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FortificacionesPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Era muy difícil subir por un antemural de estas características, sobre todo con arietes, por lo que el ejército atacante construía una rampa, o “cerco de sitiar”, por la que hacían subir los arietes. (2Sa 20:15; véase ARIETE.) La anchura del foso debilitaba considerablemente la eficacia de los arqueros del ejército agresor, y disparar hacia arriba desde esa posición era poco efectivo. Por otra parte, los constructores de la rampa estaban continuamente a tiro desde las murallas de la ciudad, bajo una lluvia de flechas, piedras y, en ocasiones, teas encendidas.
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FortificacionesPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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El muro interior era más sólido y ancho. Después de la invención de los contundentes arietes, en particular los que emplearon los asirios, se empezaron a construir muros mucho más fuertes y anchos que pudiesen resistir los embites de esas devastadoras máquinas de guerra. En Tell en-Nasbeh (Mizpá [?]) se encontró un muro de piedra cuya anchura tenía por término medio un grosor de 4 m. y una altura de 12 m.
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