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Página 2¡Despertad! 1989 | 22 de abril
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Las violaciones y los asaltos son sucesos cotidianos en muchas partes del mundo. Un número muy elevado de personas no se sienten seguras ni siquiera dentro de su casa. ¿A qué se debe que exista toda esta violencia? ¿Qué solución hay? ¿Cómo deberíamos reaccionar si nos viésemos amenazados por una confrontación violenta? Este número de ¡Despertad! nos ayudará a responder dichas preguntas.
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La violencia. Por qué preocupa tanto¡Despertad! 1989 | 22 de abril
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La violencia. Por qué preocupa tanto
Por el corresponsal de ¡Despertad! en Gran Bretaña
¿VIVE usted en una zona “prohibida”? Con esa expresión nos referimos a esas zonas de algunas ciudades en las que los empleados de los servicios públicos —médicos, enfermeras y hasta policías— temen adentrarse solos. Aunque oficialmente en Gran Bretaña no existen estos sectores, sí hay lo que se conoce con el nombre de “zonas difíciles”, una denominación menos inquietante para designar lo mismo. Algunas autoridades dicen que tan solo en Londres existen más de setenta zonas de ese tipo, y hay muchas más distribuidas por otras ciudades del país.
El ministro del Interior británico expresó su preocupación con estas palabras: “Actualmente no son las amenazas extranjeras las que socavan la paz de nuestra sociedad, sino el apetito de violencia de demasiados de nuestros conciudadanos”.
Con esto no queremos decir, ni mucho menos, que Gran Bretaña (donde hubo un aumento del 17% en delitos violentos durante un reciente período de doce meses) esté a la cabeza de la lista. Hay otros muchos lugares con índices de delincuencia superiores. En los primeros nueve meses del pasado año, se cometieron 10.607 delitos violentos —asesinato, violación, hurto y asalto— tan solo en los ferrocarriles subterráneos de la ciudad de Nueva York. Sin embargo, el investigador doctor Michael Pratt dice que hay evidencia para apoyar las afirmaciones de que “las calles de Londres se están poniendo como las de Nueva York”.
Ahora bien, Nueva York tampoco es la ciudad con más delincuencia del mundo. Atlanta, Miami, Detroit y Chicago están entre las ocho ciudades grandes de Estados Unidos que en el año 1987 informaron más delitos violentos per cápita que Nueva York. Parece que en todas partes la violencia cada vez es una mayor fuente de preocupación. El psiquiatra Thomas Radecki observó que ‘durante los pasados veinte años, los índices de violencia de la mayoría de los países occidentales han experimentado aumentos de entre un 200 y un 500%’.
Los delitos violentos también han aumentado en otras partes. Tomemos como ejemplo lo que no hace mucho tiempo ocurrió en Kenia (África oriental), donde cuatrocientos ladrones de ganado mataron indiscriminadamente a unos ciento noventa hombres, mujeres y niños, y luego, con una absoluta frialdad, dejaron los cadáveres a merced de los buitres y las hienas.
En la Unión Soviética se informó que la violencia en el fútbol ‘estaba barriendo la nación’. De igual manera, el Comité Central de China para Promover la Ética Socialista denunció ‘las peleas, los puñetazos y hasta las heridas y muertes que se producen durante algunos partidos de fútbol’. El comité deploró estos hechos al decir: “A los hinchas, especialmente a los jóvenes, hay que educarlos para que se civilicen”.
No hay duda de que los delitos violentos son una creciente fuente de preocupación. Pero, ¿qué se está haciendo para paliar esta amenaza?
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La violencia. ¿Estamos paliando esta amenaza?¡Despertad! 1989 | 22 de abril
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La violencia. ¿Estamos paliando esta amenaza?
GRAN parte de los delitos cometidos en Gran Bretaña los llevan a cabo jóvenes en edad escolar. Una maestra de Sheffield (Inglaterra) dijo que en una escuela había enseñado a una clase de quince alumnos donde únicamente había tres sin antecedentes penales. Es más, hoy día existe violencia hasta en las escuelas de párvulos.
“El personal de las guarderías sufre graves ataques por parte de sus alumnos, así que pueden imaginarse el terror que sentirán los otros niños”, dijo una maestra de Yorkshire, y añadió: “Si niños de enseñanza primaria pueden causar daños de esta naturaleza, ¿cómo serán cuando vayan a secundaria, si no hacemos algo al respecto?”.
Pero, ¿por qué tienen los niños esas inclinaciones violentas?
El papel de la televisión y las películas
Cada vez más niños ven programas de televisión y películas en los que predominan la violencia y el sadismo, lo cual, como dicen muchas autoridades, es un factor que contribuye al aumento de la violencia. En Australia, por ejemplo, se hizo una encuesta entre unos 1.500 niños de diez y once años de edad sobre los programas y películas que solían ver. Los censores australianos clasificaron como no recomendables la mitad de las películas que los niños habían visto. Sin embargo, una tercera parte de los niños dijeron que las escenas violentas habían sido las que más les habían gustado.
Un niño dijo: “Me gustó la parte en que la chica le corta la cabeza a su padre y se la come como pastel de cumpleaños”. Respecto a otra película, cierto niño declaró: “Me gustó cuando el extraterrestre se comió la cabeza de la señora y no paraba de eructar”. Y otro comentó: “Me gustó cuando cortaron en pedazos a una señora y toda la sangre le salía a chorros”.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que como resultado de ver este tipo de películas, tanto niños como adultos están cultivando un apetito por la violencia. También dijeron que fuertes presiones sociales canalizadas a través de los hijos intimidan o inducen a los padres para que permitan a sus hijos ver esas películas.
La Independent Broadcasting Authority, un organismo británico que regula las televisiones privadas, llevó a cabo un estudio sobre el efecto de los programas en los que predomina la violencia. Dos millones de espectadores (el 6% de la audiencia total) dijeron que después de ver programas de actividad criminal, a veces se sentían “bastante violentos”. Al informar sobre los resultados del estudio, el periódico londinense The Times dijo que los niños no comprenden que la violencia que ven en la pantalla no es real, por lo que llegan a pensar que el asesinato es una “cuestión cotidiana”. ¿Debe extrañar, entonces, que tantos niños estén habituados a la violencia y tengan pocos escrúpulos de perpetrarla personalmente?
Las escuelas y los padres
Hay quienes dicen que las escuelas tienen gran parte de la culpa por el aumento de la violencia, pues han descuidado la enseñanza de los valores morales. Sobre esto, un informe preparado en Gran Bretaña por dos profesores que enseñan en barrios viejos y superpoblados dice: “Esta es una situación trágica que contribuye en gran manera a explicar la creciente violencia de nuestra sociedad”. Pero, ¿es justo culpar a los maestros por no inculcar valores morales en los niños?
Un informe de la British National Association of Head Teachers, una asociación de rectores de escuela, responde: “Se están deteriorando las normas de comportamiento en la escuela y en la sociedad, pero no debería enfatizarse demasiado la influencia que las escuelas pueden ejercer en la sociedad a través de los jóvenes”. Como la disposición del niño ya está formada mucho antes de entrar en la escuela, el informe dijo: “Es poco lo que el maestro puede hacer para cambiar eso”.
Roy Mudd, subdirector de un centro escolar llamado City of Portsmouth Boys’ School, también recalca que los maestros, quienes solo ven a sus alumnos unas pocas horas al día, ‘no pueden hacer nada para poner más fibra moral en el régimen escolar, a menos que los padres hayan enseñado a los niños la diferencia entre el bien y el mal’.
No hay la menor duda de que son los padres los que deben colocar el fundamento para una conducta moral saludable desde las primeras etapas de la vida. Si se quiere dar marcha atrás a la escalada de la violencia, son ellos, más bien que las escuelas, quienes principalmente deben interesarse en enseñar valores morales a sus hijos. Sin embargo, ni los padres ni las escuelas están paliando la amenaza de la violencia, o, por lo menos, no lo están haciendo una cantidad suficiente de ellos.
¿Y si se recurriese a la justicia?
¿Están paliando esta amenaza los representantes de la justicia? En Colombia (América del Sur), 62 jueces fueron asesinados porque rehusaron aceptar sobornos de traficantes de cocaína. En 1987, la justicia no pudo evitar que en el condado de Los Ángeles (E.U.A.) las bandas de narcotraficantes provocasen 387 homicidios. En muchos de esos lugares los agentes de la ley se están dando cuenta de que, particularmente por causa de las drogas, se encaran a una crisis difícil de superar. Pero, ¿por qué no pueden aliviar la situación?
Esto se debe al derrumbe mundial del orden público. Brian Hayes, jefe de policía del condado de Surrey, explica cuál es la situación en Gran Bretaña: “En años pasados, cuando la policía decía a un grupo de personas que no se detuviesen, lo hacían. Hoy día acometerían contra la policía”. El periódico londinense The Sunday Times comenta que a menudo la sociedad “invierte los valores, de modo que a los policías se les tacha de criminales mientras que a los que violan la ley se les ve como héroes”.
Richard Kinsey, profesor de Criminología de la universidad de Edimburgo, dice: “En Escocia enviamos a más personas a prisión que en cualquier otro país de Europa, y dos veces y media más que en el sur [Inglaterra]”. ¿Con qué resultado? En 1988, la policía de Glasgow, capital de la región de Strathclyde, informó que en un período de doce meses hubo un 20% de aumento en la cantidad de delitos violentos. Irónicamente, Kinsey comenta: “En Escocia hemos visto [que] la llave que cierra el calabozo ha resultado inútil”.
Una amenaza no paliada
Como evidencia de que la amenaza no ha sido paliada, un artículo de fondo de la revista británica Nursing Times decía: “A las nuevas enfermeras nadie las advierte que han escogido una profesión peligrosa; quizás se las debería advertir de este hecho”. El artículo continúa diciendo que la Comisión para la Salud y la Seguridad ha descubierto que las enfermeras se encaran a “un nivel de violencia e intimidación muchas veces mayor que la población en general”.
Entre los lugares de trabajo más peligrosos para una enfermera, están los servicios de urgencias, llamados en Gran Bretaña A&E (Accidente y Emergencia). Durante los fines de semana, cuando la mayoría de los departamentos de los hospitales están cerrados, estos lugares pueden ser particularmente violentos. ¡Despertad! entrevistó a una mujer que había trabajado de enfermera en un centro A&E de Londres, y esto es lo que ella explicó:
“El hospital estaba situado en una localidad donde había muchos drogadictos, y teníamos una zona específica del departamento apartada para este tipo de víctimas. Allí podían quedarse a dormir los efectos de su sobredosis, apartados de otros pacientes. A veces, cuando volvían en sí, eran muy violentos. Era una experiencia aterradora.
”He visto admitir a personas que estaban gravemente heridas como consecuencia de una pelea entre delincuentes y que seguían peleando en el A&E. Muchas veces, sin previo aviso, la violencia podía ir dirigida contra el personal del centro. Cuando entré en la profesión de enfermera, nuestro uniforme parecía dar cierto tipo de protección, pero hoy día ya no es así.”
La violencia nos ha puesto a todos a la defensiva. Declaraciones como “ahora nadie está a salvo” y “parece que no se puede estar a salvo en ningún sitio”, son cada vez más comunes. Los padres velan por sus hijos, temerosos de perderlos de vista. Las mujeres viven en temor de ser asaltadas y violadas. Las personas de edad avanzada se encierran en sus casas. Sin importar desde qué ángulo se mire, es un cuadro lamentable.
Esto nos conduce a una pregunta vital: ¿qué podemos hacer cuando nos enfrentamos a la violencia?
[Fotografía en la página 5]
La violencia que se ve en la televisión puede provocar violencia en la vida real
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La violencia. Podemos protegernos¡Despertad! 1989 | 22 de abril
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La violencia. Podemos protegernos
RECIENTEMENTE, el Ministerio del Interior de Gran Bretaña ha promovido una nueva forma de instrucción para el personal penitenciario denominada “control y restricción”. Dicha instrucción se desglosa en tres apartados:
■ Cómo controlar y restringir a un individuo mediante trabajo en equipo.
■ Técnicas de huida para miembros del personal que están solos.
■ Cómo manejar la agresión en grupo, como, por ejemplo, un motín.
El curso “no pretende enseñar una forma agresiva de combate sin armas —explica un portavoz del ministerio—. Primero debería intentarse toda otra opción y medio de controlar y desactivar la situación”. En otras palabras: ¡evítese toda confrontación! ¿Cuán válida es esta forma de pensar?
¿Qué hay de la defensa personal?
Aunque muchas veces se habla a favor de las artes marciales, a la mayoría de las personas no se les aconseja que las utilicen como defensa personal contra los delincuentes. La publicación Violence—A Guide for the Caring Professions explica:
“Normalmente no ha habido mucho apoyo a que se enseñen técnicas complejas de defensa personal, no solo porque se considera que el principal objetivo del entrenamiento es la prevención, sino también debido a que, con frecuencia, no resulta práctico. [...] Por otra parte, tales técnicas pueden resultar poco útiles en lugares atestados y con espacio limitado, y muchas veces los que están aprendiendo sufren más daños y lesiones durante los entrenamientos que durante toda la vida en una profesión en la que estén en peligro de ser atacados.”
En su libro Self Defence in Action, Robert Clark, entrenador nacional de la Asociación Británica de Jiu-jitsu, aún dice más: “Como todas las cosas que se aprenden por primera vez, [las artes marciales] al principio requieren mucho esfuerzo antes de que su práctica se haga instintiva y pueda llevarse a cabo sin planearlo de manera consciente. Cuando a uno le atacan, no hay tiempo para pensar en el orden de los movimientos”.
El Fondo para Suzy Lamplugh, una institución benéfica establecida en memoria de una mujer de veinticinco años de edad desaparecida misteriosamente en 1986 mientras trabajaba en su lugar de empleo en la ciudad de Londres, también recomienda que la defensa personal se utilice únicamente como último recurso.
Si las artes marciales no son la respuesta para combatir un acto de violencia inesperado, entonces, ¿qué puede hacerse?
Cómo hacer frente a los asaltantes
La clave para hacer frente a los asaltantes es evitar hacerse vulnerable. Un inspector de policía de Leeds (Inglaterra) dijo a este respecto: “Algo que hay que recordar es que los asaltos son un acto oportunista”. De modo que si las circunstancias le obligan a estar en una zona peligrosa, manténgase alerta. No dé a los asaltantes ninguna oportunidad. Actúe en consonancia con el siguiente principio bíblico: “El hombre precavido ve el mal y se esconde, los incautos siguen adelante y la pagan”. (Proverbios 22:3, Levoratti-Trusso.)
Mantenga la vista hacia adelante y mire de vez en cuando hacia atrás. Eche una mirada antes de entrar en un edificio, anticípese al peligro. Trate de no viajar solo cuando ya haya oscurecido. Si está en una reunión, espere a algún amigo para caminar juntos a casa. Al conducir su automóvil, asegúrese de que todas las puertas están cerradas con el seguro, pues en caso contrario, cuando se detenga ante alguna señal de tráfico, fácilmente podría entrar un delincuente.
Pero ¿y si a pesar de sus precauciones se encuentra de repente cara a cara con alguien que le apunta con una navaja o con un revólver? Recuerde: su vida es lo primero, no hay ninguna posesión que tenga más valor. De modo que si su atacante quiere dinero, déselo. Algunas personas que viven en zonas peligrosas llevan ‘dinero para el asaltante’, o sea, una pequeña cantidad de dinero en una cartera o bolso para satisfacer a un posible asaltante.
Otra cosa que debe recordar es: actúe con calma. Hable con firmeza y con su voz normal. Mire a la persona a los ojos y trate de mantener su mirada. No responda con insultos o amenazas. Aplique los siguientes consejos bíblicos: “La respuesta, cuando es apacible, aparta la furia”. ‘Sea amable para con todos.’ (Proverbios 15:1; 2 Timoteo 2:24.) Esté dispuesto a disculparse aunque quizás no haya una verdadera razón para ello.
La violación y la seguridad del hogar
“A muchos violadores les sorprende lo fácil que es violar a una mujer —escribe Ray Wyre en su libro Women, Men and Rape—. Interpretan el hecho de que se queden paralizadas de terror como una señal de que no objetan a ello, y eso se convierte comúnmente en una excusa para que el violador prosiga con su ataque.” De modo que nunca consienta. Deje claro que no va a rendirse. Puede utilizar cualquier medio que esté a su alcance para evitar el coito. Aunque no pueda luchar con gran fuerza, dispone de un arma muy potente: su voz.
Grite lo más fuerte que pueda, algo que está en consonancia con el consejo de la Biblia. (Deuteronomio 22:23-27.) Una adolescente que fue arrastrada hasta un rincón solitario de un parque, gritó muy fuerte y se resistió. Esto sobresaltó tanto a su atacante que huyó. El gritar puede desconcertar al asaltante y darle a usted una oportunidad de escapar o avisar a otros para que vengan en su ayuda.a
La mayoría de las violaciones perpetradas en Gran Bretaña ocurren en lugares cerrados, muchas veces en la propia casa de la mujer. Un número cada vez mayor de esos ataques se producen durante robos. Por consiguiente, es sensato cerciorarse de que la casa sea lo más segura posible. ¿Qué puede hacer usted a este respecto?
Debería asegurar todas las posibles entradas utilizando fuertes cerrojos para las ventanas y cerraduras de pestillo durmiente para las puertas. Con este tipo de cerradura hay que girar la llave para correr el pestillo cuando uno se marcha, y cuando está dentro de la casa, tiene que correrlo con la llave o manualmente. Además, puede ser sensato comprarse una cadena para asegurar la puerta. De todas formas, no olvide que por muy fuerte que sea la cadena, su eficacia dependerá de lo fuertes que sean tanto los tornillos que la aseguran como el marco de la puerta.
Otra precaución juiciosa es comprobar quiénes son todos los que llaman a la puerta. Pídales su documento de identidad.
La violencia no está menguando, sino que, más bien, como revelan datos procedentes de todas partes del mundo, está aumentando. El que hagamos todo lo posible por protegernos a nosotros mismos y a nuestros seres amados es una medida prudente, pero no resuelve completamente el problema. ¿Cuál es la verdadera solución?
[Nota a pie de página]
a Si desea más información sobre el tema de la violación, vea los números de ¡Despertad! del 22 de mayo de 1986 y el 22 de noviembre de 1980.
[Fotografías en la página 8]
¿Luchará por conservar el dinero y quizás perder la vida?
Cuando a una mujer la intentan violar, lo mejor que puede hacer es GRITAR
[Fotografías en la página 9]
Las cerraduras de calidad son vitales para asegurar la casa
No deje entrar a nadie sin comprobar antes su identidad
[Recuadro en la página 7]
Lo que usted puede hacer
■ Planee su viaje, especialmente si es por la noche, de modo que evite carreteras oscuras y calles desiertas. Recuerde también que se puede correr más deprisa con zapatos planos que con zapatos de tacón alto.
■ Nunca acepte transporte de un extraño. No se deje convencer para salir de su vehículo bajo ningún pretexto. Es mejor que cualquier reparación que sea necesaria se la haga alguien que usted conoce y en un lugar seguro, en vez de que se la haga un extraño al lado de la carretera.
■ Camine cerca del bordillo de la acera, bien lejos de los edificios, donde un posible atacante puede estar escondido en un portal o en un callejón.
■ Si ve frente a usted a un grupo de personas que parecen sospechosas, cruce al otro lado de la calle para evitarlas o cambie de dirección. Si le siguen, métase en la calzada. Si parece que el peligro es inminente, corra o grite pidiendo ayuda.
■ Lleve un dispositivo de alarma en la mano, no en el bolso. Muchas veces, el ruido puede ahuyentar a un posible atacante.
■ No entre en un ascensor si percibe peligro por parte de los ocupantes. Cuando esté en un ascensor, manténgase junto a los controles. Si entra una persona de aspecto sospechoso, lo sensato quizás sea salir.
■ Lleve las tarjetas de crédito y otras cosas de valor en lugares diferentes de su persona. De ese modo, si le arrebatan el bolso, la pérdida no será tan grande.
[Recuadro en la página 10]
Cuídese del “Steaming”
“Steaming” es una nueva palabra utilizada en Gran Bretaña para denominar la acción de algunos adolescentes de entrar en tropel en una tienda, un autobús o un tren, e intimidar a las personas que se encuentran allí. Para amenazar y robar, a veces con violencia, se valen de la reacción que produce ver a un grupo grande entrar en bandada en un sitio. De modo que sería juicioso no llevar joyas u otros objetos de valor que puedan ver con facilidad y robarle. Lleve una cartera o un bolso con un poco de dinero —pero guarde los documentos importantes y las tarjetas de crédito en otra parte— y esté preparado para entregarlo. Si da algo a los “steamers” inmediatamente, es posible que le dejen y sigan adelante sin detenerse.
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La violencia. Pronto terminará¡Despertad! 1989 | 22 de abril
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La violencia. Pronto terminará
EL HOMBRE ha tenido suficiente tiempo para controlar la violencia, pero lo único que ha conseguido es que empeore. ¿No es obvio que el hombre no puede lograrlo? ¿Qué esperanza queda, entonces, de que termine la violencia?
No hay duda de que a quien el hombre tiene que acudir para solucionar este problema, así como todos los demás, es a su Creador. La solución que Él ofrece es su Reino, es decir, un gobierno celestial justo. Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra, dedicó su obra de predicación a hablar de este Reino a la gente. Usted ora por este gobierno cuando dice: “Venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo”. (Mateo 6:9, 10, Biblia de Jerusalén.)
Ahora bien, ¿cómo eliminará la violencia el Reino de Dios? Con referencia a estos días en que vivimos, la Biblia dice: “En los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo [...] triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”. (Daniel 2:44.) Efectivamente, el gobierno del Reino de Dios destruirá por completo a los gobiernos terrestres actuales, así como a las sociedades que estos rigen, con toda su violencia y delincuencia.
Pero, ¿cuándo ocurrirá esto? El cumplimiento de la profecía bíblica indica que será durante el transcurso de nuestra vida. ¿Por qué decimos esto? Porque es ahora cuando se está cumpliendo “la señal” que según Jesús marcaría “la conclusión del sistema de cosas”. Un aspecto de esta “señal” es “el aumento del desafuero”. (Mateo 24:3-14, 34.) ¡Qué gran alivio habrá cuando Dios aniquile este mundo dominado por la violencia! Sin embargo, para que entonces podamos disfrutar de los beneficios, ahora tenemos que hacer la voluntad de Dios. (1 Juan 2:17.)
Una profecía bíblica registrada por el profeta Isaías menciona la invitación que Dios nos extiende para que nos sometamos a Sus instrucciones y ‘andemos en sus sendas’. La profecía dice que los que respondan a este llamamiento “tendrán que batir sus espadas en rejas de arado” y no “aprenderán más la guerra”. (Isaías 2:3, 4.) Otra profecía registrada por Isaías explica cuál será el resultado: “Ya no se oirá la violencia en tu tierra, despojo violento ni quebranto dentro de tus límites”. ¿Por qué? Porque “Jehová tiene que llegar a ser para ti una luz de duración indefinida”. (Isaías 60:18-20.)
Aunque en este tiempo ya se puede disfrutar de cierta medida de paz por medio de aprender cuál es la voluntad de Dios y someterse a ella, imagínese cómo será cuando el Reino de Dios libre a la Tierra de toda injusticia. Entonces no habrá ninguna causa para temer, ninguna razón para tener miedo de andar por ciertas calles o de entrar en cualquier parque de noche; tampoco habrá necesidad de tener cerraduras en las puertas ni de pensar en protegerse. (2 Pedro 3:13.)
¿Le gustaría vivir en ese nuevo mundo libre de violencia? Esta feliz esperanza puede ser suya, pues se basa en la confiable Palabra de nuestro propio Creador.
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