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“Existe un galardón para su actividad”La Atalaya 2012 | 15 de agosto
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EL REY Asá conduce a su ejército por un profundo valle. Van de las montañas de Judea a las llanuras costeras. Cuando llegan a la parte más ancha del valle, Asá se detiene, impresionado por lo que ve. ¡El enorme ejército etíope está acampado más abajo! Debe de haber un millón de soldados enemigos, mientras que las fuerzas de Asá solo ascienden a la mitad.
En vista de que la batalla es inminente, ¿qué es lo primero que hace Asá? ¿Darles órdenes a sus generales? ¿Animar a las tropas? ¿Enviar cartas a su familia? Nada de eso. En medio de esta peligrosa situación, lo que hace es orar a Dios.
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“Existe un galardón para su actividad”La Atalaya 2012 | 15 de agosto
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EN EL CAMPO DE BATALLA
En vista de su historial, no debe sorprendernos que Asá recurriera a Jehová antes de enfrentarse al mayor ejército humano que se menciona en la Biblia. Él sabía que Jehová premia los actos de fe. Le suplicó que lo ayudara, pues sabía que confiando en él y teniéndolo a su lado no importaba lo grande o poderoso que fuera el enemigo. Además, sabía que el nombre de Jehová estaba implicado, y por eso oró: “Ayúdanos, oh Jehová nuestro Dios, porque de veras nos apoyamos en ti, y en tu nombre hemos venido contra esta muchedumbre. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios. No permitas que el hombre mortal retenga fuerza contra ti” (2 Crón. 14:11). Es como si hubiera dicho: “Jehová, es a ti a quien están atacando los etíopes. No permitas que simples humanos venzan a tu pueblo y deshonren tu nombre”. Dios respondió su oración, pues la Biblia indica que “Jehová derrotó a los etíopes delante de Asá y delante de Judá, y los etíopes se dieron a la fuga” (2 Crón. 14:12).
En la actualidad, los siervos de Jehová tenemos que enfrentarnos a muchos adversarios poderosos. No luchamos con armas físicas en campos de batalla literales, pero podemos estar seguros de que Jehová nos dará la victoria si somos fieles y honramos su nombre. Cualquiera de nosotros tal vez tenga que librar largas y duras batallas contra enemigos como la degradación moral de este mundo, las debilidades personales o las amenazas contra la espiritualidad de nuestra familia. Sea cual sea nuestra prueba de fe, podemos obtener ánimo de la oración de Asá. Su victoria fue la victoria de Jehová, y nos demuestra lo que pueden esperar quienes confían en Dios. No hay fuerza humana capaz de mantenerse firme contra Jehová.
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