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Un dilema para la Iglesia católica¡Despertad! 1991 | 22 de febrero
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El párrafo 18 de la Constitución dogmática sobre la Iglesia, promulgada en el Vaticano II, explica: “Este santo Concilio, siguiendo las huellas del Vaticano I [que decretó el dogma de la infalibilidad del Papa], enseña y declara con él que Jesucristo, eterno Pastor, edificó la santa Iglesia enviando a sus apóstoles como Él mismo había sido enviado por el Padre (cf. Io 20,21 [Juan 20:21]) y quiso que los sucesores de éstos, los obispos, hasta la consumación de los siglos, fuesen los pastores de su Iglesia. Pero para que el episcopado mismo fuese uno solo e indiviso, estableció al frente de los demás apóstoles al bienaventurado Pedro, y puso en él el principio y fundamento, perpetuo y visible, de la unidad de fe y de comunión. Esta doctrina de la institución, perpetuidad, fuerza y razón de ser del sacro primado del Romano Pontífice y de su magisterio infalible, el santo Concilio la propone nuevamente como objeto firme de fe a todos los fieles y, prosiguiendo dentro de la misma línea, se propone, ante la faz de todos, profesar y declarar la doctrina acerca de los obispos, sucesores de los apóstoles, los cuales, junto con el sucesor de Pedro, Vicario de Cristo y Cabeza visible de toda la Iglesia, rigen la casa del Dios vivo”.
Es significativo que esta Constitución dogmática sobre la Iglesia la promulgó el papa Pablo VI el mismo día que firmó el Decreto sobre el ecumenismo. Y ese mismo día 21 de noviembre de 1964, hizo una declaración que proclamaba a “María Santísima ‘Madre de la Iglesia’, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores”. ¿Cómo se puede afirmar que el Decreto sobre el ecumenismo ‘señaló la integración plena de la Iglesia católica romana en el movimiento ecuménico’ cuando el mismo día de su publicación el Papa decidió reafirmar dogmas que son del todo inaceptables para la mayoría de los miembros del CEI (Consejo Ecuménico de las Iglesias)?
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¿Es posible la unidad cristiana?¡Despertad! 1991 | 22 de febrero
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¿Cambió el Vaticano II el punto de vista de la Iglesia católica respecto a la unidad cristiana? Pablo VI, sucesor del papa Juan XXIII, promulgó la Constitución dogmática sobre la Iglesia, que dice: “Esta es la única Iglesia de Cristo, que en el Símbolo confesamos una, santa, católica y apostólica [...]. Esta Iglesia, constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, permanece en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con él”.
De modo que el punto de vista de la Iglesia católica sobre la unidad cristiana básicamente no ha cambiado. Lo que en realidad se dijo en el Vaticano II es que cualquier cosa buena que pueda encontrarse fuera de la Iglesia católica le pertenece a ella y, por lo tanto, como dice la Constitución dogmática sobre la Iglesia, todas ellas son dones que “inducen hacia la unidad católica”.
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