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Los superintendentes viajantes: dádivas en hombresLa Atalaya 1996 | 15 de noviembre
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6, 7. ¿Qué influencia positiva pueden ejercer los superintendentes viajantes que trabajan duro?
6 Como otros ancianos de la congregación cristiana, los superintendentes viajantes “trabajan duro en hablar y enseñar”. Se debe tener a todos estos ancianos “por dignos de doble honra”. (1 Timoteo 5:17.) Su ejemplo puede sernos de provecho si ‘imitamos su fe’ después de ‘contemplar detenidamente en lo que resulta la conducta de ellos’. (Hebreos 13:7.)
7 ¿Qué efecto han tenido algunos ancianos viajantes en la vida de otras personas? “El hermano P. fue una maravillosa influencia en mi vida —escribió un testigo de Jehová—. Fue superintendente viajante en México desde 1960. De pequeño, yo esperaba sus visitas con anhelo y gozo. Cuando contaba 10 años de edad, me dijo: ‘Tú también serás superintendente de circuito’. Durante los difíciles años de la adolescencia, solía recurrir a él porque siempre tenía palabras de sabiduría que ofrecer. Su principal preocupación en la vida era pastorear el rebaño. Ahora que soy superintendente de circuito, siempre intento dedicar tiempo a los jóvenes y poner ante ellos metas teocráticas como él hizo conmigo. Hasta los últimos años de su vida, y pese a sus problemas de corazón, el hermano P. siempre procuró tener una palabra de ánimo. El día antes de su fallecimiento, en febrero de 1995, me acompañó a un día especial de asamblea y puso ante un hermano que es arquitecto metas excelentes. El hermano inmediatamente presentó una solicitud para el servicio de Betel.”
Se les aprecia
8. ¿Quiénes son las “dádivas en hombres” que se mencionan en el capítulo 4 de Efesios, y cómo benefician a la congregación?
8 A los superintendentes viajantes y a otros ancianos a quienes por la bondad inmerecida de Dios se ha favorecido con asignaciones de servicio se les llama “dádivas en hombres”. Como representante de Jehová y Cabeza de la congregación, Jesús ha proporcionado a estos hombres espirituales para que seamos edificados individualmente y alcancemos la madurez. (Efesios 4:8-15.) Toda dádiva merece agradecimiento, especialmente si nos fortalece para seguir sirviendo a Jehová. De modo que, ¿cómo podemos demostrar nuestro agradecimiento por la obra de los superintendentes viajantes? ¿De qué manera podemos mostrar que ‘seguimos teniendo aprecio a hombres de esa clase’? (Filipenses 2:29.)
9. ¿Cómo podemos mostrar aprecio a los superintendentes viajantes?
9 Cuando se anuncia la visita del superintendente de circuito, podemos empezar a hacer planes para participar de lleno en las actividades de la congregación esa semana. Quizá podamos apartar más tiempo para apoyar el servicio del campo durante la visita, o incluso ser precursores auxiliares ese mes. Sin duda, debemos poner en práctica las sugerencias del superintendente de circuito a fin de mejorar nuestro ministerio. Este espíritu receptivo nos beneficiará, y él se sentirá satisfecho al constatar la utilidad de su visita. Sí, los superintendentes viajantes visitan a la congregación para edificarnos, pero ellos también necesitan que se les edifique espiritualmente. Hubo momentos en los que Pablo necesitó ánimo, y a menudo pidió a sus compañeros cristianos que oraran por él. (Hechos 28:15; Romanos 15:30-32; 2 Corintios 1:11; Colosenses 4:2, 3; 1 Tesalonicenses 5:25.) Los superintendentes viajantes de la actualidad igualmente necesitan nuestras oraciones y ánimo.
10. ¿Cómo podemos contribuir a que el superintendente viajante tenga gozo en su obra?
10 ¿Hemos dicho al superintendente de circuito y a su esposa cuánto agradecemos sus visitas? ¿Le damos las gracias por el consejo útil que nos ofrece? ¿Le hacemos saber que sus sugerencias sobre el servicio del campo incrementan nuestro goce del ministerio? En tal caso, contribuiremos a que la obra sea un gozo para él. (Hebreos 13:17.) Un superintendente de circuito de España comentó lo mucho que él y su esposa aprecian las notas de agradecimiento que reciben después de visitar las congregaciones. “Las guardamos y las leemos cuando nos sentimos desanimados —dice él—. Son una fuente de verdadero ánimo.”
11. ¿Por qué deberíamos hacer saber a las esposas de los superintendentes de circuito y distrito que las amamos y las tenemos en gran estima?
11 La esposa del superintendente de circuito sin duda se beneficia de las palabras de encomio. Ella hace muchos sacrificios para apoyar a su esposo en esta faceta del servicio. Estas hermanas fieles se privan del deseo natural de poseer su propio hogar y, en muchos casos, de tener hijos. La hija de Jefté fue una sierva de Jehová que voluntariamente renunció al derecho de casarse y tener familia por un voto que hizo su padre. (Jueces 11:30-39.) ¿Cómo se consideró su sacrificio? Jueces 11:40 dice: “De año en año las hijas de Israel iban a dar encomio a la hija de Jefté el galaadita, cuatro días en el año”. Es muy importante que nos esforcemos por decir a las esposas de los superintendentes de circuito y distrito que las amamos y las tenemos en gran estima.
“No olviden la hospitalidad”
12, 13. a) ¿Qué base bíblica hay para recibir con hospitalidad a los superintendentes viajantes y sus esposas? b) Ilustre cómo dicha hospitalidad puede ser de beneficio mutuo.
12 Ser hospitalario es otro modo de mostrar amor y aprecio a los superintendentes viajantes cristianos. (Hebreos 13:2.) El apóstol Juan elogió a Gayo por recibir con hospitalidad a los que visitaban la congregación como misioneros viajantes. Juan escribió: “Amado, estás haciendo trabajo fiel en cualquier cosa que haces para los hermanos —y hasta siendo extraños— que han dado testimonio de tu amor delante de la congregación. A estos tendrás la bondad de poner en camino de una manera digna de Dios. Pues fue a favor del nombre de él que salieron, sin tomar nada de la gente de las naciones. Nosotros, por lo tanto, estamos obligados a recibir hospitalariamente a tales personas, para que lleguemos a ser colaboradores en la verdad”. (3 Juan 5-8.) En la actualidad podemos promover la predicación del Reino recibiendo de igual manera con hospitalidad a los superintendentes viajantes y sus esposas. Los ancianos locales deben asegurarse de que el alojamiento sea satisfactorio; sin embargo, un superintendente de distrito dijo: “Nuestra estancia con los hermanos no debería depender de quién está en condición de hacer algo por nosotros. No deberíamos ni siquiera dar esa impresión. Debemos estar dispuestos a aceptar la hospitalidad de cualquiera de nuestros hermanos, sea rico o pobre”.
13 La hospitalidad puede reportar beneficios mutuos. “Mi familia tenía la costumbre de hospedar a los superintendentes viajantes en casa —recuerda Jorge, un anterior superintendente de circuito que ahora sirve en Betel—. Creo que esas visitas me ayudaron más de lo que entonces me daba cuenta. En la adolescencia tuve problemas espirituales. Mi madre se preocupó, pero no sabía cómo ayudarme, y por ello le pidió al superintendente de circuito que hablara conmigo. Al principio lo evité, pues temía que me reprendiera. Pero con su amabilidad, finalmente se ganó mi confianza. Me invitó a comer con él un lunes, y le abrí el corazón porque estaba seguro de que me entendía. Me escuchó con atención. Sus recomendaciones prácticas surtieron efecto, y empecé a progresar espiritualmente.”
14. ¿Por qué debemos apreciar, y no criticar, a los ancianos viajantes?
14 El superintendente de circuito intenta brindar ayuda espiritual tanto a jóvenes como a mayores. Por ello deberíamos agradecer su esfuerzo, y no criticar sus debilidades ni compararlo desfavorablemente con otros que han visitado la congregación, pues esto pudiera descorazonarlo. A Pablo no le animó oír que se criticaba su obra. Al parecer, algunos cristianos corintios hablaban con desprecio de su apariencia y su oratoria. Él mismo citó a estos críticos que decían: “Sus cartas son de peso y enérgicas, pero su presencia en persona es débil, y su habla desdeñable”. (2 Corintios 10:10.) Afortunadamente, los superintendentes viajantes suelen oír palabras de amor y aprecio.
15, 16. ¿Cómo afectan a los superintendentes viajantes y sus esposas el amor y el celo de sus compañeros creyentes?
15 Un superintendente de circuito de Latinoamérica recorre a pie todo el día caminos lodosos para visitar a los hermanos espirituales que viven en una zona controlada por la guerrilla. “Es conmovedor ver cómo los hermanos agradecen la visita —escribe—. Aunque tengo que hacer un gran esfuerzo para llegar allí y enfrentarme a muchos peligros y dificultades, todo ello es recompensado por el amor y el celo que muestran los hermanos.”
16 Un superintendente de circuito de África escribe: “Debido al amor que los hermanos nos demostraron, nos encantó el territorio de Tanzania. Los hermanos estaban dispuestos a aprender de nosotros, y se sentían felices de tenernos en casa”. El apóstol Pablo y el matrimonio Áquila y Prisca, del siglo primero, disfrutaban de una relación afectuosa y feliz. De hecho, Pablo dijo de ellos: “Den mis saludos a Prisca y a Áquila mis colaboradores en Cristo Jesús, los cuales por mi alma han arriesgado su propio cuello, a quienes no solo yo, sino todas las congregaciones de las naciones, dan gracias”. (Romanos 16:3, 4.) Los superintendentes viajantes y sus esposas están agradecidos de tener como amigos a Áquilas y Priscas modernos que se esfuerzan de manera especial por ser hospitalarios y buenos compañeros.
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Los superintendentes viajantes son mayordomos fielesLa Atalaya 1996 | 15 de noviembre
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Agradecidos por su servicio
3. ¿Por qué puede llamarse “excelentes mayordomos” a los superintendentes viajantes?
3 Un matrimonio cristiano escribió a un superintendente viajante y a su esposa: “Quisiéramos agradecerles todo el tiempo y amor que nos han brindado. Nuestra familia se ha beneficiado mucho del ánimo y el consejo que nos han ofrecido. Sabemos que tenemos que seguir creciendo espiritualmente, pero con la ayuda de Jehová y con hermanos como ustedes, los problemas inherentes al crecimiento se hacen más fáciles”. Comentarios como este son frecuentes debido a que los superintendentes viajantes se interesan personalmente por sus compañeros creyentes, tal como un buen mayordomo atiende con esmero las necesidades de la casa. Algunos son oradores sobresalientes; muchos destacan en la predicación, y a otros se les conoce por ser cariñosos y comprensivos. Cuando los superintendentes viajantes cultivan y utilizan estos dones al ministrar a otros, se les puede llamar con propiedad “excelentes mayordomos”.
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