado adecuadamente durante toda la época de los reyes y de los jueces que los habían antecedido. ¿Dónde estaba la ley oral ‘transmitida con fidelidad’ durante aquellos siglos? De haber existido, nunca se habría olvidado aquella información. La nación volvió a hacer la voluntad de Dios como debía gracias a que tenía escritos que se habían conservado con exactitud. (2 Reyes 22:8–23:25.)
...cuando el profeta Jeremías dijo: “Desde el más pequeño hasta el más grande de ellos, cada uno está hambriento de lucro, y desde el profeta hasta el sacerdote cada uno obra con falsedad”? (Jeremías 6:13.) Durante gran parte de la historia de la nación de Israel, sus guías estuvieron en esta condición espiritual, en particular los sacerdotes, que tenían la misión de enseñar la Ley. (Malaquías 2:7, 8.) Los documentos escritos hablan por sí mismos, pero ¿podría esperarse que hombres tan infieles conservasen con fidelidad una tradición oral?
...durante los más de mil años en que estuvieron escribiéndose las Escrituras Hebreas? Desde Moisés hasta Malaquías, no se menciona que existiera tal ley oral. Solo hallamos esta idea siglos después, en el período rabínico, cuando sectas rivales procuraron controlar y dominar a la nación judía. ¿No contradicen todos estos años de silencio al respecto y el testimonio de la Escritura inspirada la supuesta existencia de una ley oral inspirada?
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¿Ha inspirado Dios la Biblia?¿Habrá algún día un mundo sin guerra?
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[Recuadro en la página 10]
¿TIENE LA TORÁ “SETENTA CARAS”?
EN Israel la gente suele citar el famoso dicho judío: “Hay setenta caras en la Torá”, para indicar que cree que las Escrituras pueden interpretarse de muchas maneras diferentes y aun contradictorias. Se considera cierta esta creencia tanto en el caso de la Ley escrita como en el de la llamada ley oral. The Encyclopedia of Judaism comenta: “La Ley oral no es un código definitivo; contiene muchas opiniones diversas e incluso opuestas. De ellas dijeron los sabios: ‘Todas son palabras del Dios vivo’” (pág. 532). Pero ¿es lógico creer que Dios inspirara ideas opuestas que generaran divisiones? ¿Cómo se acabaron por aceptar estas contradicciones?
Durante el período en que se dieron a escribir las Escrituras Hebreas (c. 1513–c. 443 a.E.C.), los representantes nombrados por Dios aclararon los asuntos sobre los que hubo disputa, y a menudo él los apoyó con una demostración de su poder o cumpliendo las profecías que les había mandado pronunciar. (Éxodo 28:30, DK; Números 16:1–17:15 [Nú 16:1-50, NM]; Nú 27:18-21; Deuteronomio 18:20-22.) En aquel tiempo, no se consideraba erudito, sino apóstata, al que enseñaba explicaciones e interpretaciones opuestas. Dios advirtió a la nación: “Todo cuanto os ordeno, eso cuidaréis de hacer; no añadiréis a ello ni quitaréis de ello nada”. (Deuteronomio 13:1, HM [Dt 12:32, NM].)
Sin embargo, con el tiempo se produjo un gran cambio en el pensamiento de la nación de Israel. Los fariseos, que cobraron relevancia en el judaísmo durante el siglo I E.C., adoptaron la enseñanza de la “Torá oral”, formulada dos siglos antes. Enseñaron que Dios no solo había dado a la nación de Israel en el Monte Sinaí una Ley escrita, sino también una ley oral. Según esta creencia, la ley oral inspirada interpretaba y esclarecía detalles de la escrita, detalles que Dios había dicho deliberadamente a Moisés que no escribiera. La ley oral no debía ponserse por escrito, sino únicamente transmitirse verbalmente, de maestro a discípulo, de generación a otra. Esta creencia, por tanto, confería autoridad especial a los fariseos, quienes se proclamaban custodios de la tradición oral.g
Tras la destrucción del segundo templo, en 70 E.C., se impusieron las ideas farisaicas y el judaísmo pasó a ser, a diferencia de lo que había sido hasta entonces, una religión dominada por los rabíes.h Al adquirir ellos más importancia que los sacerdotes y los profetas, la ley oral se convirtió en el nuevo eje del judaísmo. Como declara The Encyclopedia of Judaism, “la Torá oral adquirió más importancia que la Torá escrita, dado que la explicación y la comprensión de la segunda dependían de la primera” (1989, pág. 710).
Al ganar prestigio los rabíes y multiplicarse las tradiciones, se eliminó la prohibición de escribir la ley oral. A fines del siglo II y comienzos del siglo III E.C., Judá Ha-Nasi (135-219 E.C.) puso por escrito sistemáticamente las tradiciones orales rabínicas en una obra llamada la Misná. Las adiciones que se le hicieron tiempo después recibieron el nombre de Tosefta. Por su parte, los rabíes vieron necesario comentar la Misná, y sus interpretaciones de la tradición oral sentaron el fundamento de una voluminosa colección de libros llamada la Guemara (compilada entre los siglos III y V E.C.). El conjunto de estas obras recibió el nombre de Talmud. En la actualidad aún se comentan todas estas opiniones rabínicas. Ya que estos pareceres tan diversos son inconciliables, ¿sorprende acaso que muchos prefieran ver “setenta caras en la Torá”?
[Notas a pie de página]
g Esta enseñanza, defendida inicialmente por los fariseos, no era admitida por muchos de sus contemporáneos de la nación judía. Los saduceos, muchos de ellos sacerdotes, al igual que los esenios del siglo I, rechazaban la idea farisaica. En la actualidad, los caraítas (a partir del siglo VIII E.C.), además de los movimientos conservador y reformado del judaísmo, no consideran inspirada por Dios la ley oral. No obstante, el judaísmo ortodoxo actual entiende que estas tradiciones son inspiradas y obligatorias.
h The Encyclopaedia Judaica comenta: “El título rabí se deriva del sustantivo rav, que en el hebreo bíblico significa ‘grande’, y no aparece en la Biblia [hebrea]”.
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