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Las tradiciones religiosas... ¿adorar a Dios en verdad?La Atalaya 1988 | 1 de diciembre
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Las tradiciones religiosas... ¿adorar a Dios en verdad?
“¡SALGA, salga, salga!” El clamor lastimero viene de un cementerio a oscuras en la isla de Janitzio, en el lago Pátzcuaro, México. Allí, rezando oraciones escritas, un devoto indio tarasco suplica a su pariente muerto que salga. “Que el Santo Rosario rompa las cadenas que lo atan”, implora.
Es el día de los difuntos. Desde las primeras horas del día, mujeres y niños han adornado con pétalos de flores y marcos decorados los lugares de entierro de su familia. Han colocado ante las tumbas ofrendas de frutas y repostería. Y ahora desafían el frío de la noche para rezar o mantener vigilia en silencio a la luz tenue de miles de llamas vacilantes de velas encendidas a favor de los muertos.
Lo que le parece extraño o hasta muy curioso al observador extranjero, para estas personas es una tradición religiosa de mucho tiempo atrás: la celebración católica del día de los difuntos. En muchos países latinoamericanos la tradición dicta que miles de creyentes acudan a los cementerios y recen oraciones escritas y ofrezcan dádivas a sus muertos.
En la América latina se observan también muchas tradiciones enlazadas con imágenes religiosas. Por todas partes, imágenes de Cristo y de María adornan los hogares y las tiendas. Súbase a un autobús y sin falta verá estampas de María enfrente, donde está el asiento del conductor. Hasta enfrente del pasillo central del autobús se fijan estatuas de María adornadas con bombillas de colores, en vez de velas, que se prenden y se apagan.
En Colombia, en la cumbre de muchas montañas se ven estatuas inmensas de Cristo y de María mirando fijamente a las ciudades a sus pies. Sobre el famoso pico de Monserrate hay una iglesia llena de imágenes muy reverenciadas. Durante las semanas santas especiales, miles de bogotanos suben a esta cumbre rocosa, algunos arrastrándose sobre rodillas sangrantes.
Los imágenes, los crucifijos y los días feriados forman parte de las tradiciones religiosas que han llegado a ser un estilo de vida establecido para gente de todas partes del mundo. Estas tradiciones se han pasado de generación a generación, y la gente tiende a considerarlas sagradas.
¿Adoran de acuerdo con la verdad?
Aunque puede que la mayoría de las personas estén conformes con seguir las tradiciones sin dudar de ellas, estas causan alguna perturbación a muchos de los que afirman ser cristianos. Después de todo, fue Jesucristo mismo quien dijo: “Los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad”. (Juan 4:23.) Sin embargo, es obvio que muchas tradiciones religiosas se derivan de ritos no cristianos, o por lo menos se parecen muchísimo a estos. Por ejemplo, el día de los difuntos es casi un paralelo de la fiesta budista de “Ullambana”, un día dedicado a “la expresión de devoción filial a los antepasados muertos y a librar a los espíritus del cautiverio a este mundo” (The New Encyclopædia Britannica, edición de 1976, Micropædia, tomo 1, página 260). ¿Realmente adoran con verdad los seguidores de esas tradiciones?
Algunos dicen que basta con que la iglesia acepte estas tradiciones para que se justifique su observancia. En 1965, el Segundo Concilio del Vaticano dijo: “No es solo de la sagrada Escritura de donde la Iglesia adquiere la certeza sobre todo lo que ha sido revelado. Por eso, tanto la tradición sagrada como la sagrada Escritura deben aceptarse y venerarse con el mismo sentido de devoción y reverencia”.
Pero ¿qué hacer cuando hay conflictos fundamentales entre la tradición humana y la Escritura inspirada por Dios? En respuesta, examinemos cuidadosamente las tradiciones a la luz del consejo bíblico.
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Las tradiciones religiosas y la BibliaLa Atalaya 1988 | 1 de diciembre
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Las tradiciones religiosas y la Biblia
“INVALIDAN la palabra de Dios por la tradición suya.” Esas fueron palabras de Jesucristo mismo. (Marcos 7:13.) Como muchas personas hoy, los judíos del día de Jesús se adherían fielmente a una estructura complicada de preceptos y costumbres. Y como para muchos clérigos de la actualidad, para los líderes religiosos de aquellas personas las tradiciones eran más importantes que la Biblia.
Lo que sigue ilustra esto: La Palabra de Dios mandaba específicamente que los hijos honraran a sus padres. (Éxodo 20:12.) Es obvio que esto incluía ayudar a los padres que se vieran en grandes aprietos financieros. Sin embargo, se desarrolló una tradición judía que presentaba un modo conveniente de evadir aquella obligación bíblica. Bastaba con que un individuo egoísta jurara que su propiedad personal sería posteriormente donada al templo y apartara la propiedad declarándola “corbán”. Esta palabra significaba “una dádiva dedicada a Dios”. Aunque evidentemente al adorador judío se le hacía posible usar este corbán para su propia ganancia personal, podía, con apariencia de piedad, negarla a sus padres. (Marcos 7:9-12.)
Sin embargo, Jesús desafió estas y otras ‘tradiciones sagradas’ judías, al decir: “Hipócritas, aptamente profetizó de ustedes Isaías, cuando dijo: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí. En vano siguen adorándome, porque enseñan mandatos de hombres como doctrinas’”. (Mateo 15:3-9.)
En vista de lo que Jesús dijo, ¿realmente puede el cristiano equiparar con la Biblia cualquier tradición religiosa? Difícilmente. Sin importar cuánto sentimiento o emoción se conecte con una costumbre, lo que le interesa al cristiano es si armoniza con la Palabra de Dios o no. Por ejemplo, considere el culto o conjunto de actos religiosos tradicionales que se describe en el libro católico La liturgia en general, por María A. Lombillo Clark, T. D. ¿Qué diferencia hay entre esas tradiciones y lo que la Biblia misma dice?
[Recuadro]
LA LITURGIA LA PALABRA DE DIOS
“Manifestamos nuestra adoración “Hijitos, guárdense de los
a Dios por medio del culto.” ídolos.” (1 Juan 5:21.)
“Dios es un Espíritu, y los que
lo adoran tienen que adorarlo
con espíritu y con verdad.”
(Juan 4:24.)
“Andamos por fe, no por vista.”
“Yo soy Jehová. Ese es mi
nombre, y a ningún otro daré
yo mi propia gloria, ni mi
alabanza a imágenes
esculpidas.” (Isaías 42:8.)
“Debemos tributar culto a la “No debes hacerte una imagen
Santísima Virgen María, a los tallada ni una forma parecida
ángeles y a los santos. Pero a cosa alguna que esté en los
un culto de veneración, que cielos arriba o que esté
viene a terminar en Dios, a la en la tierra [...] No debes
manera que se honra a un rey inclinarte ante ellas ni ser
cuando se honra a sus inducido a servirlas.”
ministros.” (Éxodo 20:4, 5.)
“Yo, Juan, [...] caí para
adorar delante de los pies del
ángel [...] Pero él me dice:
‘¡Ten cuidado! ¡No hagas eso!
[...] Adora a Dios’.”
“Hay un solo Dios, y un solo
mediador entre Dios y los
hombres, un hombre, Cristo
Jesús.” (1 Timoteo 2:5.)
“El Crucifijo es imprescindible “El Dios que hizo el mundo y
en el altar, sin él no se puede todas las cosas que hay en él,
celebrar la Santa Misa. siendo, como es Este, Señor
También son necesarios tres del cielo y de la tierra, no
manteles, dos candelabros y mora en templos hechos de
las sacras.” manos.” (Hechos 17:24.)
“Tenemos los ojos fijos, no en
las cosas que se ven, sino en
las que no se ven.”
“El 1.0 de noviembre [...] la “Los muertos mismos no alaban a
festividad de ‘Todos los Jah, ni lo hace ninguno que
Santos’. Es la fiesta de todas baja al silencio.”
las almas que viven felices en (Salmo 115:17.)
el cielo, y que algún día será “Los muertos nada saben.”
también la nuestra.” (Eclesiastés 9:5, La Biblia al
Día.)
“Toda alma que no escuchare a
este tal profeta será
exterminada del pueblo.”
(Hechos 3:23, Bover-Cantera.)
“En sufragio de estas almas “No hay en el sepulcro, adonde
[la Iglesia] estableció la vas, ni obra, ni razón, ni
Conmemoración de los fieles ciencia, ni sabiduría.”
difuntos’, el día 2 de (Eclesiastés 9:10,
noviembre. Ese día los Nácar-Colunga, 1972.)
sacerdotes celebran tres “No queráis confiar [...] ni
Misas, para aliviar las penas del hombre [...]. Cuando de él
de las benditas almas del el espíritu salga, deberá
Purgatorio y apresurar su regresar a su tierra; morirán
entrada en el cielo.” sus proyectos entonces.”
“Al fin de cuentas, la doctrina (Salmo 145:2-4, Bover-Cantera.)
católica sobre el purgatorio
se basa en la tradición, no en
la Sagrada Escritura.”—New
Catholic Encyclopedia, tomo 11,
página 1034.
Libertad de las tradiciones dañinas
Por lo tanto, muchas tradiciones religiosas populares desagradan a Dios, y por eso son dañinas. Sin embargo, es interesante notar que el apóstol Pablo escribió: “Ahora los alabo porque en todas las cosas [...] tienen firmemente asidas las tradiciones exactamente como se las transmití”. (1 Corintios 11:2.) No obstante, estas tradiciones eran prácticas sanas y beneficiosas fundadas en la Palabra de Dios, no ritos vacíos hechos por el hombre. Reemplazaron la “forma de conducta infructuosa recibida por tradición” que muchas personas del primer siglo practicaban antes de convertirse al cristianismo. (1 Pedro 1:18.)
Hoy también la persona que teme a Dios debe examinar cuidadosamente toda tradición y rechazar la que resulte antibíblica. ¡De seguro nuestra relación con Dios es mucho más valiosa que alguna forma de adoración de hechura humana! Por supuesto, no resulta fácil rechazar las tradiciones que no son bíblicas. A menudo eso requiere ajustes en patrones de conducta profundamente arraigados. Por ejemplo, cierto joven colombiano era muy observador de las tradiciones religiosas. Desde la niñez tuvo el deseo intenso de ser sacerdote católico. Solía jugar a ‘decir Misa’ con sus hermanas, y hasta oía sus “confesiones”. Años después entró en una escuela que lo preparaba para un seminario, y con el tiempo se matriculó en una universidad católica. Allí las tradiciones religiosas se arraigaron más en su vida.
Cierto día un testigo de Jehová visitó su hogar. Aunque sus padres casi no dejaron que el Testigo hablara, lo poco que dijo impresionó a este joven que se interesaba en asuntos religiosos. Después, él hizo arreglos para estudiar la Biblia secretamente con aquel Testigo. “Lo que verdaderamente deseaba —recuerda él—, era conocer la Biblia desde un punto de vista diferente, sin cambiar de religión. Anhelaba servir a Dios como sacerdote, para tratar de transformar el corazón de la gente. Después de estudiar la Biblia por un mes, experimenté un conflicto, pues las tradiciones y los ritos de mi religión estaban en pugna con las normas puras de las Escrituras.”
Su familia lo presionó para que dejara de estudiar la Biblia, y finalmente él se vio obligado a irse de su casa. Pero dice: “Después de estudiar la Biblia por dos meses quedé convencido de que había estado muy equivocado, y abandoné la universidad y mi trabajo de maestro en un colegio religioso y me dediqué a predicar de casa en casa. Ahora he cambiado de vida y de costumbres. Especialmente me sentí feliz aquel día inolvidable en que simbolicé por bautismo mi dedicación a Jehová”. Este joven ahora sirve de tiempo completo en ayudar a otros a librarse de tradiciones que deshonran a Dios.
Si usted es devoto de la tradición religiosa, puede que también tenga que hacer algunos ajustes. Recuerde lo que Jesús dijo en cierta ocasión a la samaritana en la fuente. Ella y su pueblo tenían la costumbre antigua de adorar a Dios en el monte Guerizim. Sin embargo, Jesús le demostró que aquella tradición no tenía valor, cuando le dijo: “Créeme, mujer: La hora viene cuando ni en esta montaña ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. [...] Los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad, porque, en realidad, el Padre busca a los de esa clase para que lo adoren”. (Juan 4:19-23.)
¿Es usted uno a quien “el Padre busca”? ¿Tiene el deseo intenso de adorar a Dios con verdad? Entonces la advertencia que da el apóstol Pablo en Colosenses 2:8 es muy apropiada: “¡Atención!, no sea que haya alguien que os cautive mediante la filosofía y sofismas vanos, de acuerdo con la tradición de los hombres”. (Cantera-Iglesias.) En vez de eso, siga las enseñanzas del cristianismo verdadero, ¡que pueden llevarlo a la vida eterna! (Juan 17:3.)
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