Se declaran las buenas nuevas en “la ciudad polinesia” de Nueva Zelanda
“LA CIUDAD polinesia más grande del mundo.” Así se han referido algunos a Auckland, una metrópoli de Nueva Zelanda. ¿Por qué? No solo porque es el hogar de los maoríes —polinesios de Nueva Zelanda—, sino porque allí viven también decenas de miles de otros polinesios. En los últimos años, polinesios de Samoa Occidental, las islas Cook, Tonga, Niue y otras islas del Pacífico han inmigrado a Nueva Zelanda. Sí, ¡actualmente hay más maoríes de las islas Cook en Nueva Zelanda de los que hay en todo el archipiélago de las Cook! De manera similar, la cantidad de niueanos en Auckland sobrepasa por mucho a la de los que residen en Niue.
Aunque estos isleños del Pacífico se han mudado a Auckland principalmente por razones económicas, también tienen otras necesidades. Una de las necesidades principales de estos isleños —que básicamente aman la Biblia— es su necesidad espiritual. (Mateo 5:3.) Los testigos de Jehová de Nueva Zelanda reconocen esto, y se han esforzado mucho por declarar las “buenas nuevas del reino” a estas personas. (Mateo 24:14.) ¿Qué se ha logrado en cuanto a esto, y cómo han respondido los isleños?
Los samoanos progresan
El siguiente comentario de un misionero en Samoa muestra cómo consideran los isleños los asuntos espirituales. Él explica: “Cuando uno se presenta a alguien en Nueva Zelanda, la costumbre es preguntarle sobre su trabajo seglar. En Samoa lo primero que uno pregunta normalmente tiene que ver con la afiliación religiosa de la persona a quien habla”. Por lo tanto, no es extraño que las dos congregaciones samoanas de los testigos de Jehová en Auckland estén creciendo a un paso mucho más veloz que el de las congregaciones de Nueva Zelanda en general.
La primera congregación samoana de Auckland se formó en 1977. Por el crecimiento que Dios dio, se formó una segunda congregación siete años después. (Compárese con 1 Corintios 3:6.) En esas dos congregaciones hay un total de 154 proclamadores del Reino, y, entre estos, 12 son ministros de tiempo completo. Por lo general más de 275 personas asisten a las reuniones bíblicas que se celebran en el Salón del Reino los domingos.
Los hermanos samoanos toman en serio su fe, como se puede ver por el celo y la resolución que manifiestan en su obra de predicar el Reino y hacer discípulos. (Mateo 28:19, 20.) La siguiente experiencia de una hermana samoana muestra esto:
Mientras esta hermana participaba en el ministerio de casa en casa, habló con una señora que dijo que todas las religiones eran hipócritas, y entonces cerró la puerta. Aturdida y frustrada, la hermana no supo qué hacer. Pensó: ‘No puedo dejar que esta señora siga creyendo que los testigos de Jehová somos hipócritas’. Así que decidió dejarle una nota. “Le expliqué brevemente la base bíblica para nuestra obra y le pedí que me permitiera explicarle la esperanza que la Biblia ofrece. Anoté también mi número telefónico.”
Entonces la hermana siguió predicando en los demás hogares. En la cuarta casa que visitó, recibió un mensaje telefónico de que regresara al hogar de la señora que le había cerrado airadamente la puerta. “La señora se disculpó por su reacción inicial —relata la hermana—, y expresó agradecimiento por la nota que le dejé. Después tuvimos una conversación interesante, y concordó en tener un estudio bíblico en su hogar.”
También es conmovedor ver el espíritu abnegado de misionero que manifiestan algunos Testigos samoanos. Cierto hermano y su familia se mudaron de Auckland a Wellington en 1981 para ayudar al grupito de hermanos que predicaba entre la población samoana de aquella ciudad. En ese año el grupo se componía de 11 publicadores del Reino, pero ahora hay una congregación de 47 publicadores. “Las recompensas son mayores que los sacrificios”, dijo el hermano. Recientemente, él y su familia respondieron a la ‘llamada macedonia’ y han regresado a Samoa Occidental. (Hechos 16:9, 10.) Otros hermanos también han regresado a su lugar de origen y han emprendido el servicio de precursor especial, de misionero o de Betel.
Los niueanos responden
La predicación también adelanta entre los niueanos de Auckland. El superintendente viajante de allí informa: “Cuando participamos en el ministerio de casa en casa, la gente acostumbra invitarnos a entrar. Por lo general la Biblia de la familia está a la mano, y es normal considerarla”.
Ahora hay una congregación niueana muy activa en Auckland. Durante una visita del superintendente viajante el año pasado, los 76 publicadores del Reino de aquella congregación dieron la bienvenida a 127 personas que asistieron el domingo al discurso público basado en la Biblia. Además, hay un excelente espíritu entre los hermanos y las hermanas.
El superintendente viajante hizo esta observación: “La semana de la visita se considera como una semana especial de estímulo para todos. Cada comida es un acontecimiento para toda la congregación. Y estas son ocasiones para servir los platos favoritos de Niue, como takihi (un plato hecho de papaya, taros [un tubérculo tropical] y crema de coco envuelta en hojas de plátano), pitako (un pan hecho de taros, plátanos y tapioca) y punu povi (carne salada), a veces llamada en broma el bistec de los isleños”.
Publicaciones en los idiomas polinesios
Para satisfacer las necesidades espirituales de la población polinesia de Auckland y de otros lugares, la Sociedad Watch Tower ha hecho arreglos para producir varias publicaciones bíblicas en los idiomas polinesios. Por ejemplo, La Atalaya se publica quincenalmente en rarotongués (el maorí de las islas Cook). También tiene buena acogida La Atalaya en niueano, una publicación mensual. Actualmente la tirada de las ediciones de La Atalaya en las lenguas de Rarotonga y Niue es de aproximadamente 1.000 ejemplares cada una, y ahora se distribuyen unos 900 ejemplares de la edición samoana en Nueva Zelanda.
Además de La Atalaya, se pueden obtener varios libros y folletos en diversos idiomas polinesios. El libro La verdad que lleva a vida eterna, publicado en niueano en 1989, fue la primera publicación en ese idioma que proveyó un entendimiento de las enseñanzas fundamentales de la Biblia. Algo que ha ayudado mucho a los que hablan el maorí de las islas Cook es el libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra. Casi todos los estudios bíblicos en los hogares se conducen con la ayuda de este libro. “Una prueba de que es una ayuda docente eficaz —señala un anciano— es la prontitud con que los estudiantes empiezan a asistir a las reuniones de congregación.”
Aunque se acostumbra distribuir estas publicaciones de casa en casa, el pueblo de Jehová también deja mucha literatura en manos de la gente mediante lo que pudiera llamarse testificación en el mercado. Debido a la explosión demográfica polinesia en Auckland en los últimos años, han surgido grandes mercados con puestos temporáneos que se especializan en comidas y artesanías de las islas del Pacífico. Hasta 25.000 personas acuden a dichos mercados los sábados por la mañana. Los Testigos se aprovechan sabiamente de esta oportunidad y van a los mercados y hablan del Reino de Dios con los dueños de los puestos y con los clientes.
Mediante su ministerio, los testigos de Jehová han sembrado abundantes semillas del Reino y han colocado grandes cantidades de literatura bíblica en manos de los polinesios. La sucursal de la Sociedad Watch Tower informa que durante el año de servicio de 1990 la fábrica envió 23.928 piezas de literatura en los idiomas polinesios.
Regocijo en una sola mesa espiritual
Puesto que los Testigos polinesios tienen conciencia de su necesidad espiritual, consideran muy importante el asistir a las reuniones cristianas semanales en el Salón del Reino y a las asambleas de circuito y de distrito. (Hebreos 10:23-25.) En la Asamblea de Distrito “Justicia Divina” que se celebró en Auckland en diciembre de 1988 hubo sesiones separadas en samoano, niueano y el maorí de las islas Cook. Un rasgo sobresaliente del programa samoano fue un bien ensayado y entusiástico drama bíblico. Los Testigos niueanos y de las islas Cook que viven en Auckland demostraron su hospitalidad cristiana al servir como anfitriones amables a los visitantes de sus islas nativas. La asamblea resultó ser una ocasión para festejar y regocijarse en la mesa espiritual de Jehová. En la Asamblea de Distrito “Lenguaje Puro” que se celebró en 1990 en Auckland, un máximo de 503 personas asistieron a las sesiones en samoano.
La reacción favorable al mensaje del Reino es evidencia de que los habitantes de las islas polinesias del Pacífico Sur han estado ‘esperando la ley de Jehová’. (Compárese con Isaías 42:4, 12.) A su vez, participan gozosamente en declarar las buenas nuevas en “la ciudad polinesia” de Nueva Zelanda.