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  • Los desastres naturales: ¿son cada vez peores?
    ¡Despertad! 2005 | 22 de julio
    • Los desastres naturales: ¿son cada vez peores?

      “Es de esperar que en el futuro, las grandes catástrofes producidas por el cambio climático tengan consecuencias cada vez más graves. Así pues, nos enfrentamos a nuevos riesgos climáticos y a la posibilidad de sufrir mayores pérdidas. [...] Haríamos bien en ser precavidos y prepararnos para cambios drásticos.” (TOPICS GEO—ANNUAL REVIEW: NATURAL CATASTROPHES 2003.)

      DURANTE el verano de 2003, varias regiones de Europa experimentaron elevadísimas temperaturas, a cuyos efectos se atribuyen 30.000 muertes en Bélgica, España, Francia, Gran Bretaña, Italia, los Países Bajos y Portugal. Además, una ola de calor premonzónica hizo que 1.500 personas fallecieran en Bangladesh, la India y Paquistán, al tiempo que la sequía y un calor sin precedentes desencadenaron en Australia incendios forestales que consumieron más de 3.000.000 de hectáreas [7 millones de acres].

      La Organización Meteorológica Mundial informó que “durante la temporada de huracanes de 2003 se formaron dieciséis tormentas tropicales en el Atlántico, cifra que supera por mucho la media anual de 9,8 registrada entre 1944 y 1996, y que confirma el notable aumento del número de sistemas tropicales que se forman al año desde mediados de la década de 1990”. Este patrón se repitió en el transcurso del año 2004, cuando varios huracanes devastadores barrieron el Caribe y el golfo de México, cobrándose 2.000 vidas y dejando una estela de destrucción a su paso.

      En 2003, Sri Lanka fue azotada por un ciclón que provocó graves inundaciones, a consecuencia de las cuales hubo 250 muertos. En 2004 se formaron sobre el Pacífico occidental una cantidad récord de veintitrés tifones. Diez de ellos atravesaron Japón, donde ocasionaron grandes daños y acabaron con la vida de 170 personas. Las inundaciones causadas por las fuertes lluvias monzónicas afectaron a cerca de 30.000.000 de habitantes del sudeste asiático, en particular de Bangladesh. Millones de personas se quedaron sin vivienda, casi 3.000.000 se vieron obligadas a huir de sus hogares y hubo más de 1.300 muertos.

  • Los desastres naturales: ¿son cada vez peores?
    ¡Despertad! 2005 | 22 de julio
    • ¿Hay nubarrones en el horizonte?

      ¿Debemos considerar estos sucesos un anticipo de lo que nos espera en el futuro? Muchos científicos afirman que los cambios en la atmósfera provocados por el ser humano están alterando el clima del planeta y causando fenómenos climatológicos extremos. De ser así, tales declaraciones no auguran nada bueno para el porvenir. A esta posibilidad hay que sumarle el creciente número de personas que viven en zonas de riesgo, ya sea por elección propia, o porque no les queda otra alternativa.

  • Los desastres naturales y el factor humano
    ¡Despertad! 2005 | 22 de julio
    • Los desastres naturales y el factor humano

      SI UN automóvil recibe buen mantenimiento, probablemente será un medio de transporte seguro, pero si se lo maltrata y se lo descuida, puede resultar peligroso. En cierto sentido ocurre lo mismo con la Tierra.

      Numerosos científicos creen que nuestro planeta se ha vuelto un lugar peligroso debido a los cambios que el ser humano ha provocado en la atmósfera y los océanos. Dichos cambios, a su vez, han propiciado el aumento de la frecuencia y la gravedad de los desastres naturales. Y no parece que la situación vaya a mejorar en el futuro. “Estamos realizando un exhaustivo experimento sin ningún tipo de control con el único planeta del que disponemos”, dice un editorial de la revista Science acerca del cambio climático.

      A fin de entender mejor hasta qué punto las acciones humanas pueden estar incidiendo en la frecuencia y la gravedad de las catástrofes naturales, hemos de analizar un poco más los fenómenos naturales que desencadenan dichas catástrofes. Para empezar, veamos cómo se forman tormentas fuertes como los huracanes.

      Intercambiadores de calor planetarios

      Se ha comparado el sistema climático terrestre a una máquina que transforma y distribuye la energía del Sol. Dado que el trópico recibe la mayor parte del calor solar, la diferencia de temperaturas resultante pone la atmósfera en movimiento.a La rotación diaria del planeta hace que esa masa de aire húmedo en continua circulación forme remolinos, que a veces se transforman en depresiones, o zonas de baja presión atmosférica. Estas, a su vez, pueden convertirse en tormentas.

      Si se detiene a observar la trayectoria habitual de las tormentas tropicales, se dará cuenta de que suelen alejarse del ecuador y desplazarse hacia áreas más frías, tanto al norte como al sur. De este modo, las tormentas actúan como gigantescos intercambiadores de calor que contribuyen a moderar el clima. Ahora bien, cuando la temperatura de la capa superior del océano —la “sala de calderas” de la maquinaria climática— supera los 27 °C [80 °F], las tormentas tropicales adquieren a veces tanta energía que se convierten en ciclones, huracanes o tifones, que en esencia son el mismo fenómeno, pero con diferentes nombres de acuerdo con la región donde se produzcan.

      Basándose en el número de muertes, el peor desastre natural de la historia de Estados Unidos fue el huracán que asoló la ciudad isleña de Galveston (Texas, EE.UU.) el 8 de septiembre de 1900. Las olas causadas por la tormenta se cobraron de 6.000 a 8.000 vidas en la ciudad y 4.000 en los alrededores, y demolieron 3.600 casas. De hecho, no quedó una sola edificación que no sufriera daños.

      Como se mencionó en el artículo anterior, en los últimos años se han formado algunas tormentas muy fuertes. Los científicos están estudiando si este hecho puede deberse al calentamiento global, que tal vez esté suministrando más energía a los sistemas tormentosos. No obstante, el cambio climático quizás sea solo una de las consecuencias del calentamiento del planeta. Es posible que ya se esté experimentando otra potencialmente más peligrosa.

      Subida del nivel del mar y deforestación

      De acuerdo con un editorial de la revista Science, “el nivel del mar subió entre 10 y 20 centímetros durante el siglo pasado, y no parece que vaya a parar”. ¿De qué forma influye el calentamiento global en este fenómeno? Los investigadores apuntan a dos mecanismos posibles. Uno sería mediante el derretimiento de los casquetes polares y los glaciares, con el consiguiente aumento del volumen oceánico. Y el otro, mediante la expansión térmica de los líquidos: cuando los océanos se calientan, aumenta su volumen.

      Es probable que las diminutas islas Tuvalu, en el Pacífico, ya estén sufriendo las consecuencias de la subida del nivel del mar. La revista Smithsonian declara que, según datos obtenidos en el atolón de Funafuti, el nivel del mar aumentó “una media anual de 5,6 milímetros [0,22 pulgadas] en la pasada década”.

      En muchos lugares del mundo, el crecimiento de la población conlleva más urbanización, mayor número de poblados marginales y, por tanto, mayor degradación del medio ambiente. Estos factores pueden incrementar la gravedad de los desastres naturales. Veamos algunos ejemplos.

      El país insular de Haití tiene una alta densidad de población y problemas de deforestación. Una noticia reciente afirmaba que, aunque su situación económica, política y social es precaria, lo que en verdad pone en peligro la existencia del país es la deforestación. Esta amenaza se hizo patente de forma trágica en 2004 cuando las lluvias torrenciales provocaron avalanchas de lodo que se cobraron miles de vidas.

      La edición asiática de Time culpa al “calentamiento global, las represas, la deforestación y la agricultura de tala y quema” del aumento de los desastres naturales que han plagado el sur de Asia. Por otro lado, la deforestación puede agravar la sequía al hacer que el suelo pierda la humedad con mayor rapidez. En los últimos años, a consecuencia de las sequías en Indonesia y Brasil, se han declarado incendios como nunca antes en bosques que por lo general son demasiado húmedos como para arder.

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