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“Objeto de odio de parte de todas las naciones”Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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El historial de algunos funcionarios estadounidenses que accedieron a los deseos del clero no es mejor. Por ejemplo, en 1936, tras la visita del obispo católico O’Hara a La Grange (Georgia), el alcalde y el fiscal de la ciudad mandaron arrestar a decenas de testigos de Jehová. Durante su encarcelamiento se les hizo dormir junto a un montón de estiércol en colchones salpicados de orina de vaca, se les dio de comer alimentos agusanados y se les obligó a trabajar con las cuadrillas de construcción de carreteras.
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“Objeto de odio de parte de todas las naciones”Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
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Antes de que los testigos de Jehová se reunieran en el auditorio Madison Square Garden de Nueva York, en 1939, los seguidores del sacerdote católico Charles Coughlin amenazaron con disolver la asamblea. Se avisó a la policía. El 25 de junio el hermano Rutherford pronunció un discurso sobre el tema “Gobierno y paz” a las más de dieciocho mil personas reunidas en aquella sala, además de a un gran grupo internacional de radioyentes. Ya comenzado el discurso, más de doscientos católicos y nazis dirigidos por varios curas entraron en tropel en la galería de la sala. Al darse la señal convenida, armaron un gran alboroto, gritando “¡Heil Hitler!” y “¡Viva Franco!”. Se valieron de todo tipo de groserías y amenazas y atacaron a los acomodadores que intentaban acallar el alboroto. Las chusmas no lograron disolver la reunión. El hermano Rutherford siguió hablando con vigor e intrepidez. Cuando el tumulto alcanzó su apogeo, dijo: “Observen que hoy a los nazis y a los católicos les gustaría disolver esta reunión, pero por la gracia de Dios no pueden hacerlo”. El público le apoyó con continuas ovaciones. Los disturbios quedaron permanentemente reflejados en la grabación sonora que se hizo de la ocasión, de modo que los han escuchado personas de todo el mundo.
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