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Se prepara a los ministros del ReinoEl Reino de Dios ya está gobernando
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“Hablo estas cosas así como el Padre me ha enseñado”
4. ¿Cuándo y dónde recibió Jesús la enseñanza de su Padre?
4 Jesús admitió sin rodeos que su Padre lo había preparado. Durante su ministerio, dijo: “Hablo estas cosas así como el Padre me ha enseñado” (Juan 8:28). ¿Cuándo y dónde recibió dicha enseñanza? Su preparación comenzó evidentemente poco después de que él —el Hijo primogénito de Dios— fuera creado (Col. 1:15). El Hijo pasó miles y miles de años en los cielos escuchando a su Padre, el “Magnífico Instructor”, y observándolo (Is. 30:20). Como resultado, recibió una educación incomparable basada en las cualidades, obras y propósitos de su Padre.
5. ¿Qué instrucciones le dio Jehová a su Hijo para el ministerio que efectuaría en la Tierra?
5 A su debido tiempo, Jehová preparó a su Hijo para el ministerio que efectuaría en la Tierra. Analicemos una profecía que describe la relación entre el Magnífico Instructor y su Hijo primogénito (lea Isaías 50:4, 5). Allí se revela que Jehová despertaba a su Hijo “mañana a mañana”. Estas palabras transmiten la idea de un tutor que despierta a su alumno temprano cada mañana para enseñarle cosas nuevas. Un comentario bíblico afirma: “Jehová [...] lo lleva a la escuela como si fuera un alumno y le enseña qué es lo que debe predicar y cómo debe hacerlo”. En esa “escuela” celestial, Jehová enseñó a su Hijo “qué decir y qué hablar” (Juan 12:49). Además, le dio instrucciones sobre cómo enseñar.a Mientras estuvo en la Tierra, Jesús empleó bien su preparación, no solo efectuando su propio ministerio, sino también enseñando a sus discípulos cómo efectuar el suyo.
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a ¿Por qué decimos que el Padre explicó al Hijo cómo enseñar? Pensemos en esto: el gran número de ilustraciones que Jesús empleó en su enseñanza cumplió una profecía hecha siglos antes de su nacimiento (Sal. 78:2; Mat. 13:34, 35). Es evidente que Jehová, el autor de dicha profecía, decidió con antelación que su Hijo enseñaría mediante ilustraciones o parábolas (2 Tim. 3:16, 17).
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