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  • Cómo se aficionó el mundo
    ¡Despertad! 1986 | 8 de abril
    • Las guerras que provocaron la demanda

      Hasta el 1856, cuando los cigarrillos encontraron su primer mercado masivo, el empleo del tabaco había sido considerado como un lujo extravagante. Por esas fechas, los soldados británicos y franceses regresaron de la guerra de Crimea con “cigarros de papel” y un hábito que habían aprendido en aquella tierra. La moda del cigarrillo invadió Europa, creando una demanda inesperada de cigarrillos turcos o su imitación inglesa.

      La “moda de Crimea” hizo del cigarrillo un sustituto económico de la pipa o el cigarro. Pero la moda murió. Además, como indicó Robert Sobel: “Hacia el comienzo de la década de 1860 no parecía que el hombre de la clase media estadounidense —el principal mercado para fumadores potenciales— se pasara a los cigarrillos”. Aquellos cigarrillos primitivos no parecían seducir tanto como los cigarrillos modernos. Como ocurre con el humo del cigarro, el humo del cigarrillo era ligeramente alcalino y los fumadores lo retenían en la boca. No resultaba cómodo inhalarlo como hacen hoy normalmente los fumadores. Había llegado el momento de dar el siguiente y sorprendente paso.

      La guerra civil norteamericana (1861-1865) introdujo un humo cuyo poder de adicción era mayor, logrando una adicción que, según Jerome E. Brooks, experto en el tema, tendría una “fuerza explosiva”. Una vez más, la guerra llevó a los soldados el económico cigarrillo... primero a los Confederados y luego a los de la Unión. Pero esta vez no fue una moda pasajera.

  • La adicción entierra a la oposición
    ¡Despertad! 1986 | 8 de abril
    • ¡La publicidad y la guerra! Según el historiador Robert Sobel, estos han sido “los dos métodos más importantes de propagar el uso del tabaco”.

      El uso del cigarrillo subió vertiginosamente cuando se produjo el enfrentamiento de “nación contra nación” durante la primera guerra mundial. (Mateo 24:7.) ¿Qué ocasionó que la producción norteamericana de cigarrillos pasara de 18.000 millones en 1914 a 47.000 millones  en 1918? El que se efectuara para entonces una campaña para enviar ¡cigarrillos gratuitos a los soldados! Se consideró que el efecto narcótico del tabaco ayudaba a combatir la soledad en el frente.

      Una canción británica de la época de la guerra decía: “Si tienes cigarrillos para fumar de tus problemas te puedes olvidar”. Como las agencias estatales y grupos patrióticos privados suministraban cigarrillos gratuitos a los hombres en el frente, ni siquiera los grupos antitabaco se atrevieron a emitir sus protestas.

      La garra se aprieta

      Los nuevos conversos al hábito llegaron a ser buenos clientes después de la guerra. Solo en 1925 los norteamericanos fumaron un promedio aproximado de 700 cigarrillos por persona. En la Grecia de la posguerra se consumió la mitad más per cápita que en los Estados Unidos. El cigarrillo norteamericano se hizo popular en muchos países, pero otros países como India, China, Japón, Italia y Polonia dependían de su propia producción de tabaco para satisfacer la demanda del mercado interior.

  • La adicción entierra a la oposición
    ¡Despertad! 1986 | 8 de abril
    • ¡Vino otra guerra! De nuevo se les dieron cigarrillos gratuitos a los soldados hasta en sus raciones de campaña. Un conocido eslogan publicitario, aprovechando el espíritu patriótico de guerra, decía: “¡El cigarrillo Lucky Strike Green se va a la guerra!”. Con un consumo que, según los cálculos, hacia el final de la II Guerra Mundial llegaba en los Estados Unidos a los 400.000 millones de cigarrillos al año, ¿quién podía poner en duda el lugar que el tabaco había alcanzado en el mundo?

      De hecho, ¿quién podía poner en duda la importancia que los cigarrillos habían alcanzado en la Europa de la posguerra, donde hubo un momento en que los cartones de cigarrillos reemplazaron en el mercado negro la moneda en circulación? Los soldados americanos destacados en Europa compraban las cajetillas de cigarrillos que el estado subvencionaba por tan solo cinco centavos, y con ellas se podía pagar luego cualquier cosa, desde unos zapatos nuevos hasta una amante. Las ventas de cigarrillos exentos de impuestos en el ejército, ascendieron de 5.400 per cápita en 1945 a 21.250 en tan solo dos años.

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