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Los “ojos radiantes” de Jehová examinan a todosLa Atalaya 2008 | 15 de octubre
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Los “ojos radiantes” de Jehová examinan a todos
“[Los] ojos radiantes [de Jehová] examinan a los hijos de los hombres.” (SAL. 11:4.)
1. ¿Qué tipo de personas suele caernos bien?
¿QUÉ sentimientos nos producen las personas que se preocupan sinceramente por nosotros, diciéndonos lo que piensan cuando se lo preguntamos, ayudándonos con ganas cuando lo necesitamos y aconsejándonos con cariño cuando más falta nos hace? (Sal. 141:5; Gál. 6:1.) Sin duda, nos caen muy bien. Pues precisamente así son Jehová y su Hijo. De hecho, se interesan por nosotros más que nadie y nunca actúan movidos por egoísmo; lo único que quieren es ayudar a sus siervos a que logren “asirse firmemente de la vida que realmente [es vida]” (1 Tim. 6:19; Rev. 3:19).
2. ¿Cuánto interés tiene Jehová por sus siervos?
2 El salmista David mostró cuánto se interesa Jehová por nosotros al decir que “sus propios ojos contemplan, sus propios ojos radiantes examinan a los hijos de los hombres” (Sal. 11:4). Como vemos, Dios no se limita a mirarnos; él nos examina. David también escribió: “Tú has examinado mi corazón, has hecho inspección de noche [...]; descubrirás que no he tramado [nada malo]” (Sal. 17:3). Es obvio que David sabía muy bien que Jehová estaba pendiente de él, y que se sentiría muy dolido si se entregara a malos pensamientos o maquinara maldades en el corazón. ¿Es Jehová para usted tan real como lo era para David?
Jehová ve el corazón
3. ¿Qué ejemplos hay de que Jehová no juzga con excesiva severidad nuestras imperfecciones?
3 Lo que más le interesa a Jehová de nosotros es el corazón, es decir, la verdadera persona interior (Sal. 19:14; 26:2). Sin embargo, nos quiere tanto que no se centra en los errores de poca importancia. Tomemos como ejemplo la ocasión en que Sara, la esposa de Abrahán, faltó a la verdad cuando habló con un ángel materializado; comprendiendo que tenía miedo y estaba abochornada, el ángel se limitó a reprenderla levemente (Gén. 18:12-15). De igual modo, pese a que el patriarca Job se había puesto a “declarar [...] justa su propia alma más bien que a Dios”, Jehová todavía lo bendijo, pues era consciente de cuánto había sufrido a manos de Satanás (Job 32:2; 42:12). Y lo mismo sucedió cuando la viuda de Sarepta hizo duros reproches al profeta Elías. Jehová no se dio por ofendido porque sabía que era una madre abrumada por el dolor de perder a su único hijo (1 Rey. 17:8-24).
4, 5. ¿Qué gesto misericordioso tuvo Jehová con Abimélec?
4 Dado que Jehová puede ver los corazones, trata con consideración incluso a quienes no son creyentes. Fijémonos en el caso de Abimélec, rey de la ciudad filistea de Guerar. Ignorando que Sara estaba casada con Abrahán, la tomó con la intención de hacerla su esposa. Sin embargo, antes de que fuera más allá, Jehová le dijo en sueños: “He sabido que has hecho esto en la honradez de tu corazón, y también estaba deteniéndote de pecar contra mí. Por eso no te permití tocarla. Pero ahora, devuelve la esposa del hombre, porque es profeta, y él hará súplica por ti. Así que, sigue viviendo” (Gén. 20:1-7).
5 No hay duda de que, si lo hubiera querido, Jehová podría haber castigado con dureza a Abimélec, quien adoraba dioses falsos. No obstante, sabía que en esa ocasión el rey había actuado de buena fe. Por ello, a fin de que siguiera viviendo, le indicó misericordiosamente lo que debía hacer para recibir su perdón. ¡Qué placer adorar a un Dios así!
6. ¿De qué maneras imitaba Jesús a su Padre?
6 Como Jesús imitaba a su Padre a la perfección, se centraba en las virtudes de sus discípulos y estaba siempre dispuesto a perdonarlos (Mar. 10:35-45; 14:66-72; Luc. 22:31, 32; Juan 15:15). Su actitud encaja muy bien con la descripción que él mismo hizo de la misión que había recibido: “Dios no envió a su Hijo al mundo para que juzgara al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él” (Juan 3:17). Ciertamente, el amor que nos tienen Jehová y Jesús es muy profundo y constante, como se observa en sus deseos de que alcancemos la vida eterna (Job 14:15). Cuando tenemos presente el amor de Jehová, no solo entendemos mejor la razón por la que nos examina, sino también la óptica con la que nos ve y las medidas que adopta en consecuencia (léase 1 Juan 4:8, 19).
Nos examina con los ojos del amor
7. ¿Con qué intención nos examina Jehová?
7 Sería un grandísimo error imaginarse a Jehová como un policía celestial que nos espía desde lo alto deseoso de atraparnos con las manos en la masa. Es Satanás el que nos vigila con ojo crítico e implacable (Rev. 12:10). De hecho, ve malos motivos hasta en las personas mejor intencionadas (Job 1:9-11; 2:4, 5). Pero Dios no es así. De ahí que el salmista le dijera: “Si errores fuera lo que tú vigilas, oh Jah, oh Jehová, ¿quién podría estar de pie?” (Sal. 130:3). La respuesta es obvia: nadie en absoluto (Ecl. 7:20). Lejos de andar criticando nuestros defectos, Jehová nos mira con la misma misericordia y bondad que un padre que desea proteger de todo daño a sus hijos queridos. Para evitar que nos lastimemos, nos muestra cuáles son nuestros puntos débiles y nuestras imperfecciones (Sal. 103:10-14; Mat. 26:41).
8. ¿De qué maneras instruye y corrige Jehová a sus siervos?
8 Dios demuestra que nos ama al instruirnos y corregirnos mediante las Escrituras y mediante el alimento espiritual del “esclavo fiel y discreto” (Mat. 24:45; Heb. 12:5, 6). También nos ayuda a través de la congregación cristiana y sus “dádivas en [forma de] hombres” (Efe. 4:8). Lo que es más, está pendiente de nosotros para ver cómo respondemos a su educación paternal y busca formas de seguir ayudándonos. Bien dice Salmo 32:8: “Te haré tener perspicacia, y te instruiré en el camino en que debes ir. Ciertamente daré consejo con mi ojo [fijo] sobre ti”. ¡Qué importante es que escuchemos siempre a Jehová! Ante él debemos mantenernos humildes, reconociendo que es nuestro amoroso Maestro y Padre (léase Mateo 18:4).
9. ¿Qué error debemos evitar, y por qué razón?
9 Nunca deberíamos adoptar el espíritu contrario y dejarnos endurecer por el orgullo, la falta de fe o “el poder engañoso del pecado” (Heb. 3:13; Sant. 4:6). Por lo general, la persona que cae en este error comienza alimentando malos pensamientos o deseos. Luego, tal vez llegue a rechazar los sabios consejos de la Biblia, o, lo que es peor, quizás se obstine en su mala actitud o conducta y termine convirtiéndose en enemigo de Dios. ¡Qué situación tan terrible! (Pro. 1:22-31.) Eso fue precisamente lo que le sucedió a Caín, el primer hijo de Adán y Eva.
Jehová lo ve todo y obra en consecuencia
10. ¿Por qué rechazó Jehová la ofrenda de Caín, y cómo reaccionó este?
10 En cierta ocasión, Caín presentó una ofrenda a Jehová, y lo mismo hizo su hermano Abel. Ahora bien, Dios no se fijó solo en sus dádivas, sino también en sus motivos. Aprobó el sacrificio de Abel porque lo había hecho con fe, pero rechazó el de Caín porque de algún modo manifestaba falta de confianza en Jehová (Gén. 4:4, 5; Heb. 11:4). Lamentablemente, Caín no aprendió la lección. En vez de modificar su actitud, alimentó la ira contra su hermano (Gén. 4:6).
11. ¿Cómo demostró Caín que tenía el corazón endurecido, y qué lecciones aprendemos de este hecho?
11 Jehová observó que Caín había tomado un camino peligroso. Amorosamente, habló con él y le señaló que si se comportaba bien contaría con su aprobación. Por desgracia, Caín no hizo caso del consejo de su Creador y mató a su hermano. Se le había endurecido tanto el corazón que, cuando Jehová le preguntó: “¿Dónde está Abel tu hermano?”, él le respondió con insolencia: “No sé. ¿Soy yo el guardián de mi hermano?” (Gén. 4:7-9). ¡Qué traicionero es el corazón! ¡Atreverse a despreciar el consejo directo de Dios! (Jer. 17:9.) No olvidemos nunca las lecciones que aprendemos de este y de otros relatos semejantes. Debemos despedir rápido de la mente los malos pensamientos y deseos (léase Santiago 1:14, 15). Y si nos ofrecen consejos basados en las Escrituras, los recibiremos con gratitud como expresiones del amor de Jehová.
No hay pecados ocultos
12. ¿Cómo reacciona Jehová ante los pecados?
12 Hay quienes piensan que, si logran que nadie los vea, sus malas acciones quedarán impunes (Sal. 19:12). Pero, en cierto sentido, no existen los pecados ocultos, ya que “todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Heb. 4:13). Jehová es un Juez que examina nuestros motivos más profundos y reacciona ante nuestros pecados con perfecta justicia. Si nos arrepentimos nos perdona, pues es “un Dios misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa y verdad”. Por el contrario, si “voluntariosamente practicamos el pecado” o manifestamos una actitud engañosa y calculadora, no obtendremos “de ninguna manera [...] exención de castigo” (Éxo. 34:6, 7; Heb. 10:26). Este hecho se destaca en la forma en que Jehová trató a Acán y también a Ananías y Safira.
13. ¿Qué mala disposición contribuyó sin duda a que Acán pecara?
13 Desobedeciendo de plano las órdenes divinas, Acán sustrajo parte del botín de la ciudad de Jericó y lo ocultó en su tienda, seguramente con la complicidad de su familia. Lo hizo a sabiendas de que era una grave ofensa contra Dios, pues cuando salió a la luz su mala acción, dijo: “He pecado contra Jehová” (Jos. 7:20). Su corazón, al igual que el de Caín, se había corrompido. En su caso, la codicia fue determinante y lo llevó a actuar con engaño. Como el botín de Jericó pertenecía a Jehová, en realidad le había robado a Jehová, un serio error que pagaron muy caro él y su familia (Jos. 7:25).
14, 15. ¿Por qué merecieron Ananías y Safira el castigo de Dios, y qué nos enseña este hecho?
14 Ananías y Safira eran un matrimonio de la congregación de Jerusalén. Poco después del Pentecostés del año 33, esta congregación creó un fondo común (sostenido por donaciones voluntarias) para atender las necesidades de los nuevos discípulos de lugares lejanos que se habían quedado en Jerusalén. Pues bien, Ananías vendió un campo y, con el conocimiento de su esposa, fingió que donaba todos los beneficios obtenidos con la transacción, cuando en realidad solo entregó una parte. Seguramente, los dos pretendían gozar de algún honor especial entre los hermanos. Pero esa manera de actuar era un engaño. De forma milagrosa, Jehová reveló el fraude al apóstol Pedro, quien lo expuso delante de Ananías. Acto seguido, este se desplomó y murió, y otro tanto le ocurrió poco más tarde a su mujer (Hech. 5:1-11).
15 No era que Ananías y Safira hubiesen tenido un momento de debilidad. Habían actuado con total premeditación intentando engañar a los apóstoles. Y lo que es peor, se habían atrevido a “tratar con engaño al espíritu santo y [...] a Dios”. La reacción de Jehová mostró sin ambigüedad que él está dispuesto a proteger a su congregación contra los hipócritas, quienes comprobarán que “es cosa horrenda caer en las manos del Dios vivo” (Heb. 10:31).
Seamos fieles en todo momento
16. a) ¿De qué formas intenta Satanás corromper a los siervos de Dios? b) ¿Qué métodos usa el Diablo para corromper a la gente en donde usted vive?
16 Satanás hace lo imposible para corrompernos y hacernos perder la aprobación de Jehová (Rev. 12:12, 17). Sus malignas intenciones se ven con claridad en este mundo obsesionado con la inmoralidad y la violencia. Por ejemplo, hoy es muy fácil acceder a la pornografía mediante las computadoras y otros aparatos. Pero no caigamos en ninguna de las trampas del Diablo. Más bien, hagamos nuestras las palabras de David, quien escribió: “Actuaré con discreción en un camino exento de falta. [...] Andaré en la integridad de mi corazón dentro de mi casa” (Sal. 101:2).
17. a) ¿Por qué hace Jehová que los pecados ocultos salgan a la luz tarde o temprano? b) ¿Qué esfuerzo debemos estar decididos a hacer?
17 En la actualidad, Jehová ya no revela milagrosamente a sus siervos los pecados o engaños cometidos, como hizo a veces en el pasado. No obstante, sigue viendo todo lo que ocurre y saca las cosas a la luz en el momento y de la manera que ve conveniente. De ahí que Pablo dijera: “Los pecados de algunos hombres son públicamente manifiestos, y conducen directamente al juicio, mas en cuanto a otros hombres, sus pecados también se hacen manifiestos más tarde” (1 Tim. 5:24). La razón principal por la que Jehová pone al descubierto las malas acciones es que es un Dios de amor. Como ama a su congregación, toma medidas para mantenerla pura. Al mismo tiempo, otorga su misericordia a quienes se han dejado arrastrar por el pecado pero luego demuestran verdadero arrepentimiento (Pro. 28:13). ¡Qué importante es que nos esforcemos por servir a Dios con todo el corazón y por rechazar cualquier cosa que pueda corrompernos!
Sirvamos a Dios con todo el corazón
18. ¿Qué sentimientos quería infundir en su hijo el rey David?
18 El rey David le dijo a su hijo Salomón: “Conoce al Dios de tu padre y sírvele con corazón completo y con alma deleitosa; porque todos los corazones Jehová los está escudriñando, y toda inclinación de los pensamientos la está discerniendo” (1 Cró. 28:9). David no quería que su hijo se limitara a creer en Jehová. Quería que apreciara el profundo interés que muestra en Sus siervos. Sin duda, ese es el aprecio que todos debemos sentir.
19, 20. Según muestra Salmo 19:7-11, ¿qué ayudó a David a acercarse a Dios, y cómo podemos seguir su ejemplo?
19 Jehová sabe que quienes tengan la debida disposición del corazón se acercarán a él y se sentirán reconfortados al conocer sus hermosas cualidades. Por eso desea que lo conozcamos y nos familiaricemos con su maravillosa personalidad. Pero ¿cómo podemos lograrlo? Estudiando su Palabra y experimentando la bendición divina en nuestras vidas (Pro. 10:22; Juan 14:9).
20 ¿Valoramos el privilegio de leer diariamente la Palabra de Dios a la luz de la oración? ¿Comprendemos el valor de vivir en conformidad con los principios bíblicos? (Léase Salmo 19:7-11.) Si así es, nuestra fe en Jehová y nuestro amor por él serán cada día más fuertes. Y él nos corresponderá acercándose a nosotros y, por así decirlo, llevándonos de la mano (Isa. 42:6; Sant. 4:8). En efecto, nos demostrará su amor al bendecirnos y protegernos espiritualmente mientras recorremos el camino estrecho que conduce a la vida (Sal. 91:1, 2; Mat. 7:13, 14).
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Los ojos de Jehová velan por nosotrosLa Atalaya 2008 | 15 de octubre
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Los ojos de Jehová velan por nosotros
“Sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él.” (2 CRÓ. 16:9.)
1. ¿Con qué fin nos examina Jehová?
JEHOVÁ es el Padre perfecto. Nos conoce tan bien que entiende hasta la “inclinación de [nuestros] pensamientos” (1 Cró. 28:9). Sin embargo, cuando nos examina, no lo hace con el mero fin de descubrir faltas (Sal. 11:4; 130:3). Lo hace por amor y para protegernos de cualquier cosa que pudiera empañar nuestra relación con él o frustrar nuestra esperanza de obtener vida eterna (Sal. 25:8-10, 12, 13).
2. ¿A favor de quiénes usa su fuerza Jehová?
2 Jehová todo lo puede y todo lo ve; por tal razón, está en condiciones de responder al clamor de sus leales y fortalecerlos en sus tribulaciones. “Sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él”, dice 2 Crónicas 16:9. Notemos que Jehová usa su fuerza para favorecer a los que le sirven con corazón completo, esto es, con un corazón puro y sincero; pero no actúa así con los mentirosos ni los hipócritas (Jos. 7:1, 20, 21, 25; Pro. 1:23-33).
Andemos con Dios
3, 4. ¿Qué significa andar con Dios, y qué ejemplos bíblicos lo aclaran?
3 A muchos les resulta inconcebible que el Creador de nuestro infinito universo permita que, espiritualmente hablando, los seres humanos caminemos con él; sin embargo, eso es justo lo que quiere que hagamos. En los tiempos bíblicos, Enoc y Noé anduvieron con Dios (Gén. 5:24; 6:9). Moisés “continuó constante como si viera a Aquel que es invisible” (Heb. 11:27). El rey David caminó con humildad junto a su Padre celestial; por eso pudo decir: “He puesto a Jehová enfrente de mí constantemente. Porque él está a mi diestra, no se me hará tambalear” (Sal. 16:8).
4 Es obvio que no podemos caminar de la mano de Jehová de manera literal, pero sí en sentido figurado. ¿Cómo? El salmista Asaf escribe: “Constantemente estoy contigo; tú me has asido de la mano derecha. Con tu consejo me guiarás” (Sal. 73:23, 24). Dicho de otro modo, andamos con Jehová cuando seguimos fielmente sus consejos, que recibimos mediante su Palabra escrita y “el esclavo fiel y discreto” (Mat. 24:45; 2 Tim. 3:16).
5. ¿En qué sentido mantiene Jehová su ojo sobre sus leales? ¿Cómo debemos ver a Jehová?
5 Como nuestro Padre, Jehová, ama a quienes andan con él, mantiene su ojo fijo sobre ellos para cuidarlos, protegerlos e instruirlos. “Te haré tener perspicacia, y te instruiré en el camino en que debes ir. Ciertamente daré consejo con mi ojo sobre ti”, promete (Sal. 32:8). Preguntémonos: “¿Estoy caminando de la mano de Jehová? Es decir, ¿escucho sus sabias palabras y tengo siempre presente que sus amorosos ojos están sobre mí? ¿Influye en mis pensamientos, palabras y acciones el hecho de saber que él me está viendo? Cuando cometo un pecado, en vez de ver a Jehová como un Dios distante y severo, ¿lo veo como un Padre cariñoso y compasivo que recibe al arrepentido con los brazos abiertos?” (Sal. 51:17).
6. ¿Qué ventaja tiene Jehová sobre los padres humanos?
6 Jehová puede acudir en nuestro auxilio aun antes de que tomemos un mal camino. Por ejemplo, tal vez observe que nuestro corazón traicionero comienza a abrigar malos deseos (Jer. 17:9). En ese caso, él puede actuar mucho más rápido que los padres humanos porque sus “ojos radiantes” penetran en nuestro interior y escudriñan nuestros pensamientos más recónditos (Sal. 11:4; 139:4; Jer. 17:10). Veamos cómo manejó una situación que surgió en la vida de Baruc, secretario personal e íntimo amigo del profeta Jeremías.
Un verdadero padre para Baruc
7, 8. a) ¿Quién era Baruc, y qué ambiciones probablemente empezó a alimentar en el corazón? b) ¿Cómo mostró Jehová interés paternal por Baruc?
7 Baruc fue un escriba que colaboró fielmente con Jeremías en la difícil misión de anunciar el castigo divino contra el reino de Judá (Jer. 1:18, 19). Pero en cierto momento de su vida empezó a buscar “cosas grandes” para sí. Es posible que viniera de una familia influyente y que por eso comenzara a alimentar ambiciones personales o deseos de hacerse rico. Sea lo que fuere, Jehová observó que en su corazón estaba brotando una actitud peligrosa, de modo que tomó medidas inmediatas. Le envió este mensaje con Jeremías: “Has dicho: ‘¡Ay de mí, ahora, porque Jehová ha añadido desconsuelo a mi dolor! Me he fatigado a causa de mi suspirar, y no he hallado lugar de descanso’”. Entonces, Jehová le dijo: “Tú sigues buscando cosas grandes para ti. No sigas buscando” (Jer. 45:1-5).
8 Aunque Jehová fue firme, no se enfadó con Baruc, sino que mostró interés paternal por él. Sin duda, vio que sus deseos no procedían de un corazón malvado o retorcido. Además, sabía que Jerusalén y Judá tenían los días contados y no quería que su siervo tropezara en un momento tan crucial. Por eso, para ayudarle a recobrar el equilibrio, le recordó que iba a “traer una calamidad sobre toda carne” y le indicó que si actuaba con sensatez, viviría (Jer. 45:5). En otras palabras, le dijo: “Sé realista, Baruc. Recuerda que pronto castigaré a Judá y Jerusalén por sus pecados. Mantente fiel y vivirás. Yo te protegeré”. Esta advertencia debió de haberle calado hondo, pues reaccionó como debía y sobrevivió a la destrucción de Jerusalén, ocurrida diecisiete años más tarde.
9. ¿Cómo contestaría las preguntas planteadas en el párrafo?
9 Reflexionemos en este relato valiéndonos de las siguientes preguntas y pasajes. Al analizar la forma en que Jehová trató a Baruc, ¿qué aprendemos acerca de Él y de sus sentimientos hacia sus siervos? (Léase Hebreos 12:9.) En vista de los tiempos difíciles que corren, ¿qué lección extraemos del consejo que le dio a Baruc y de la manera como este reaccionó? (Léase Lucas 21:34-36.) A imitación de Jeremías, ¿cómo pueden los ancianos de la congregación reflejar el interés de Jehová por Sus siervos? (Léase Gálatas 6:1.)
El Hijo, espejo del amor del Padre
10. ¿Qué le permite a Jesús cumplir su función de Cabeza de la congregación cristiana?
10 Antes de que Jesús viniera a la Tierra, Jehová manifestó el amor por su pueblo a través de sus profetas y otros siervos fieles. Hoy en día lo hace principalmente a través de Cristo, Cabeza de la congregación (Efe. 1:22, 23). De ahí que el libro de Revelación represente a Jesús como un cordero con “siete ojos, los cuales ojos significan los siete espíritus de Dios que han sido enviados por toda la tierra” (Rev. 5:6). Esto quiere decir que la plenitud del espíritu santo obra en Jesús y le permite tener discernimiento perfecto. Él, como su Padre, ve lo que realmente hay en nuestro interior, sin que nada escape a su mirada.
11. ¿Qué papel desempeña Cristo, y cómo refleja en su trato con nosotros la actitud de su Padre?
11 Jesús, al igual que Jehová, no es un policía celestial. Él nos examina con los ojos del amor. Uno de sus títulos es el de “Padre Eterno”, lo que nos recuerda el papel que desempeñará cuando conceda vida eterna a todos los que pongan fe en él (Isa. 9:6). Por otra parte, como Cabeza de la congregación, puede mover a cristianos maduros y serviciales, en especial a los ancianos, a animar y consolar a los hermanos cuando sea necesario (1 Tes. 5:14; 2 Tim. 4:1, 2).
12. a) ¿Qué revelan acerca de Jesús las cartas a las siete congregaciones de Asia Menor? b) ¿Cómo reflejan los ancianos la actitud de Cristo hacia el rebaño de Dios?
12 El profundo interés de Cristo por el rebaño se evidencia en las cartas que envió a los ancianos de las siete congregaciones de Asia Menor (Rev. 2:1–3:22). En ellas dejó ver que conocía perfectamente lo que ocurría en cada congregación y que le importaban mucho sus discípulos. Este hecho sigue siendo cierto, y hoy más que nunca, pues la visión de Revelación se cumple durante “el día del Señor” (Rev. 1:10).a Con frecuencia, Cristo expresa su amor a través de los ancianos, los pastores espirituales de la congregación. Él impulsa a estas “dádivas en [forma de] hombres” a consolar, animar o aconsejar a todo aquel que lo requiera (Efe. 4:8; Hech. 20:28; léase Isaías 32:1, 2). ¿Vemos los esfuerzos de estos pastores como una prueba del interés de Cristo por cada uno de nosotros?
Ayuda cuando más se necesita
13-15. ¿De qué maneras puede contestar Dios nuestras oraciones? Dé ejemplos.
13 A veces le pedimos ayuda a Jehová y recibimos la respuesta mediante la animadora visita de un cristiano maduro (Sant. 5:14-16). Otras veces, la ayuda nos viene mediante un discurso que oímos en una reunión o un artículo de alguna de nuestras publicaciones. Estas son formas frecuentes en que Jehová contesta las oraciones. He aquí tan solo un ejemplo. Una hermana que semanas atrás había sufrido una gran injusticia abordó a un anciano que acababa de pronunciar un discurso. En vez de quejarse de su problema, le agradeció de corazón que hubiera mencionado algunos pensamientos bíblicos que venían muy al caso y la habían confortado muchísimo. ¡Qué feliz estaba de haber ido a la reunión!
14 Veamos otro ejemplo de los beneficios de la oración. Tres hombres se hallaban en la cárcel cuando conocieron la verdad bíblica y llegaron a ser publicadores no bautizados. Debido a un incidente violento, las autoridades les quitaron a todos los reclusos algunos de los beneficios de que disfrutaban. En protesta, estos decidieron no devolver las bandejas del desayuno a la mañana siguiente. Los tres publicadores tenían ante sí un dilema: si tomaban parte en la rebelión, estarían desobedeciendo la orden que Jehová da en Romanos 13:1, y si no participaban, sufrirían las represalias de sus airados compañeros.
15 Como no podían comunicarse entre ellos, rogaron a Dios que les diera sabiduría. Al día siguiente, los tres descubrieron que habían tomado la misma decisión: no aceptar el desayuno. Así, no tuvieron que devolver ninguna bandeja cuando los guardias volvieron a recogerlas. Comprobar que el “Oidor de la oración” estaba cerca de ellos les dio mucha alegría (Sal. 65:2).
Confianza ante el futuro
16. ¿Cómo prueba la predicación que Jehová se interesa por las personas mansas?
16 La predicación mundial es otra prueba de que Jehová se interesa por las personas de buen corazón, vivan donde vivan (Gén. 18:25). Comúnmente usa a los ángeles para dirigir a sus siervos hacia ellas, aunque vivan en zonas donde no se han predicado las buenas nuevas (Rev. 14:6, 7). Un ángel mandó a Felipe, evangelizador del siglo primero, que saliera al encuentro de un funcionario etíope y le explicara las Escrituras. ¿Cuál fue el resultado? El funcionario aceptó el mensaje, se hizo discípulo de Cristo y se bautizó (Juan 10:14; Hech. 8:26-39).b
17. ¿Por qué no debemos angustiarnos por el futuro?
17 A medida que el mundo se encamine hacia el fin, continuarán los “dolores de angustia” (Mat. 24:8). Es posible que los alimentos se encarezcan mucho más por el aumento de la demanda, los cambios extremos en el clima o la inestabilidad económica; o que el desempleo se agudice y la gente se vea bajo la constante presión de trabajar jornadas más largas. Pero pase lo que pase, si damos prioridad a las cosas espirituales y mantenemos el ‘ojo sencillo’, no tenemos por qué angustiarnos. Sabemos que Dios nos ama y que velará por nosotros (Mat. 6:22-34). Conviene aquí recordar el modo como Jehová cuidó de Jeremías durante el agitado período que precedió al fin de Jerusalén en 607 antes de nuestra era.
18. ¿Cómo probó Jehová su amor por Jeremías durante el asedio de Jerusalén?
18 Durante la última parte del asedio de Jerusalén por los babilonios, Jeremías estuvo preso en el Patio de la Guardia. ¿Cómo obtendría el alimento? Si hubiera estado en libertad, él mismo lo habría buscado; pero en su situación, dependía por completo de los hombres que estaban a su alrededor, la mayoría de los cuales lo odiaban. No obstante, Jeremías confiaba en Dios —quien le había prometido cuidarlo— y no en los hombres. ¿Cumplió Jehová su palabra? Claro que sí, pues se encargó de que el profeta recibiera diariamente “un pan redondo [...], hasta que todo el pan de la ciudad se agotó” (Jer. 37:21). Jeremías, al igual que Baruc, Ébed-mélec y otros fieles, sobrevivió a ese período de hambre, enfermedad y muerte (Jer. 38:2; 39:15-18).
19. ¿Cuál debería ser nuestra resolución al mirar al futuro?
19 No cabe duda de que “los ojos de Jehová están sobre los justos, y sus oídos están hacia su ruego” (1 Ped. 3:12). ¿Le regocija el hecho de que su Padre celestial esté tan pendiente de usted? ¿Le infunde seguridad saber que los ojos de Dios velan por su bienestar? En tal caso, no deje nunca de caminar con él, sin importar lo que depare el futuro. Tenga la certeza de que Jehová siempre mantendrá sus ojos paternales sobre los que le sirven lealmente (Sal. 32:8; léase Isaías 41:13).
[Notas]
a Aunque las cartas van dirigidas a los seguidores ungidos de Cristo, son aplicables por extensión a todos los siervos de Dios.
b Hallamos otro ejemplo de la intervención de Dios en Hechos 16:6-10. Allí leemos que, mediante el espíritu santo, les prohibió a Pablo y sus compañeros predicar en Asia y Bitinia, pero en cambio les indicó que acudieran a Macedonia, donde muchas personas mansas aceptaron el evangelio.
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