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¿Le conviene el dinero de plástico?¡Despertad! 1993 | 8 de diciembre
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Tan solo en Estados Unidos, millones de personas han adquirido deudas que estarán pagando toda su vida. Alrededor del 75% de los norteamericanos que utilizan tarjetas de crédito tienen saldos deudores en sus cuentas, por lo que deben pagar intereses mensuales exorbitantes. El deudor estadounidense con tarjeta de crédito medio tiene un déficit en su cuenta mensual de más de dos mil dólares.
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¿Le conviene el dinero de plástico?¡Despertad! 1993 | 8 de diciembre
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El verdadero peligro de las tarjetas de crédito radica en los apuros y dolores de cabeza que conlleva contraer grandes deudas. El libro The Credit Jungle asegura que “muchas personas capaces de resistir la tentación de comprar bienes y servicios de lujo que no pueden pagar en efectivo, se ven incapaces de evitarlo cuando tienen una tarjeta de crédito en sus manos. Más de una familia solo comerá habichuelas durante un par de semanas tras pagar por alguna que otra mariscada a cuenta de la tarjeta el mes anterior”.
Claro está que si las deudas consumen una parte importante de sus ingresos, no solo sufrirán sus costumbres alimentarias. El libro Credit—The Cutting Edge (Crédito: un arma de dos filos) informa que, “por término medio, los norteamericanos gastan aproximadamente el 75% de sus ingresos mensuales en devolver préstamos, pagar deudas y en los gastos de las tarjetas de crédito”.
Lamentablemente, para muchos consumidores la tarjeta de crédito no es la puerta a un paraíso económico, sino un patinazo hacia el endeudamiento perpetuo y las preocupaciones. Por ejemplo, en los últimos años, los consumidores de Estados Unidos han estado acumulando las deudas de sus tarjetas, lo que ha resultado en un aumento de los fraudes relacionados con ellas, incumplimientos en los pagos y ruina económica. En 1990, las deudas de los consumidores estadounidenses por las tarjetas, los préstamos para la compra de automóviles y las hipotecas ascendían a 3,2 billones de dólares. La familia media americana debía unos treinta y cinco mil dólares y pagaba unos intereses anuales que rondaban los tres mil quinientos dólares.
Por lo tanto, no es de sorprender que haya aumentado escandalosamente la cantidad de personas en bancarrota. Durante 1990, un total de 720.000 norteamericanos se declararon en esta situación: un aumento de casi el 17% con respecto a 1989. En 1991 esta cantidad subió a 800.000, y en 1992 la cifra llegó a los 971.517.
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