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La mujer. ¿Se la respeta en casa?¡Despertad! 1992 | 8 de julio
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La mujer. ¿Se la respeta en casa?
“Todas tuvieron una muerte horrible. [...] Y aunque habían muerto de forma diferente, las circunstancias subyacentes eran las mismas: La policía de Quebec [Canadá] dice que todas ellas murieron a manos de un anterior o actual marido o amante. Este año [1990] han sido asesinadas en Quebec 21 mujeres, víctimas de una oleada de violencia conyugal.” (Revista Maclean’s, 22 de octubre de 1990.)
LA VIOLENCIA doméstica, denominada por algunos “la cara oculta de la vida de familia”, produce una cosecha de familias rotas, y crea en los hijos una opinión torcida de cómo deben ser las relaciones matrimoniales. Los hijos tratan de entender por qué papá golpea a mamá —o, aunque con menos frecuencia, por qué trata mamá de una manera tan cruel a papá—, y no saben a cuál de los dos ser leales. Entre otras cosas, la violencia familiar contribuye a que los hijos varones, al crecer, también golpeen a su esposa. El ejemplo del padre les ha dejado marcados con graves problemas psicológicos y de personalidad.
Una publicación de las Naciones Unidas titulada The World’s Women—1970-1990 (Las mujeres del mundo: 1970-1990) dice: “Se cree que los ataques de hombres contra mujeres en su propio domicilio son los delitos que menos se denuncian, en parte porque ese tipo de violencia se considera un mal social, no un delito”.
¿Qué gravedad reviste el maltrato conyugal en Estados Unidos? El informe senatorial citado en el artículo anterior declara: “La expresión ‘violencia doméstica’ puede sonar inocua, pero el comportamiento que describe no es nada inofensivo. Los datos presentan un cuadro espeluznante de lo grave —de hecho, hasta mortífero— que puede ser el maltrato conyugal. Cada año mueren entre dos mil y cuatro mil mujeres a consecuencia de maltratos. [...] A diferencia de otros delitos, los maltratos conyugales son una forma ‘crónica’ de violencia, porque la intimidación es persistente y los daños físicos se producen repetidamente”.
La revista World Health dice: “La violencia contra la mujer acontece en todo país y en toda clase social y económica. En muchas culturas se considera que golpear a la esposa es un derecho del hombre. Muchas veces los habituales golpes y violaciones de mujeres y niñas se consideran ‘asuntos privados’ que no atañen ni a las autoridades ni al personal sanitario”. Tales actos de violencia en el domicilio pueden fácilmente trascender al entorno escolar.
Un ejemplo de lo anterior es lo que sucedió en julio de 1991 en un internado mixto de Kenia. El periódico The New York Times publicó que “71 muchachas fueron violadas por chicos del internado y otras 19 perdieron la vida en una noche de violencia perpetrada en los dormitorios que, según se informó, [...] pasó sin ser investigada ni por la policía local ni por los maestros”. ¿Cómo se puede explicar semejante arrebato de violencia sexual? “Esta tragedia ha subrayado el abominable machismo que domina la vida social de Kenia —escribió Hilary Ng’Weno, redactor jefe de The Weekly Review, la revista más leída de Kenia—. La situación de nuestras mujeres y niñas es lamentable. [...] Hemos enseñado a nuestros hijos a tener poco respeto, si acaso alguno, a las niñas.”
Ese es el quid del problema en todo el mundo: Se suele educar a los niños para que vean a las niñas y a las mujeres como criaturas inferiores, explotables. A las mujeres se las ve vulnerables y fácilmente dominables. Y de ahí solo resta un paso para que se les falte al respeto y para el machismo absoluto, y otro paso igualmente corto para la violación por un conocido o por su propia pareja. Respecto a la violación, no debe olvidarse que “puede consumarse en unos momentos, pero sentirse durante toda la vida”. (Senate Report.)
A muchos hombres se les puede describir como misóginos subliminales, hombres que, aunque no emplean necesariamente la violencia física contra las mujeres, en su subconsciente las odian. En lugar de la violencia física, recurren a los abusos o maltratos psicológicos. En su libro Men Who Hate Women & the Women Who Love Them (Hombres que odian a las mujeres, y las mujeres que los aman), la doctora Susan Forward dice: “Según la descripción de sus parejas, [estos hombres] muchas veces eran encantadores e incluso cariñosos, pero de repente podían comportarse de manera cruel, exigente e insultante. Su comportamiento abarcaba un amplio espectro, desde amenazas e intimidación manifiestas hasta ataques más sutiles y disimulados, que tomaban la forma de comentarios humillantes constantes o crítica erosiva. Prescindiendo del estilo, los resultados eran los mismos. El hombre conseguía controlar a la mujer por medio de oprimirla. Estos hombres también rechazaban cualquier responsabilidad por el efecto emocional de los maltratos en su pareja”.
Yasuko,a una japonesa menuda que lleva casada quince años, habló a ¡Despertad! de lo que pasaba en su familia: “Mi padre siempre golpeaba y maltrataba a mi madre. Le daba patadas y puñetazos, la arrastraba del pelo y hasta le tiraba piedras. ¿Y saben por qué? Porque se atrevió a pedirle explicaciones respecto a su infidelidad con otra mujer. Lo que sucede es que en la cultura japonesa se ha considerado bastante normal que algunos hombres tengan una querida. Mi madre se anticipó a su época y rehusó aceptar aquella situación. Después de dieciséis años de matrimonio y de haber tenido cuatro hijos, consiguió el divorcio. Pero no recibió ninguna ayuda de mi padre para la manutención de los hijos”.
Sin embargo, aun en lugares donde estos casos de maltrato se denuncian a las autoridades, no siempre se ha podido impedir que un marido vengativo asesine a su mujer. En muchas ocasiones, en países como Estados Unidos, la ley no ha sido capaz de proteger a una esposa amenazada y aterrorizada. “Cierto estudio reveló que en más de la mitad de todos los casos de mujeres asesinadas por sus maridos, se había requerido la presencia policial cinco veces durante el año anterior para investigar una queja de violencia doméstica.” (Senate Report.) En algunos casos extremos, la mujer ha llegado a matar a su marido para salvarse de más abusos.
La violencia doméstica, que suele cebarse en la mujer, se manifiesta de muchas maneras diferentes. En la India, las denuncias de ‘muertes por causa de la dote’ (maridos que matan a su mujer porque no están satisfechos con la dote pagada por la familia de ella) aumentaron de 2.209 en 1988 a 4.835 en 1990. Sin embargo, estas cifras no pueden considerarse completas o exactas, pues muchas de estas muertes se informan como accidentes domésticos. (Por lo general las queman deliberadamente con queroseno del que se utiliza para cocinar.) A eso hay que añadir los suicidios de esposas que ya no pueden aguantar más el sufrimiento que experimentan en casa.
Prefieren un hijo a una hija
A las mujeres se las discrimina desde que nacen e incluso antes de nacer. ¿Cómo? ¡Despertad! entrevistó a Madhu, una mujer de Bombay (India), que dijo al respecto: “Cuando a una familia de la India le nace un hijo varón, todos se regocijan. Los problemas de la madre han terminado. Ahora los padres tienen un hijo que cuidará de ellos cuando envejezcan. Tienen garantizada su ‘seguridad social’. Pero si la madre da a luz una hija, se la considera una fracasada. Es como si simplemente hubiese traído al mundo otra carga. Los padres van a tener que pagar una elevada dote para que alguien se case con ella. Y si una madre sigue teniendo hijas, es una incompetente”.b
Una revista de la India titulada Indian Express dijo lo siguiente respecto a las niñas de ese país: “Su supervivencia no se considera realmente importante para la supervivencia de la familia”. Esa misma fuente citó una encuesta llevada a cabo en Bombay que “reveló que, de cada 8.000 fetos abortados después de las pruebas para determinar el sexo, 7.999 eran del sexo femenino”.
Elisabeth Bumiller escribe: “La situación de algunas mujeres de la India es tan desdichada que si recibiesen la atención que se otorga en otras partes del mundo a las minorías étnicas y raciales, su causa sería defendida por grupos pro derechos humanos”. (May You Be the Mother of a Hundred Sons.)
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La mujer. ¿Se la respeta en casa?¡Despertad! 1992 | 8 de julio
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[Recuadro/Fotografía en la página 8]
Una tragedia de enormes proporciones
En su libro Feminism Without Illusions (Feminismo sin ilusiones), Elizabeth Fox-Genovese escribió: “Hay buenas razones para creer que muchos hombres [...] se sienten cada vez más tentados a utilizar [su] fuerza en la única situación en la que todavía esta les da cierta ventaja: sus relaciones personales con las mujeres. Si mis sospechas son ciertas, nos encontramos ante una tragedia de enormes proporciones”. Y esa tragedia de enormes proporciones abarca a los millones de mujeres que diariamente sufren a manos de un hombre que las tiraniza —sea marido, padre o cualquier otro—, un hombre que no “obra con equidad y justicia”.
“En treinta estados [de Estados Unidos], todavía es legal —en términos generales— que un marido viole a su mujer; y solo diez estados tienen leyes que autorizan la detención de una persona por violencia doméstica [...]. Las mujeres que no tienen más opción que la de huir descubren que esta tampoco es una buena alternativa. [...] Un tercio del millón anual de mujeres maltratadas que busca un centro de acogida transitorio, no encuentra ninguno.” (Prólogo del libro Backlash—The Undeclared War Against American Women, de Susan Faludi.)
[Fotografía]
Para millones de mujeres, la violencia doméstica es la cara oculta de la vida de familia
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