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Nueva estrategia contra la tuberculosis¡Despertad! 1999 | 22 de mayo
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Nueva estrategia contra la tuberculosis
LA TUBERCULOSIS es la más antigua infección mortífera con la que lidia el hombre. Hoy todavía constituye una grave amenaza sanitaria, al grado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la compara a una bomba de tiempo. “Nos hallamos en una carrera contra reloj”, advierte un informe de la OMS sobre este mal. A menos que logremos desactivar el “explosivo”, pudiéramos enfrentarnos un día a una afección farmacorresistente “de difusión aérea y casi tan incurable como el sida”. Según la OMS, es hora de tomar conciencia de su enorme potencial destructivo. “Toda persona que respira, se halle en Wall Street o en la Gran Muralla china, debe preocuparse por este peligro.”
¿Algo exagerado? En absoluto. Imagínese la alarma que cundiría en el mundo si una infección amenazara con descontrolarse y borrar del mapa, en un solo decenio, a todos los canadienses, por citar un ejemplo. Parecerá un peligro ficticio, pero es real. La tuberculosis siega más vidas, a escala internacional, que el sida, el paludismo y las enfermedades tropicales juntos: 8.000 diarias. En la actualidad hay unos veinte millones de enfermos con tuberculosis activa, y en los próximos diez años podrían morir de este mal unos treinta millones, cifra superior a la población de Canadá (véase el recuadro “La incidencia de la tuberculosis en el mundo”, pág. 22).
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Nueva estrategia contra la tuberculosis¡Despertad! 1999 | 22 de mayo
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¿Por qué RESURGE?
Aunque el remedio se descubrió hace más de cuatro décadas, la tuberculosis se ha cobrado desde entonces más de ciento veinte millones de vidas, a las que se sumarán este año otros tres millones. Si este mal tiene cura, ¿por qué muere aún tanta gente? Por tres razones principales: negligencia, VIH/sida y tuberculosis polifarmacorresistente.
Negligencia. La atención de los ciudadanos del mundo entero se centra en enfermedades infecciosas como el sida y el Ebola. Pero pocos saben que por cada víctima mortal del Ebola hubo 12.000 de tuberculosis. De hecho, este mal es tan común en los países en desarrollo que se considera un aspecto más de la dura realidad. Al mismo tiempo, las naciones ricas permiten su diseminación mientras los remedios eficaces se quedan en los anaqueles. Esta negligencia internacional ha sido un mortífero error. Al tiempo que disminuía la preocupación mundial, aumentaba el poder de los bacilos de Koch, que ahora atacan a un número de personas y países sin precedentes históricos.
VIH/sida. La tuberculosis es aliada habitual del VIH y el sida. Los infectados con el VIH —virus que reduce las defensas inmunológicas— son treinta veces más propensos a padecer tuberculosis. No es de extrañar que la actual pandemia del VIH haya conllevado un aumento en la cantidad de tuberculosos. Se calcula que 266.000 seropositivos murieron de tuberculosis en 1997. “Son hombres y mujeres —señala Peter Piot, director del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA— que no se beneficiaron de las económicas medicinas que necesitaban para curarse de la tuberculosis.”
Tuberculosis polifarmacorresistente. Los “supermicrobios” inmunes al arsenal antibiótico del hombre no solo protagonizan muchas obras de ciencia ficción; en el caso de la tuberculosis se están volviendo rápidamente realidad. Puede que ya haya más de cincuenta millones de infectados con tuberculosis polifarmacorresistente (es decir, resistente a muchos medicamentos). El enfermo que deja la medicación al cabo de unas semanas —por sentirse mejor, por habérsele acabado los fármacos o por el estigma social de la afección—, no mata a todos los bacilos que alberga en su cuerpo. Por ejemplo, 2 de cada 3 pacientes de un país asiático abandonan el tratamiento prematuramente. Si recaen, pudiera resultarles más difícil combatir la enfermedad, pues el contraataque de los bacilos sobrevivientes logra vencer a todo tipo de fármaco antituberculoso. Así pues, el paciente termina con un tipo de mal incurable, tanto para él como para las personas a quienes infecte. Y una vez liberado el mortífero genio polifarmacorresistente, afrontamos una inquietante pregunta: ¿Logrará el hombre volver a meterlo en la botella?
[Recuadro]
La incidencia de la tuberculosis en el mundo
Cada año, la epidemia tuberculosa crece en número de enfermos, extensión, costo y mortalidad. Los informes recopilados por la Organización Mundial de la Salud trazan la diseminación de esta asesina silenciosa. Veamos algunos ejemplos: “Paquistán va perdiendo en la lucha contra la tuberculosis”. “La tuberculosis ha regresado con ímpetu a Tailandia.” “La tuberculosis figura hoy entre las primeras causas de morbilidad y mortalidad en Brasil.” “La tuberculosis mantiene un dominio férreo sobre el pueblo de México.” “Se dispara la incidencia de la tuberculosis” en Rusia. “La tuberculosis cunde por [Etiopía].” “Sudáfrica tiene una de las tasas de incidencia de tuberculosis más altas del mundo.”
Aunque el 95% de los pacientes viven en los países más pobres, el ataque también se recrudece en las naciones prósperas. A comienzos de los noventa se registró un alza súbita en los casos informados en Estados Unidos. La periodista norteamericana Valery Gartseff comenta que este mal “vuelve a inquietar a los estadounidenses”. Así mismo, el doctor Jaap Broekmans, director de la Real Asociación Antituberculosa de los Países Bajos, dijo recientemente que la epidemia había “comenzado a agravarse en Europa oriental y en algunas zonas de Europa occidental”. No es de extrañar que la revista Science del 22 de agosto de 1997 señalara que “sigue siendo una gran amenaza para la salud”.
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