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UgandaAnuario de los testigos de Jehová 2010
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Otros encuentros con la policía no fueron tan tensos. Por ejemplo, Emmanuel Kyamiza y su esposa celebraban secretamente reuniones en su casa, en Entebbe, a las que asistían su familia y un pequeño grupo de personas interesadas. Además, a fin de evitar que alguien pudiera rastrear sus actividades, Emmanuel iba cambiando los lugares donde se reunía con cada persona para impartirle enseñanzas bíblicas. Pasado algún tiempo creyó que sus métodos para eludir a la policía funcionaban. Pero un día, cuando acababa de reunirse con un estudiante en el Jardín Botánico de Entebbe, se le acercó un policía. Emmanuel trató rápidamente de quitar de la vista las publicaciones que estudiaban, pero el policía le dijo: “¿Por qué esconde los libros? Estamos al tanto de lo que hace. Sabemos que es testigo de Jehová, e incluso sabemos dónde se reúne con los demás. Si hubiéramos querido, lo habríamos arrestado hace mucho tiempo. No se preocupe, puede continuar como hasta ahora”. Así que Emmanuel continuó con su labor, y hay que decir que lo hizo fielmente.
Tiempo después, cuando se jubiló y volvió a la aldea de su familia, tuvo que soportar muchas burlas y oposición. Al igual que Jesús, careció de honra “en su propio territorio” (Mar. 6:4). A pesar de todo, Emmanuel siguió “medrando durante la canicie” hasta bien entrados los 70 años, pues para asistir a las reuniones recorría en bicicleta 30 kilómetros (18 millas) de ida y otros tantos de vuelta (Sal. 92:14). En la actualidad tiene cerca de 90 años y todavía es un fiel siervo ministerial, aunque ya no viaja en bicicleta tanto como le gustaría.
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[Ilustración de la página 96]
Emmanuel Kyamiza
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