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¿Legado de vida o beso mortal?¡Despertad! 1990 | 22 de octubre
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¿Legado de vida o beso mortal?
“¿Cuántas personas tienen que morir? ¿Cuántas muertes necesitan ustedes? Dígannos la cantidad mínima de muertes que necesitan para confirmar este hecho.”
DON FRANCIS, representante del Centro para el Control de la Enfermedad de Estados Unidos (CDC) dio un puñetazo sobre la mesa mientras gritaba esas palabras en una reunión con los más altos representantes de la industria de los bancos de sangre. El CDC intentaba convencer a los bancos de sangre de que el sida se estaba propagando a través del suministro de sangre de la nación.
No obstante, los bancos de sangre se mostraron escépticos. Dijeron que la prueba era poco convincente —solo un reducido número de casos— y decidieron no aumentar la cantidad de análisis o pruebas que hacían a la sangre. Eso sucedía el 4 de enero de 1983. Seis meses después el presidente de la Asociación Americana de Bancos de Sangre declaró: “El público en general no corre prácticamente ningún peligro”.
Para muchos expertos, ya existía suficiente prueba para justificar que se tomase acción. Desde entonces, aquel “reducido número de casos” originales había aumentado de forma alarmante. Antes de 1985, es posible que unas veinticuatro mil personas recibieran transfusiones de sangre contaminada con el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), el virus del sida.
La sangre contaminada constituye una manera terriblemente eficiente de diseminar el virus del sida. Según la revista The New England Journal of Medicine (14 de diciembre de 1989) una sola unidad de sangre puede contener suficiente cantidad de virus como para causar hasta 1,75 millones de infecciones. El CDC dijo a ¡Despertad! que en junio de 1990, tan solo en Estados Unidos, ya existían 3.263 casos de sida como consecuencia de transfusiones de sangre, componentes sanguíneos y trasplantes de tejidos.
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¿Legado de vida o beso mortal?¡Despertad! 1990 | 22 de octubre
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Los hemofílicos, que en su mayoría utilizan un agente coagulante derivado del plasma como tratamiento, quedaron diezmados. En Estados Unidos entre el 60 y el 90% de los hemofílicos contrajeron la enfermedad antes de que se instaurase un método de tratamiento térmico del fármaco para librarlo del VIH.
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¿Legado de vida o beso mortal?¡Despertad! 1990 | 22 de octubre
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El riesgo y los bancos de sangre
¿Cómo han respondido los bancos de sangre ante el descubrimiento de que su producto encierra todos esos riesgos? Según los críticos, mal. En 1988 un informe titulado Report of the Presidential Commission on the Human Immunodeficiency Virus Epidemic (Informe de la comisión presidencial sobre la epidemia del virus de inmunodeficiencia humana) acusaba a esa industria de ser “innecesariamente lenta” en reaccionar a la amenaza del sida. Se había instado a los bancos de sangre para que desanimasen de donar sangre a los grupos de alto riesgo y también a que analizaran la sangre donada para saber si procedía de donantes que perteneciesen a estos grupos. Sin embargo, los bancos de sangre no actuaron con rapidez y desdeñaron los riesgos, tachándolos de mera histeria. ¿Por qué?
En su libro And the Band Played On (Y la banda seguía tocando) Randy Shilts formula la acusación de que algunos bancos de sangre se negaron a hacer pruebas adicionales “casi únicamente por razones económicas. Aunque la industria de la sangre está dirigida principalmente por organizaciones no lucrativas como la Cruz Roja, dicho comercio proporcionaba grandes cantidades de dinero, con ingresos anuales de mil millones de dólares (E.U.A.). Su negocio de suministrar la sangre para tres millones y medio de transfusiones al año se veía amenazado”.
Además, en vista de que los bancos de sangre no comerciales dependen tanto de donantes voluntarios, no se atrevían a ofender a ninguno por excluir a ciertos grupos de alto riesgo, en particular a los homosexuales. Los defensores de los derechos de los homosexuales les advirtieron que si les prohibían donar sangre, violarían sus derechos civiles y manifestarían una mentalidad semejante a la que reinaba en los campos de concentración del pasado.
La pérdida de donantes y la adición de nuevas pruebas también costaría más dinero. En la primavera de 1983, el banco de sangre de la universidad de Stanford (California, E.U.A.) fue el primero en utilizar un análisis especial de sangre que podía indicar si procedía de donantes que perteneciesen a un grupo de alto riesgo. Otros bancos de sangre criticaron la medida diciendo que era una estratagema comercial para atraer a más pacientes. Es cierto que las pruebas aumentan los precios, pero según lo expresó un matrimonio a cuyo bebé se le transfundió sangre sin ellos saberlo, “habríamos pagado con gusto otros 5 dólares (E.U.A.) por medio litro” para que se hubiesen hecho esas pruebas. Su bebé murió de sida.
El instinto de conservación
Según algunos expertos, los bancos de sangre responden con lentitud a los peligros de la sangre porque no tienen que rendir cuentas por las consecuencias de sus fracasos. Por ejemplo, según el informe publicado en The Philadelphia Inquirer, la FDA (Administración para los Fármacos y los Alimentos de Estados Unidos) es responsable de hacer que los bancos de sangre satisfagan los requisitos, pero la estipulación de esos requisitos mínimos la deja en gran medida en manos de los bancos de sangre. Además algunos funcionarios de la FDA son ex altos cargos de la industria de la sangre. Por consiguiente, en los bancos de sangre disminuyó la frecuencia de las inspecciones a medida que se desarrollaba la crisis del sida.
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