BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Los primeros pasos en nuestro andar con Dios
    La Atalaya 1998 | 15 de noviembre
    • Los primeros pasos en nuestro andar con Dios

      “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes.” (SANTIAGO 4:8.)

      1, 2. ¿Por qué diríamos que es un gran privilegio servir a Jehová?

      TRAS haber sufrido en prisión durante años, recibió la orden de comparecer ante el soberano del país. Entonces los acontecimientos se precipitaron. El cautivo se encontró de repente al servicio del monarca más poderoso del mundo de aquellos tiempos. Se le confirió un puesto de enorme responsabilidad y extraordinario honor. José, cuyos pies habían estado sujetos con grilletes, andaba entonces con un rey (Génesis 41:14, 39-43; Salmo 105:17, 18).

      2 Hoy día, los seres humanos tenemos la oportunidad de entrar en el servicio de alguien mucho mayor que el Faraón de Egipto. El Ser Supremo del universo nos invita a todos a servirle. ¡Qué imponente privilegio es hacerlo y forjar una estrecha relación con Jehová, el Dios Todopoderoso! En las Escrituras se relaciona a Dios con el poder majestuoso y el esplendor, así como con la serenidad, la belleza y la agradabilidad (Ezequiel 1:26-28; Revelación [Apocalipsis] 4:1-3). El amor se evidencia en todas sus relaciones (1 Juan 4:8). Nunca miente (Números 23:19), y jamás decepciona a quienes le son leales (Salmo 18:25). Al sujetarnos a sus justos requisitos, disfrutamos de una vida feliz y con sentido ahora, y tenemos la esperanza de la vida eterna (Juan 17:3). Ningún mandatario humano ofrece nada remotamente parecido a tales bendiciones y privilegios.

      3. ¿En qué sentido ‘anduvo Noé con el Dios verdadero’?

      3 Hace mucho tiempo, el patriarca Noé decidió vivir en armonía con la voluntad y el propósito de Dios. La Biblia dice de él: “Noé fue hombre justo. Resultó exento de falta entre sus contemporáneos. Noé andaba con el Dios verdadero” (Génesis 6:9). Por supuesto, Noé no anduvo literalmente con Jehová, pues no hay hombre que siquiera ‘lo haya visto jamás’ (Juan 1:18). Noé anduvo con Dios en el sentido de que hizo lo que él le mandó. Debido a que dedicó su vida a hacer la voluntad de Jehová, disfrutó de una relación íntima y afectuosa con el Dios todopoderoso. Al igual que Noé, millones de personas de estos tiempos ‘andan con Dios’ al vivir de acuerdo con Su consejo e instrucciones. ¿Cómo emprende una persona tal proceder?

      Es esencial el conocimiento exacto

      4. ¿Cómo instruye Jehová a su pueblo?

      4 Lo primero que debemos hacer para andar con Jehová es conocerlo. El profeta Isaías predijo: “En la parte final de los días tiene que suceder que la montaña de la casa de Jehová llegará a estar firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas, y ciertamente será alzada por encima de las colinas; y a ella tendrán que afluir todas las naciones. Y muchos pueblos ciertamente irán y dirán: ‘Vengan, y subamos a la montaña de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus caminos, y ciertamente andaremos en sus sendas’. Porque de Sión saldrá ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová” (Isaías 2:2, 3). En efecto, podemos confiar en que Jehová instruirá a todos aquellos que procuran andar en Sus caminos. Ha suministrado su Palabra, la Biblia, y nos ayuda a comprenderla. Un medio que utiliza para ello es “el esclavo fiel y discreto” (Mateo 24:45-47). Emplea al “esclavo fiel” para impartir enseñanza espiritual mediante las publicaciones basadas en la Biblia, las reuniones cristianas y los estudios bíblicos gratuitos a domicilio. También ayuda a su pueblo a entender su Palabra por medio del espíritu santo (1 Corintios 2:10-16).

      5. ¿Por qué tiene tanto valor la verdad bíblica?

      5 Aunque no pagamos para recibir la verdad bíblica, esta tiene mucho valor. Por el estudio de la Palabra de Dios aprendemos de él: su nombre, su personalidad, su propósito y su relación con los seres humanos. También descubrimos las liberadoras respuestas a las preguntas fundamentales de la vida: ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué permite Dios el sufrimiento? ¿Qué nos reserva el futuro? ¿Por qué envejecemos y morimos? ¿Hay vida después de la muerte? Aprendemos asimismo cuál es la voluntad de Dios para nosotros, es decir, cómo debemos andar para agradarle plenamente. Nos damos cuenta de que sus requisitos son razonables y que son una extraordinaria bendición para nosotros cuando vivimos de acuerdo con ellos. Sin la enseñanza de Dios nunca entenderíamos todo esto.

      6. ¿Qué rumbo nos permite tomar el conocimiento exacto de la Biblia?

      6 La verdad bíblica es poderosa y nos motiva a hacer cambios en la vida (Hebreos 4:12). Antes de conocer las Escrituras, solo podíamos andar “conforme al sistema de cosas de este mundo” (Efesios 2:2). Pero el conocimiento exacto de la Palabra de Dios nos marca un rumbo distinto para que “[andemos] de una manera digna de Jehová a fin de que le [agrademos] plenamente” (Colosenses 1:10). Es un gozo dar los primeros pasos en nuestro andar con Jehová, la Persona más magnífica de todo el universo (Lucas 11:28).

      Dos pasos importantes: la dedicación y el bautismo

      7. Al estudiar la Palabra de Dios, ¿qué verdad se hace patente sobre la guía que brinda el hombre?

      7 Cuando aumenta nuestra comprensión de la Biblia, empezamos a analizar los asuntos humanos y nuestra propia vida a la luz espiritual de la Palabra de Dios. De ese modo se hace patente una verdad importante, una verdad que hace mucho puso de manifiesto el profeta Jeremías, quien escribió: “Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su camino. No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso” (Jeremías 10:23). Todos los seres humanos necesitamos la dirección de Dios.

      8. a) ¿Qué impulsa a las personas a dedicarse a Dios? b) ¿En qué consiste la dedicación cristiana?

      8 Entender este hecho fundamental nos motiva a buscar la guía de Jehová, y el amor a él nos impulsa a dedicarle nuestra vida. Dedicarse a Dios implica dirigirse a él en oración y prometerle solemnemente utilizar la vida para servirle y andar en sus caminos con fidelidad. Al hacerlo, seguimos el ejemplo de Jesús, quien se presentó a Jehová con la firme resolución de efectuar la voluntad divina (Hebreos 10:7).

      9. ¿Por qué dedican las personas su vida a Jehová?

      9 Jehová Dios jamás presiona ni coacciona a nadie para que se dedique a él (compárese con 2 Corintios 9:7). Tampoco espera que nadie le dedique su vida como fruto de una emoción pasajera. La persona debe ser un discípulo antes de bautizarse, lo cual exige un esfuerzo concienzudo por adquirir conocimiento (Mateo 28:19, 20). Pablo suplicó a quienes ya estaban bautizados que “[presentaran] sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios, un servicio sagrado con su facultad de raciocinio” (Romanos 12:1). Mediante un empleo similar de la facultad de raciocinio nos dedicamos a Jehová Dios. Tras aprender lo que ello implica y pensarlo detenidamente, dedicamos la vida a Dios con gozo y de buena gana (Salmo 110:3).

      10. ¿Qué relación tienen la dedicación y el bautismo?

      10 Después de orar a Dios en privado y expresarle nuestra resolución de andar en sus caminos, damos el siguiente paso. Hacemos pública nuestra dedicación bautizándonos en agua. El bautismo es una declaración pública de que hemos hecho el voto de efectuar la voluntad de Dios. Jesús fue bautizado por Juan al principio de Su ministerio terrestre, y así nos dio el ejemplo de qué hacer (Mateo 3:13-17). Tiempo después, encargó a sus seguidores que hicieran discípulos y los bautizaran. Por lo tanto, la dedicación y el bautismo son pasos esenciales que deben dar quienes desean andar con Jehová.

      11, 12. a) ¿Cómo puede compararse el bautismo con una boda? b) ¿Qué paralelismo puede establecerse entre nuestra relación con Jehová y la que existe entre esposo y esposa?

      11 Convertirse en un discípulo de Jesucristo dedicado y bautizado guarda cierta similitud con casarse. En muchos países, a la boda le preceden varias etapas. El hombre y la mujer se conocen, se familiarizan el uno con el otro y se enamoran, después de lo cual se comprometen. La boda hace público lo que los contrayentes han decidido en privado: casarse y vivir juntos como marido y mujer. Es la boda lo que señala públicamente el inicio de esa relación especial. Esa fecha marca el inicio del matrimonio. Así mismo, el bautismo señala el comienzo de una vida consagrada a andar en una relación dedicada con Jehová.

      12 Veamos otro paralelismo. Después de la boda, los cónyuges deben profundizar y madurar el amor que se tienen. Para acercarse aún más el uno al otro, ambos deben procurar con altruismo mantener y reforzar la relación marital. Si bien nosotros no nos casamos con Dios, tras el bautismo tenemos que esforzarnos por mantener una relación estrecha con él. Jehová observa y valora el empeño que ponemos en hacer su voluntad y se acerca a nosotros. “Acérquense a Dios —escribió el discípulo Santiago—, y él se acercará a ustedes.” (Santiago 4:8.)

      Andemos en los pasos de Jesús

      13. ¿El ejemplo de quién debemos seguir al andar con Dios?

      13 Para andar con Jehová, debemos seguir el ejemplo que dio Jesucristo. El apóstol Pedro escribió: “Ustedes fueron llamados a este curso, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención” (1 Pedro 2:21). Dado que Jesús fue perfecto y nosotros somos imperfectos, no podemos seguir su ejemplo intachablemente; no obstante, Jehová espera que lo hagamos lo mejor posible. Analicemos cinco facetas de la vida y el ministerio de Jesús que los cristianos dedicados hemos de esforzarnos por imitar.

      14. ¿Qué implica conocer la Palabra de Dios?

      14 Jesús tenía conocimiento exacto y sólido de la Palabra de Dios. Durante su ministerio citó con frecuencia de las Escrituras Hebreas (Lucas 4:4, 8). Es verdad que los malvados guías religiosos de su día también citaban de las Escrituras (Mateo 22:23, 24), pero la diferencia estribaba en que Jesús comprendía lo que estas querían decir y las ponía en práctica en su vida. No solo conocía la letra de la Ley, sino también su espíritu. Al seguir el ejemplo de Cristo, nosotros también debemos procurar comprender la Palabra de Dios, captar su sentido, su espíritu. Actuar así nos convierte en trabajadores aprobados por Dios que “[manejan] la palabra de la verdad correctamente” (2 Timoteo 2:15).

      15. ¿Qué ejemplo dio Jesús sobre hablar acerca de Dios?

      15 Cristo Jesús habló a otras personas sobre su Padre celestial. No se reservó para sí el conocimiento que tenía de la Palabra de Dios. Hasta sus enemigos lo llamaban “Maestro”, pues en todo lugar adonde iba hablaba de Jehová y Sus propósitos (Mateo 12:38). Jesús predicó públicamente en el templo, en las sinagogas, en las ciudades y en el campo (Marcos 1:39; Lucas 8:1; Juan 18:20). Enseñó con compasión y bondad, y demostró su amor a las personas a quienes ayudó (Mateo 4:23). Los que siguen el ejemplo de Jesús también encuentran muchos lugares donde enseñar a los demás acerca de Jehová Dios y sus maravillosos propósitos, así como muchas maneras de hacerlo.

      16. ¿Cómo era de estrecha la relación de Jesús con los demás adoradores de Jehová?

      16 Jesús se sentía en estrecha unidad con los demás adoradores de Jehová. En cierta ocasión, mientras dirigía la palabra a las muchedumbres, su madre y sus hermanos no creyentes fueron a hablar con él. El relato bíblico dice: “Alguien le dijo: ‘¡Mira! Tu madre y tus hermanos están parados fuera, y procuran hablarte’. Como contestación, dijo al que se lo decía: ‘¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?’. Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: ‘¡Mira! ¡Mi madre y mis hermanos! Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano y hermana y madre’” (Mateo 12:47-50). Esas palabras no significan que Jesús rechazó a su familia, como lo prueban sucesos posteriores (Juan 19:25-27). Lo que el pasaje resalta es el amor que sentía por sus hermanos en la fe. Del mismo modo, los que hoy andan con Dios buscan la compañía de otros siervos de Jehová y llegan a amarlos mucho (1 Pedro 4:8).

      17. ¿Cuál era el sentimiento de Jesús con relación a hacer la voluntad de su Padre celestial, y qué efecto debería tener eso en nosotros?

      17 Al hacer la voluntad divina, Jesús demostró su amor a su Padre celestial. Obedeció a Jehová en todo. Dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra”, y también: “Siempre hago las cosas que le agradan [a Dios]” (Juan 4:34; 8:29). Tanto amó a su Padre celestial que “se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento” (Filipenses 2:8). Jehová, a su vez, lo bendijo, ensalzándolo a un puesto de autoridad y honor, por debajo únicamente del mismo Jehová (Filipenses 2:9-11). Al igual que Jesús, expresamos nuestro amor a Dios guardando sus mandamientos y haciendo su voluntad (1 Juan 5:3).

      18. ¿De qué modo dio Jesús el ejemplo en cuanto a la oración?

      18 Jesús fue un hombre de oración. Oró con ocasión de su bautismo (Lucas 3:21). Antes de escoger a los doce apóstoles, pasó toda la noche orando (Lucas 6:12, 13). Enseñó a sus discípulos a orar (Lucas 11:1-4). La noche anterior a su muerte, oró con sus discípulos y también por ellos (Juan 17:1-26). La oración fue una parte importante de su vida, como debe ocurrir en nuestro caso, pues somos sus seguidores. Es un gran honor hablar en oración con el Soberano del universo. Además, Jehová contesta las oraciones, pues Juan escribió: “Esta es la confianza que tenemos para con él, que, no importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye. Además, si sabemos que nos oye respecto a cualquier cosa que estemos pidiendo, sabemos que hemos de tener las cosas pedidas porque se las hemos pedido a él” (1 Juan 5:14, 15).

      19. a) ¿Qué cualidades de Jesús debemos imitar? b) ¿De qué maneras nos beneficia estudiar la vida y el ministerio de Jesús?

      19 Se aprende mucho de examinar con atención la vida y el ministerio terrestre de Jesucristo. Reflexionemos en sus cualidades: amor, compasión, bondad, fortaleza, equilibrio, sensatez, humildad, valor y altruismo. Cuanto más aprendemos de Jesús, mayor es el deseo de ser sus seguidores fieles. Además, conocer a Jesús nos acerca más a Jehová. Al fin y al cabo, Jesús fue el reflejo perfecto de su Padre celestial. Tanta intimidad tenía con él, que pudo decir: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también” (Juan 14:9).

      Confiemos en que Dios nos sostendrá

      20. ¿Cómo podemos ganar confianza en nuestro andar con Jehová?

      20 Los pasos de los niños son vacilantes cuando están aprendiendo a andar. ¿Cómo aprenden a hacerlo con confianza? La única manera es con práctica y perseverancia. Pues bien, quienes andan con Jehová se esfuerzan por hacerlo con pasos confiados y seguros, lo cual también exige tiempo y perseverancia. Pablo señaló la importancia de esa perseverancia al andar con Dios cuando escribió: “Finalmente, hermanos, les solicitamos y exhortamos por el Señor Jesús, tal como ustedes recibieron de nosotros la instrucción acerca de cómo deben andar y agradar a Dios, tal como de hecho están andando: que sigan haciéndolo más plenamente” (1 Tesalonicenses 4:1).

      21. ¿De qué bendiciones podemos disfrutar al andar con Jehová?

      21 Si estamos dedicados por completo a Dios, nos ayudará a seguir andando con él (Isaías 40:29-31). Nada de lo que este mundo ofrece puede compararse con las bendiciones que él otorga a quienes andan en sus caminos. Él es ‘Aquel que nos enseña para que nos beneficiemos a nosotros mismos, Aquel que nos hace pisar en el camino en que debemos andar. Y si realmente prestamos atención a sus mandamientos, nuestra paz llegará a ser justamente como un río, y nuestra justicia, como las olas del mar’ (Isaías 48:17, 18). Si aceptamos la invitación de andar con Dios y lo hacemos con fidelidad, disfrutaremos de paz con él para siempre.

  • Andemos con Dios con la eternidad en mira
    La Atalaya 1998 | 15 de noviembre
    • Andemos con Dios con la eternidad en mira

      “Nosotros [...] andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios hasta tiempo indefinido, aun para siempre.” (MIQUEAS 4:5.)

      1. ¿Por qué puede llamarse a Jehová el “Rey de la eternidad”?

      JEHOVÁ DIOS no tuvo principio. Se le llama con propiedad “el Anciano de Días”, pues su existencia se remonta al pasado infinito (Daniel 7:9, 13). También disfrutará de un futuro eterno. Únicamente él es el “Rey de la eternidad” (Revelación 10:6; 15:3). Y a sus ojos, mil años son “solo como el día de ayer cuando ha pasado, y como una vigilia durante la noche” (Salmo 90:4).

      2. a) ¿Cuál es el propósito de Dios para los seres humanos obedientes? b) ¿En qué debemos centrar nuestras esperanzas y planes?

      2 Como el Dador de la vida es eterno, podía ofrecer a la primera pareja humana, Adán y Eva, la perspectiva de una vida sin fin en el Paraíso. Pero por culpa de la desobediencia, Adán perdió el derecho a la vida eterna y transmitió el pecado y la muerte a sus descendientes (Romanos 5:12). No obstante, la rebelión de Adán no frustró el propósito original de Dios. Su voluntad es que los seres humanos obedientes vivan por siempre, y él realizará su propósito sin falta (Isaías 55:11). Es muy apropiado, por tanto, que centremos nuestras esperanzas y planes en servir a Jehová con la eternidad en mira. Aunque deseamos tener muy presente el “día de Jehová”, es de fundamental importancia recordar que nuestro objetivo es andar con Dios por la eternidad (2 Pedro 3:12).

      Jehová actúa a su tiempo señalado

      3. ¿Cómo sabemos que Jehová tiene un “tiempo señalado” para cumplir sus propósitos?

      3 Quienes andamos con Dios estamos muy interesados en cumplir su voluntad. Sabemos que Jehová es el Gran Medidor del Tiempo, y confiamos en que nunca deja de cumplir sus propósitos a su tiempo señalado. Por ejemplo, “cuando llegó el límite cabal del tiempo, Dios envió a su Hijo” (Gálatas 4:4). Al apóstol Juan se le dijo que había un “tiempo señalado” para el cumplimiento de las profecías que vio en señales (Revelación 1:1-3). Existe “el tiempo señalado para que los muertos sean juzgados” (Revelación 11:18). Hace más de mil novecientos años, Dios inspiró al apóstol Pablo a decir que Él “ha fijado un día en que se propone juzgar la tierra habitada con justicia” (Hechos 17:31).

      4. ¿Cómo sabemos que Jehová desea poner fin a este perverso sistema de cosas?

      4 Jehová pondrá fin a este perverso sistema de cosas, pues en el mundo actual se deshonra su nombre. Los inicuos han florecido (Salmo 92:7). Con sus palabras y acciones, ofenden a Dios, y a él le duele ver que se injuria y persigue a sus siervos (Zacarías 2:8). No sorprende que Jehová haya decretado poner fin pronto a la entera organización de Satanás. Dios ha fijado el momento preciso para este suceso, y el cumplimiento de las profecías bíblicas deja claro que ahora vivimos en “el tiempo del fin” (Daniel 12:4). Pronto actuará para el beneficio de todos los que lo aman.

      5. ¿Cómo vieron Lot y Habacuc las condiciones reinantes en su día?

      5 Los siervos de Jehová del pasado anhelaban ver el fin de la maldad. Al justo Lot le “angustiaba sumamente la entrega de la gente desafiadora de ley a la conducta relajada” (2 Pedro 2:7). Acongojado por las condiciones reinantes, el profeta Habacuc suplicó: “¿Hasta cuándo, oh Jehová, tengo que gritar por ayuda, sin que tú oigas? ¿Hasta cuándo clamaré a ti por socorro contra la violencia, sin que tú salves? ¿Por qué me haces ver lo que es perjudicial, y sigues mirando simple penoso afán? ¿Y por qué hay expoliación y violencia enfrente de mí, y por qué ocurre la riña, y por qué se lleva la contienda?” (Habacuc 1:2, 3).

      6. ¿Qué dijo Jehová en respuesta a la oración de Habacuc, y qué aprendemos de ello?

      6 Jehová contestó en parte a Habacuc diciéndole: “La visión es todavía para el tiempo señalado, y sigue jadeando hasta el fin, y no dirá mentira. Aun si tardara, manténte en expectación de ella; porque sin falta se realizará. No llegará tarde” (Habacuc 2:3). Así Dios anunció que actuaría a su “tiempo señalado”. Aun cuando pueda parecer que se demora, Jehová cumplirá su propósito sin falta (2 Pedro 3:9).

      Sirvamos a Jehová con celo incansable

      7. ¿Cómo efectuó Jesús sus actividades aunque desconocía el momento exacto en que llegaría el día de Jehová?

      7 ¿Es una condición esencial para andar celosamente con Jehová el conocer su horario exacto de estos sucesos? No, no lo es. Veamos algunos ejemplos. Jesús estaba muy interesado en el tiempo en que se haría la voluntad de Dios en la Tierra como se hace en el cielo. De hecho, enseñó a sus seguidores a pedir en oración: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra” (Mateo 6:9, 10). Aunque Jesús sabía que esta petición se iba a contestar, desconocía el momento exacto en que ocurriría. En su gran profecía sobre el fin del sistema de cosas dijo: “Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre” (Mateo 24:36). Dado que Jesucristo es de capital importancia en la realización de los propósitos de Dios, participará directamente en la ejecución de los enemigos de su Padre celestial, pese a lo cual, cuando estuvo en la Tierra, hasta él ignoraba en qué momento actuaría Dios. ¿Sirvió por ello a Jehová con menos ahínco? Claro que no. Al ver el celo con que Jesús limpiaba el templo, “sus discípulos recordaron que está escrito: ‘El celo por tu casa me consumirá’” (Juan 2:17; Salmo 69:9). Jesús se mantuvo completamente ocupado en la obra para la que se le envió, y lo hizo con celo incansable. También sirvió a Dios con la eternidad en mira.

      8, 9. Cuando los discípulos preguntaron por la restauración del Reino, ¿qué se les dijo, y cómo reaccionaron?

      8 Lo mismo fue cierto de los discípulos de Cristo. Él se reunió con ellos inmediatamente antes de ascender al cielo. El relato dice lo que ocurrió: “Pues bien, cuando se hubieron congregado, se pusieron a preguntarle: ‘Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?’”. Al igual que su Maestro, anhelaban la venida del Reino. No obstante, Jesús contestó: “No les pertenece a ustedes adquirir el conocimiento de los tiempos o sazones que el Padre ha colocado en su propia jurisdicción; pero recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea, y en Samaria, y hasta la parte más distante de la tierra” (Hechos 1:6-8).

      9 No hay indicio alguno de que a los discípulos los desalentara esta respuesta. Al contrario, se entregaron con ahínco a la predicación. A las pocas semanas habían llenado Jerusalén con su enseñanza (Hechos 5:28). Y en menos de treinta años habían llevado tan lejos la predicación, que Pablo dijo que las buenas nuevas se habían predicado “en toda la creación que está bajo el cielo” (Colosenses 1:23). Aunque el Reino no se ‘restauró a Israel’, como los discípulos esperaban equivocadamente, ni se instaló en el cielo durante su vida, continuaron sirviendo a Jehová fervorosamente con la eternidad en mira.

      Examinemos nuestros motivos

      10. ¿Qué nos permite demostrar el que no sepamos cuándo destruirá Dios el sistema de Satanás?

      10 Los siervos de Jehová de estos tiempos también ansiamos ver el fin de este malévolo sistema de cosas. Sin embargo, no estamos interesados principalmente en nuestra liberación y en entrar en el prometido nuevo mundo de Dios. Deseamos ver la santificación del nombre de Jehová y la vindicación de su soberanía. Por eso, podemos alegrarnos de que Dios no nos haya revelado ni ‘el día ni la hora’ fijada para la destrucción del sistema de Satanás, pues de ese modo se nos permite dar prueba de que estamos resueltos a andar con Dios eternamente porque lo amamos, y no porque tenemos objetivos egoístas a corto plazo.

      11, 12. ¿De qué modo se puso en entredicho la integridad de Job, y qué relación tiene ese incidente con nosotros?

      11 Mantener integridad para con Dios también nos ayuda a demostrar que el Diablo estaba equivocado cuando acusó al justo Job, y a todos los seres humanos como él, de servir a Dios por egoísmo. Después que Jehová indicó que su siervo Job era sin culpa, recto y temeroso de Dios, Satanás alegó vilmente: “¿Ha temido Job a Dios por nada? ¿No has puesto tú mismo un seto protector alrededor de él y alrededor de su casa y alrededor de todo lo que tiene en todo el derredor? La obra de sus manos has bendecido, y su ganado mismo se ha extendido en la tierra. Pero, para variar, sírvete alargar la mano, y toca todo lo que tiene, y ve si no te maldice en tu misma cara” (Job 1:8-11). Al permanecer íntegro bajo prueba, Job demostró la falsedad de esa afirmación maliciosa.

      12 Manteniéndonos íntegros del mismo modo, refutamos la acusación satánica de que servimos a Dios porque sabemos que la recompensa es inminente. Ignorar el momento preciso en que Dios se vengará de los inicuos nos da la oportunidad de probar que amamos de verdad a Jehová y deseamos andar en sus caminos para siempre. Demuestra que somos leales a él y que confiamos en su manera de dirigir los asuntos. Además, desconocer el día y la hora nos ayuda a seguir vigilantes y despiertos espiritualmente, porque somos conscientes de que el fin puede llegar en cualquier momento, como un ladrón en la noche (Mateo 24:42-44). Al andar a diario con Jehová, hacemos que su corazón se regocije y le suministramos una respuesta que dar al Diablo, que lo desafía con escarnio (Proverbios 27:11).

      Hagamos planes pensando en la eternidad

      13. ¿Qué dice la Biblia sobre hacer planes para el futuro?

      13 Los que andan con Dios saben que es prudente hacer planes razonables para el futuro. Muchas personas procuran aprovechar su juventud y fuerzas para tener seguridad económica en la última parte de su vida, pues están al tanto de los problemas y limitaciones que se sufren en la vejez. ¿Qué podemos decir, entonces, de nuestro futuro espiritual, que es mucho más importante? Proverbios 21:5 dice: “Los planes del diligente propenden de seguro a ventaja, pero todo el que es apresurado se encamina de seguro a la carencia”. Hacer planes con antelación teniendo en mira la eternidad es realmente ventajoso. Siendo que desconocemos en qué momento preciso llegará el fin de este sistema, hemos de prestar atención a nuestras necesidades futuras. Pero seamos equilibrados y pongamos en primer lugar en la vida los intereses de Dios. Las personas que no tienen fe tal vez concluyan que revela poca visión de futuro centrar los intereses personales en hacer la voluntad de Dios. ¿Es cierto eso?

      14, 15. a) ¿Qué ilustración dio Jesús sobre hacer planes para el futuro? b) ¿Por qué era corto de miras el hombre rico de la ilustración de Jesús?

      14 Jesús dio una ilustración que esclarece el asunto. Dijo: “El terreno de cierto hombre rico produjo bien. Por consiguiente, él razonaba dentro de sí, diciendo: ‘¿Qué haré, ya que no tengo dónde recoger mis cosechas?’. De modo que dijo: ‘Haré esto: demoleré mis graneros y edificaré otros mayores, y allí recogeré todo mi grano y todas mis cosas buenas; y diré a mi alma: “Alma, tienes muchas cosas buenas almacenadas para muchos años; pásalo tranquila, come, bebe, goza”’. Pero Dios le dijo: ‘Irrazonable, esta noche exigen de ti tu alma. Entonces, ¿quién ha de tener las cosas que almacenaste?’. Así pasa con el hombre que atesora para sí, pero no es rico para con Dios” (Lucas 12:16-21).

      15 ¿Era la intención de Jesús enseñar que el hombre rico no debía haber trabajado para asegurar materialmente su futuro? No, pues las Escrituras fomentan el trabajo arduo (2 Tesalonicenses 3:10). El error de este hombre fue que no hizo lo necesario para ser “rico para con Dios”. Aun en el caso de que hubiera disfrutado de sus riquezas por muchos años, finalmente habría muerto. Era corto de miras, no pensaba en la eternidad.

      16. ¿Por qué podemos con toda confianza depender de Jehová para tener un futuro seguro?

      16 Andar con Jehová con la eternidad en mira es práctico y revela visión de futuro. Es la mejor manera de pensar en el mañana. Si bien es prudente hacer planes prácticos respecto a la educación, el empleo y las obligaciones familiares, siempre debemos recordar que Jehová no abandona jamás a sus siervos leales. El rey David cantó: “Un joven era yo, también he envejecido, y sin embargo no he visto a nadie justo dejado enteramente, ni a su prole buscando pan” (Salmo 37:25). Jesús también aseguró que Dios mantendrá a todos los que busquen primero el Reino y anden en Sus caminos justos (Mateo 6:33).

      17. ¿Cómo sabemos que el fin está cerca?

      17 Aunque servimos a Dios con la eternidad en mira, seguimos teniendo muy presente el día de Jehová. El cumplimiento de la profecía bíblica da testimonio elocuente de la proximidad de ese día. Este siglo se ha caracterizado por guerras, pestes, terremotos y escaseces de alimentos, junto con la persecución de los cristianos verdaderos y la predicación mundial de las buenas nuevas del Reino de Dios, signos todos ellos del tiempo del fin de este malvado sistema de cosas (Mateo 24:7-14; Lucas 21:11). En el mundo abundan los “amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios” (2 Timoteo 3:1-5). En estos críticos últimos días la vida es difícil para los siervos de Jehová. ¡Cuánto anhelamos el día en que el Reino de Jehová elimine toda la maldad! Mientras tanto, resolvámonos a andar con Dios con la eternidad en mira.

      Sirvamos con la vida sin fin en mira

      18, 19. ¿Qué indica que los fieles de tiempos antiguos sirvieron a Dios con la eternidad en mira?

      18 Al andar con Jehová, tengamos presente la fe de Abel, Enoc, Noé, Abrahán y Sara. Después de mencionarlos, Pablo escribió: “En fe murieron todos estos, aunque no consiguieron el cumplimiento de las promesas, pero las vieron desde lejos y las acogieron, y declararon públicamente que eran extraños y residentes temporales en la tierra” (Hebreos 11:13). Estos fieles ‘procuraron alcanzar un lugar mejor, es decir, uno que pertenece al cielo’ (Hebreos 11:16). Con fe desearon un lugar mejor bajo la gobernación del Reino mesiánico de Dios. Podemos estar seguros de que Dios los recompensará con vida eterna en ese lugar mejor: el Paraíso terrestre bajo el dominio del Reino (Hebreos 11:39, 40).

      19 El profeta Miqueas expresó la decisión del pueblo de Jehová de servirle eternamente. Escribió: “Todos los pueblos, por su parte, andarán cada cual en el nombre de su dios; pero nosotros, por nuestra parte, andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios hasta tiempo indefinido, aun para siempre” (Miqueas 4:5). Miqueas sirvió con lealtad a Jehová hasta su muerte. Cuando sea resucitado en el nuevo mundo, seguramente continuará andando con Dios por toda la eternidad. ¡Qué magnífico ejemplo suministra para los que vivimos muy adentrados en el tiempo del fin!

      20. ¿Cuál debe ser nuestra resolución?

      20 Jehová valora el amor que mostramos a su nombre (Hebreos 6:10). Sabe que nos resulta difícil mantener integridad para con él en este mundo dominado por el Diablo. Mientras que “el mundo va pasando, [...] el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:17; 5:19). Por tanto, con la ayuda de Jehová, resolvámonos a aguantar las pruebas a las que nos encaramos día tras día. Que nuestro modo de pensar y de vivir se centre en las maravillosas bendiciones que ha prometido nuestro amoroso Padre celestial. Pueden ser nuestras si seguimos andando con Dios con la eternidad en mira (Judas 20, 21).

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir