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  • ¿Es el imponente universo producto del azar?
    ¡Despertad! 2000 | 8 de octubre
    • ¿Es el imponente universo producto del azar?

      HAY quien responde: “Sí, el universo surgió por casualidad”. Algunas personas disienten, sobre todo las religiosas, mientras que otras no están seguras. Y usted, ¿qué cree?

      Independientemente de su opinión, es probable que concuerde en que el universo es una maravilla. Examinemos las galaxias. Se calcula que existen 100.000 millones en el cosmos visible. Cada una de ellas es un conjunto estelar que contiene entre menos de mil millones y más de un billón de estrellas.

      La mayoría de las galaxias se concentran en cúmulos que comprenden desde unas cuantas galaxias a miles de estas. Por ejemplo, han calificado a la vecina Andrómeda de gemela de nuestra Vía Láctea. La gravedad vincula a estas dos inmensas galaxias, que junto con otras pocas galaxias cercanas forman parte de un cúmulo.

      El cosmos está compuesto de un sinnúmero de cúmulos galácticos. Algunos de ellos, en mutuo abrazo gravitatorio, forman supercúmulos. Pero, a partir de esa escala, el efecto de la gravedad se anula. Los astrónomos opinan que los supercúmulos se van distanciando unos de otros, es decir, el universo está en expansión. Este asombroso descubrimiento denota que hubo un principio en el que el cosmos era mucho más pequeño y denso. Para referirse a su origen, a menudo se utiliza la frase la gran explosión.

      Algunos científicos dudan mucho que el hombre logre saber algún día cómo nació el universo. Otros especulan sobre las maneras en las que pudo haberse originado sin una fuente inteligente. La revista Investigación y Ciencia, en su número de marzo de 1999, analizó el tema “Así empezó el universo”. Ya hay teorías científicas que se han demostrado carentes de base. La publicación comenta: “Resulta muy difícil [...] que los astrónomos sometan a prueba cualquiera de estas hipótesis”.

      La idea de que el universo es obra del azar requiere fe en lo que los científicos llaman una serie de “accidentes afortunados” o “coincidencias”. Por ejemplo, el universo consta de un sinfín de átomos de hidrógeno y de helio, los más simples. La vida, sin embargo, no solo depende del hidrógeno sino también de una infinidad de otros elementos más complejos, especialmente el carbono y el oxígeno. La comunidad científica se preguntaba de dónde provenían esas valiosas partículas.

      ¿Es simple coincidencia que los complejos átomos necesarios para el sostén de la vida se formen en el interior de ciertas estrellas gigantescas? ¿Y es solo por azar que algunas de estas estrellas explotan en supernova y arrojan su tesoro de átomos raros? Sir Fred Hoyle, quien participó en estos descubrimientos, dijo: “No creo que científico alguno que examine las pruebas pueda llegar a otra conclusión que esta: las leyes de la física nuclear se han formulado a propósito”.

      Analicemos, pues, con más detenimiento la materia de la que se compone el cosmos.

      [Ilustración y recuadro de la página 4]

      LA TEORÍA DE LA INFLACIÓN

      Algunos científicos creen que ciertas características del cosmos primitivo, tales como la velocidad exacta de expansión, pueden explicarse sin la necesidad de una fuente inteligente. Para ello se remiten a la teoría de la inflación. No obstante, el modelo del universo inflacionario no trata la cuestión de su origen, sino que exige creer en la existencia previa de algo a partir de lo cual nació accidentalmente el universo.

      Según dicha hipótesis, el tamaño del cosmos pasó de ser menor que un átomo a mayor que nuestra galaxia en menos de un segundo. Se opina que de ahí en adelante ha continuado su expansión a un ritmo normal más lento. Hoy en día se considera que el universo observable es apenas una pequeña fracción de un cosmos más extenso. Los partidarios del modelo inflacionario afirman que, si bien el universo visible tiene la misma apariencia ordenada en toda dirección, el conjunto mayor que no vemos tal vez sea distinto, incluso caótico. “La observación nunca confirmará la idea inflacionaria”, indica el astrofísico Geoffrey Burbidge. De hecho, la teoría de la inflación está en pugna con las recientes tendencias a constatar todo planteamiento con observaciones reales. Actualmente se reconoce que si la teoría fuera cierta, precisaría una supuesta nueva fuerza de antigravedad. El científico Howard Georgi, de la Universidad de Harvard, describió la inflación como “una especie de maravilloso mito científico, al menos tan bueno como cualquiera de los numerosos mitos sobre la creación que existen”.

      [Ilustración de la página 3]

      Casi todos los objetos de esta imagen tomada con el telescopio espacial Hubble son galaxias

      [Reconocimiento]

      Págs. 3, 4 (borrosa): Robert Williams y el Hubble Deep Field Team (STScI) y la NASA

      [Ilustraciones de la página 4]

      “Las leyes de la física nuclear se han formulado a propósito.”—Sir Fred Hoyle, junto a la supernova 1987A

      [Reconocimientos]

      Doctor Christopher Burrows, ESA/STScI y la NASA

      Foto cedida por N. C. Wickramasinghe

  • ¿Surgieron los elementos químicos por casualidad?
    ¡Despertad! 2000 | 8 de octubre
    • ¿Surgieron los elementos químicos por casualidad?

      SEGÚN The Encyclopedia of Stars & Atoms (La enciclopedia de estrellas y átomos), “todo objeto del universo, incluso el astro más lejano, está compuesto de átomos”. Por su tamaño, tales partículas son invisibles, pero agrupadas forman elementos químicos conocidos. Algunos de estos son sólidos y, por lo tanto, visibles; mientras que otros son gases que ni siquiera vemos. ¿Puede atribuirse al azar la existencia de todos estos elementos?

      Los elementos 1 al 92

      Aunque el átomo de hidrógeno es el más simple, proporciona energía a estrellas como nuestro Sol y es esencial para la vida. Cuenta con un protón en el núcleo, a cuyo alrededor gira un electrón. Otros elementos químicos, como el carbono, el oxígeno, el oro y el mercurio, están hechos de átomos que constan de un núcleo integrado por varios protones y neutrones y rodeado por una nube de electrones.

      Unos cuatrocientos cincuenta años atrás solo se conocían doce elementos. Al ir descubriendo más, los científicos se dieron cuenta de que todos guardan un orden preciso. Cuando los colocaron en una tabla ordenados en filas y columnas, vieron que los elementos de una misma columna tenían propiedades semejantes. Pero también aparecían espacios vacíos en la tabla para los elementos aún desconocidos. Estos huecos llevaron al científico ruso Dmitrij Mendeleev a pronosticar la existencia del germanio, de número atómico 32, así como su color, peso, densidad y punto de fusión. Su “predicción sobre otros elementos (el galio y el escandio) también resultó muy atinada”, señala la obra Chemistry, un libro de texto de química editado en 1995.

      Con el tiempo, los científicos vaticinaron la existencia de más elementos desconocidos y algunas de sus propiedades. Se logró descubrir todos los que faltaban, hasta no quedar espacios vacíos en la tabla. La ordenación de los elementos se basa en el número de protones del núcleo atómico. Comienza con el hidrógeno (número 1) y continúa hasta el último elemento que habitualmente se encuentra en estado natural en la Tierra, el uranio (número 92). ¿Simple coincidencia?

      Piense, además, en la gran variedad de elementos químicos. El oro y el mercurio poseen colores brillantes singulares. El primero es sólido, mientras que el segundo es líquido. Aun así, se siguen el uno al otro con los números 79 y 80. Un átomo de oro tiene 79 electrones, 79 protones y 118 neutrones. Un átomo de mercurio cuenta con solo un electrón y un protón más y aproximadamente el mismo número de neutrones.

      ¿Es pura casualidad que un ligero cambio en la composición atómica produzca tal variedad de elementos? ¿Y qué podemos decir de las interacciones (o fuerzas) que mantienen unidas las partículas atómicas? “Desde la partícula más pequeña hasta la mayor de las galaxias, todo lo que hay en el universo se comporta según dictan las leyes de la física”, asegura la enciclopedia anteriormente citada. Imagínese lo que sucedería si se modificara una de estas. Un supuesto caso: ¿qué pasaría si se alterara la fuerza que hace girar a los electrones en torno al núcleo del átomo?

      La intensidad justa de las fuerzas físicas

      Examine el efecto que tendría una disminución en la intensidad de la fuerza electromagnética. Según expone el doctor David Block en su libro Star Watch (La observación de estrellas), “los electrones se separarían de los átomos”. ¿Qué significaría eso? “Tendríamos un universo en el que no se darían reacciones químicas”, añade. Debemos estar muy agradecidos de que haya leyes establecidas que posibiliten dichas reacciones. Por ejemplo, dos átomos de hidrógeno se combinan con uno de oxígeno para formar una molécula de ese líquido tan valioso: el agua.

      La fuerza electromagnética es unas cien veces más débil que la interacción nuclear fuerte que mantiene unidos los núcleos atómicos. ¿Qué sucedería si cambiara esta proporción? “Si la intensidad relativa de la interacción nuclear y la electromagnética fuera ligeramente diferente, no existirían los átomos de carbono”, explican los científicos John Barrow y Frank Tipler. Sin carbono, cuyos átomos representan el 20% del peso de todos los organismos vivos, no habría vida.

      Es también crucial la intensidad del electromagnetismo en relación con la gravedad. “La más mínima variación en la intensidad relativa de las interacciones gravitatoria y electromagnética —explica la revista New Scientist—, convertiría a estrellas como el Sol en gigantes azules [demasiado calientes para la vida] o en enanas rojas [sin suficiente temperatura para sustentar seres vivos].”

      Otra fuerza, la interacción nuclear débil, regula la velocidad de las reacciones nucleares del Sol. “Es precisamente lo bastante débil para que el hidrógeno en el Sol se consuma a un ritmo lento y constante”, explica el físico Freeman Dyson. Pudieran ofrecerse muchos otros ejemplos para demostrar que la vida depende de las leyes y condiciones perfectamente equilibradas del cosmos. El catedrático Paul Davies, escritor de artículos científicos, asemejó estas leyes y condiciones universales a un panel de mandos, y dijo: “Da la impresión de que los diferentes controles tuvieran que estar ajustados, con enorme precisión, para que la vida pudiera florecer en el universo”.

      Mucho antes de que sir Isaac Newton descubriera la fuerza de la gravedad, la Biblia ya se refería a estas leyes fijas. A Job se le planteó esta pregunta: “¿Dictas tú las leyes de los cielos o estableces su influjo sobre la tierra?” (Job 38:33, Franquesa-Solé). Otras preguntas que ponen de relieve las limitaciones del hombre fueron: “¿Dónde te hallabas tú cuando yo fundé la tierra?” y “¿Quién fijó sus medidas, si acaso lo sabes?” (Job 38:4, 5).

      [Recuadro de la página 6]

      ELEMENTOS QUÍMICOS ESENCIALES

      El hidrógeno, el oxígeno y el carbono constituyen aproximadamente el 98% de los átomos de nuestro organismo. Les sigue el nitrógeno, con una proporción del 1,4%. Y en ínfimas cantidades aparecen otros elementos, que no por ello son menos esenciales para la vida.

      [Ilustración y tabla de las páginas 6 y 7]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Hasta la fecha, los científicos han producido elementos que van del 93 hasta el 118, inclusive. Como era de esperar, estos elementos aún se ciñen al modelo de la tabla periódica. Fuente: Los Alamos National Laboratory

      Nombre del elemento Símbolo Número atómico

      (número de protones)

      hidrógeno H 1

      helio He 2

      litio Li 3

      berilio Be 4

      boro B 5

      carbono C 6

      nitrógeno N 7

      oxígeno O 8

      flúor F 9

      neón Ne 10

      sodio Na 11

      magnesio Mg 12

      aluminio Al 13

      silicio Si 14

      fósforo P 15

      azufre S 16

      cloro Cl 17

      argón Ar 18

      potasio K 19

      calcio Ca 20

      escandio Sc 21

      titanio Ti 22

      vanadio V 23

      cromo Cr 24

      manganeso Mn 25

      hierro Fe 26

      cobalto Co 27

      níquel Ni 28

      cobre Cu 29

      cinc Zn 30

      galio Ga 31

      germanio Ge 32

      arsénico As 33

      selenio Se 34

      bromo Br 35

      criptón Kr 36

      rubidio Rb 37

      estroncio Sr 38

      itrio Y 39

      circonio Zr 40

      niobio Nb 41

      molibdeno Mo 42

      tecnecio Tc 43

      rutenio Ru 44

      rodio Rh 45

      paladio Pd 46

      plata Ag 47

      cadmio Cd 48

      indio In 49

      estaño Sn 50

      antimonio Sb 51

      telurio Te 52

      yodo I 53

      xenón Xe 54

      cesio Cs 55

      bario Ba 56

      hafnio Hf 72

      tantalio Ta 73

      volframio W 74

      renio Re 75

      osmio Os 76

      iridio Ir 77

      platino Pt 78

      oro Au 79

      mercurio Hg 80

      talio Tl 81

      plomo Pb 82

      bismuto Bi 83

      polonio Po 84

      ástato At 85

      radón Rn 86

      francio Fr 87

      radio Ra 88

      rutherfordio Rf 104

      dubnio Db 105

      seaborgio Sg 106

      bohrio Bh 107

      hassio Hs 108

      meitnerio Mt 109

      110

      111

      112

      114

      116

      118

      lantano La 57

      cerio Ce 58

      praseodimio Pr 59

      neodimio Nd 60

      prometio Pm 61

      samario Sm 62

      europio Eu 63

      gadolinio Gd 64

      terbio Tb 65

      disprosio Dy 66

      holmio Ho 67

      erbio Er 68

      tulio Tm 69

      iterbio Yb 70

      lutecio Lu 71

      actinio Ac 89

      torio Th 90

      protactinio Pa 91

      uranio U 92

      neptunio Np 93

      plutonio Pu 94

      americio Am 95

      curio Cm 96

      berquelio Bk 97

      californio Cf 98

      einstenio Es 99

      fermio Fm 100

      mendelevio Md 101

      nobelio No 102

      laurencio Lr 103

      [Ilustración]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      ¿Revelan el orden y la armonía de los elementos de la tabla periódica simple azar o diseño inteligente?

      Átomo de helio

      Electrón

      Protón

      Neutrón

      [Ilustración de la página 7]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      ¿Cómo se han ajustado con tanta precisión las cuatro fuerzas físicas, o interacciones?

      ELECTROMAGNETISMO

      INTERACCIÓN NUCLEAR FUERTE

      GRAVEDAD

      INTERACCIÓN NUCLEAR DÉBIL

      Molécula de agua

      Núcleo del átomo

      Gigante azul

      Enana roja

      Sol

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